Redacción El País
Hay días en los que parece que todo sale mal: el tráfico, una mala noticia, un comentario desafortunado. Y, casi sin darnos cuenta, nuestro estado de ánimo se convierte en un reflejo automático de lo que sucede afuera. Precisamente sobre eso habló Víctor Küppers en un video publicado en su cuenta de Instagram, donde comparte mensajes sobre psicología positiva y crecimiento personal.
El conferencista holandés recordó una enseñanza del autor Stephen Covey que, según él, puede cambiar por completo la manera en que vivimos. La mayoría —dice— vivimos en función de las circunstancias. Si las cosas van bien, estamos contentos; si van mal, estamos enojados. Pero "entre un estímulo y nuestra reacción hay un espacio, y en ese espacio está nuestra capacidad de decidir cómo reaccionamos".
El experto explica que la grandeza personal no reside en las circunstancias externas, sino en la capacidad de elegir cómo enfrentarlas. “El estímulo no determina tu reacción. Tú puedes decidir cómo te lo tomas. Ahí está la grandeza”, señala.
El desafío, advierte, es que esa capacidad no surge de la nada, sino que se construye a través de la práctica. ¿Cómo se trabaja eso? "A fuerza de repetición. Son hábitos. Somos hábitos. Y los hábitos se forman con repetición, repetición, repetición", asegura. Vivimos en una cultura que busca soluciones rápidas, pero el verdadero cambio requiere disciplina y constancia.
“La motivación dura lo que dura y sirve para arrancar, pero para llegar hace falta disciplina y fuerza de voluntad. La voluntad es más importante que la motivación”, concluye en el video con más de 900 mil reproducciones.
Guía práctica: cómo decidir en lugar de reaccionar automáticamente
- Pausá antes de responder. Ante cualquier situación que te altere, detenete unos segundos. Respirar profundamente o contar hasta tres puede ayudarte a ampliar ese “espacio” del que habla Küppers, donde está tu capacidad de elección.
- Observá lo que sentís. No te apresures a juzgar tus emociones. Reconocer la rabia, el miedo o la tristeza sin actuar desde ellos te permite tomar distancia y responder con más conciencia.
- Cuestioná tus pensamientos automáticos. No todo lo que piensas es verdad. Preguntate: “¿Esto que estoy pensando me ayuda o me hunde?”. Cambiar la interpretación cambia la reacción.
- Entrená la voluntad con pequeñas acciones. Cumplí pequeños compromisos contigo mismo: levantarte a la hora que dijiste, terminar una tarea pendiente, hacer ejercicio. Cada vez que lo hacés, fortaleces tu disciplina interior.
- Practicá la gratitud y la aceptación. Agradecer lo que tenés, incluso en los días difíciles, te ancla en el presente y reduce la tendencia a reaccionar desde la queja o la frustración.
- Sé paciente contigo mismo. Cambiar reacciones automáticas lleva tiempo. La clave no está en hacerlo perfecto, sino en repetir, repetir y repetir.