Yoga infantil: estrategias para bajar la ansiedad y calmar el estrés de los niños en casa

Bastan cinco minutos al día para instaurar un momento de quietud, sin pantallas ni interrupciones, que promueva la calma y fortalezca el vínculo entre padres e hijos.

Yoga, meditación
Niña medita con su mamá.
Foto: Freepik.

Redacción El País
En un mundo donde la infancia también está envuelta por la prisa y el exceso de estímulos, muchos niños viven con el motor encendido todo el día: tareas, pantallas, actividades, notificaciones, agendas que no dejan lugar al descanso. El resultado se nota pronto: les cuesta dormir, concentrarse, o simplemente bajar el ritmo.

Frente a esa sobrecarga, el yoga infantil y los juegos de respiración, además de ser divertidos, se han convertido en herramientas eficaces para aliviar la ansiedad y mejorar la concentración. Ayudan a que los niños recuperen la calma y se sientan más presentes, incluso en días muy agitados, explica Roberto San Antonio-Abad, presidente de Cofenat, la Asociación Nacional de Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales.

A diferencia del yoga adulto, el infantil transforma las posturas en un juego. Los pequeños se convierten en árboles que se balancean, en perros estirados o en valientes guerreros. En esa dinámica lúdica, sin competencia ni exigencias, logran conectar cuerpo y mente, moverse con atención y, sin darse cuenta, relajarse.

Lo mismo ocurre con los ejercicios de respiración. El conocido “juego del globo”, por ejemplo, invita a inspirar inflando la panza y a exhalar lentamente como si el aire escapara de un balón. Ese simple gesto reduce la tensión muscular, regula el ritmo cardíaco y alivia el estrés, incluso en adolescentes.

Yoga, estiramiento
Clase de yoga.
Foto: Freepik.

La clave, según los expertos, es la constancia. Bastan cinco minutos al día para instaurar un momento de quietud —sin pantallas ni interrupciones— que promueva la calma y fortalezca el vínculo entre padres e hijos.

Introducir una rutina de relajación en el día a día puede parecer complicado, pero hay momentos estratégicos que lo facilitan. Antes de comenzar las clases, unos minutos de respiración consciente pueden transformar el ánimo del grupo.

La noche también es ideal para practicar. Un ejercicio suave antes de dormir ayuda a liberar tensiones y preparar al cuerpo para el descanso. Lo mismo ocurre en los momentos de transición: camino al colegio, en el auto o al llegar a casa. Con música relajante y movimientos pausados, cualquier instante puede volverse un refugio de serenidad.

Yoga, meditación
Niños meditan junto a su mamá.
Foto: Freepik.

El yoga infantil se integra fácilmente en juegos cotidianos. “Simón dice” puede incluir posturas como la montaña o el perro boca abajo; la clásica silla musical se transforma en una oportunidad para adoptar posiciones de equilibrio cuando se detiene la música. Incluso los cuentos se vuelven más vivos cuando los niños imitan los movimientos de los animales o los gestos de los personajes.

A través del juego, aprenden sin darse cuenta a concentrarse y a observar con atención. Actividades tan simples como escuchar un sonido en silencio o saborear lentamente una fruta se convierten en pequeños ejercicios de mindfulness.

Además de favorecer la calma mental, el yoga fortalece la coordinación, la flexibilidad y la fuerza. Pero su mayor aporte es emocional: ayuda a los niños a reconocer lo que sienten, a aceptar sus emociones y a gestionar el estrés sin frustrarse. El yoga y la respiración consciente no solo los calman en el presente, sino que siembran en ellos una herramienta valiosa para toda la vida.

En base a El Tiempo/GDA

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