Minimalismo emocional, la clave para soltar pensamientos y vínculos que drenan tu energía

En un mundo hiperconectado y sobreestimulado, especialistas proponen el minimalismo emocional como camino para reducir el ruido interno, aliviar la ansiedad, mejorar la concentración y priorizar lo que realmente importa.

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Preocupado, nervioso
Hombre nervioso con dificultad para concentrarse.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Vivimos hiperconectados y sobrecargados de estímulos: notificaciones constantes, exigencias laborales y sociales, comparaciones permanentes y presión por estar disponibles para todos generan un “ruido emocional” que drena energía y bienestar.

Este desgaste se refleja en agotamiento, desánimo, irritabilidad, dificultad para concentrarse, insomnio y, en algunos casos, molestias físicas como dolores de cabeza o tensión muscular.

El minimalismo emocional surge como una alternativa para reducir ese ruido interno y recuperar el equilibrio. Según Maritza Somocurcio, docente de psicología de la Universidad Científica del Sur, se trata de identificar y liberar las cargas emocionales que afectan las relaciones familiares, de pareja o laborales, enfocándose en lo que realmente aporta a la vida.

Olvidarse
Mujer nerviosa porque se olvidó de algo.
Foto: Freepik.

La psicóloga Aída Arakaki, de Clínica Internacional, agrega que al disminuir la sobrecarga emocional mejoran la concentración, el sueño y los niveles de ansiedad, fortaleciendo la salud mental.

Este enfoque no implica reprimir emociones ni ignorarlas, sino gestionarlas de manera consciente. Claudia Cortez, directora de la carrera de psicología de la Universidad San Ignacio de Loyola, explica que consiste en enfrentar los miedos, reflexionar sobre los pensamientos y soltar lo que no nutre. A diferencia de la represión, el minimalismo emocional promueve la aceptación sin juicio y la autorregulación.

Entre los pilares del minimalismo emocional se destacan la intencionalidad y conciencia, la simplificación de cargas, la autenticidad, la autoaceptación y el desapego de creencias o pensamientos limitantes. Identificar qué emociones aportan y cuáles drenan energía permite actuar con claridad y priorizar lo que realmente importa.

La práctica incluye también establecer límites saludables, tanto internos como con los demás, y desconectarse de estímulos digitales que generan estrés y comparaciones constantes. Nombrar emociones, permitir sentirse y decidir si requieren acción o deben dejarse ir ayuda a liberar cargas, fomentando la autocompasión y el autocuidado.

El minimalismo emocional no solo mejora el bienestar interno, sino que también repercute en las relaciones interpersonales. Las personas que lo aplican desarrollan mayor claridad mental, enfocan sus pensamientos en lo positivo, reducen el estrés y fortalecen vínculos. Mantener esta claridad requiere hábitos diarios como la respiración consciente, la escritura de emociones, pausas digitales y rutinas de calma.

En un contexto de hiperconexión y exigencia constante, el minimalismo emocional se presenta como una herramienta para simplificar la vida interna, priorizar lo esencial y construir un equilibrio duradero entre pensamientos, emociones y relaciones.

En base a El Comercio/GDA

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