¿Te cuesta recordar los nombres de las personas? Por qué el cerebro olvida y técnicas para mejorar la memoria

Los nombres propios se comportan de manera especial dentro de la memoria: no siguen las mismas reglas que el resto de las palabras, según un psicólogo.

Mujer pensando
Mujer intenta recordar algo.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Te presentan a alguien, conversan unos minutos y, de pronto, la mente se queda en blanco. El nombre se esfumó. Esa situación, tan común como incómoda, no tiene que ver con una mala memoria, sino con la forma en que el cerebro almacena y recupera cierta información.

Los nombres propios se comportan de manera especial dentro de la memoria: no siguen las mismas reglas que el resto de las palabras, por lo que son más propensos al olvido. En un artículo, el psicólogo estadounidense David Ludden explicó por qué recordarlos puede ser tan complicado.

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Representación del cerebro humano.
Foto: Freepik.

Cuatro razones por las que los nombres se nos escapan

  1. Carecen de significado concreto. Cuando escuchamos una palabra como “árbol” o “manzana”, nuestra mente evoca imágenes, colores o incluso olores. En cambio, un nombre como “Lucas” o “María” no ofrece pistas sobre quién es la persona detrás de él. Esa falta de asociación lógica dificulta su almacenamiento y recuperación.
  2. No tienen reemplazo posible. Si olvidamos una palabra común, siempre hay alternativas para salir del paso: “auto” por “coche”, “feliz” por “contento”. Pero un nombre no tiene sinónimos. Si no lo recordamos, no hay atajo posible, lo que además incrementa la incomodidad social del momento.
  3. Son combinaciones largas y complejas. En muchos contextos usamos más de un nombre y apellido, y recordar cada uno con precisión exige un esfuerzo adicional. Saber que alguien se llama “Tom” no basta si lo que necesitamos es identificarlo como “Tom Hanks”.
  4. Son palabras de baja frecuencia. Aunque los usamos en conversaciones, los nombres propios no aparecen con la misma frecuencia que otras palabras del lenguaje cotidiano. Desde la psicología cognitiva se los considera términos de “baja frecuencia”, lo que significa que el cerebro no los practica tanto y, por lo tanto, los retiene peor.

Lenguaje, niños
Niña aprende letras y palabras.
Foto: Freepik.

Olvidar un nombre suele generar culpa o vergüenza, pero en realidad se trata de un proceso natural. Los nombres no desaparecen del todo: simplemente quedan almacenados a la espera de un estímulo que los reactive. Existen, además, estrategias simples que ayudan a fortalecer esa conexión:

  • Crear una imagen mental: asociar el nombre con un elemento visual o con algo significativo, como un personaje conocido.
  • Vincularlo con el contexto: recordar dónde se conoció a la persona o a qué se dedica.
  • Repetirlo en la conversación: usarlo varias veces ayuda a fijarlo (“Encantado, Ana. ¿Vivís por acá?”).
  • Visualizarlo escrito: imaginar el nombre sobre el rostro de la persona o como si apareciera en una tarjeta.
  • Relacionarlo con alguien más: pensar en otra persona con el mismo nombre puede servir de “ancla” para recuperarlo más tarde.

En base a La Nación/GDA

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