Alimentos de julio que refuerzan las defensas y ayudan a depurar el hígado de forma natural

El invierno exige más del cuerpo y una alimentación consciente puede marcar la diferencia. Estas frutas, verduras y condimentos de temporada fortalecen el sistema inmune y cuidan la salud hepática.

Alimentación en invierno.
Foto: archivo

Redacción El País
Cuando el invierno avanza y el frío se intensifica, el cuerpo pide abrigo, descanso y también alimentos que lo sostengan desde adentro. Julio es un mes en el que se suelen disparar los cuadros respiratorios, bajan las defensas y, con ellas, crece el interés por fórmulas naturales que refuercen el sistema inmune.

En paralelo, el hígado —órgano clave para la desintoxicación y el metabolismo— también puede beneficiarse de una alimentación más consciente, pensada para aliviar la carga que implica el exceso de harinas, grasas y azúcares tan frecuentes en los meses más fríos.

Lejos de los suplementos y las soluciones mágicas, la nutrición estacional ofrece una respuesta sencilla y eficaz. Algunas frutas, verduras y condimentos de temporada tienen el potencial de protegernos del desgaste del invierno, aportando vitaminas, antioxidantes y compuestos antiinflamatorios que estimulan las defensas y favorecen las funciones hepáticas.

Cítricos: vitamina C y mucho más

La naranja, el pomelo, la mandarina y el limón no solo están en su mejor momento durante julio, sino que además concentran uno de los nutrientes más valorados para fortalecer el sistema inmune: la vitamina C. Este antioxidante natural no solo ayuda a reducir la duración e intensidad de los resfriados, sino que también estimula la producción de glóbulos blancos y mejora la absorción del hierro vegetal.

Además, los cítricos contienen flavonoides como la hesperidina, que tienen propiedades antiinflamatorias y vasoprotectoras. Incluirlos a diario en jugos, ensaladas o como parte del desayuno es una estrategia simple y efectiva para reforzar las defensas en esta etapa del año.

Naranjas.
Naranjas.
Foto: Archivo El País.

Manzana: aliada digestiva y hepática

Aunque suele pasarse por alto, la manzana es una de las frutas más completas y versátiles del invierno. Rica en pectina —una fibra soluble que mejora la salud intestinal— y en ácido málico —que favorece la producción de bilis—, esta fruta ayuda a aliviar la digestión pesada y a depurar el hígado de manera natural.

Consumida al natural, al horno o en compotas sin azúcar agregada, la manzana tiene además un efecto saciante, lo que puede contribuir a moderar el apetito entre comidas y evitar el exceso de alimentos ultraprocesados.

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Foto: Pixahive.

Ajo y cúrcuma: pequeños grandes protectores

Tanto el ajo como la cúrcuma son reconocidos por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antivirales. En el caso del ajo, su compuesto activo —la alicina— estimula el sistema inmunológico, combate bacterias y virus, y favorece la circulación sanguínea.

La cúrcuma, por su parte, contiene curcumina, una sustancia que contribuye a reducir la inflamación crónica, mejorar la digestión y proteger el hígado frente a los daños del estrés oxidativo. Para potenciar su absorción, se recomienda combinarla con pimienta negra y una pequeña porción de grasa saludable, como aceite de oliva o palta.

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Cúrcuma.
Foto: CCNull.

Brócoli y coliflor: el poder de los compuestos sulfurosos

Los vegetales crucíferos son clave para el bienestar hepático. Contienen glucosinolatos, compuestos azufrados que favorecen la actividad de enzimas encargadas de neutralizar toxinas en el hígado. También aportan fibra, vitamina C y ácido fólico, lo que los convierte en aliados naturales de las defensas.

Al cocinarlos al vapor o salteados suavemente se logra conservar buena parte de sus propiedades sin irritar el sistema digestivo, algo importante en los días de frío intenso.

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Brócoli, uno de los alimentos "prohibidos" para personas con hipotiroidismo.
Foto: Unsplash.

Jengibre: calor interno y sistema inmune activo

El jengibre es una raíz muy valorada por sus efectos termogénicos, es decir, por su capacidad de generar calor interno, ideal para contrarrestar la sensación de frío persistente en julio. Además, contiene gingerol, un potente antiinflamatorio que contribuye a aliviar molestias digestivas, proteger la mucosa estomacal y estimular las defensas naturales del organismo.

Se puede incorporar fresco en infusiones, rallado en preparaciones saladas o incluso mezclado con limón y miel en una bebida reconfortante para los días más fríos.

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Jengibre.
Foto: Pxnio.

Elegir bien, combinar mejor

El sistema inmunológico y el hígado comparten una característica fundamental: ambos se ven profundamente impactados por lo que comemos a diario. Por eso, más allá de sumar alimentos aislados, lo importante es construir una alimentación integral que priorice los productos frescos, minimice los ultraprocesados y respete los ritmos del cuerpo.

Julio puede ser una oportunidad para reconectar con lo simple: elegir alimentos de estación, cocinar en casa, escuchar el cuerpo y entender que la prevención no se reduce a una pastilla, sino que se cultiva en cada elección cotidiana.

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