Las ventajas y beneficios de estar a oscuras: por qué no siempre hay que tener todas las luces prendidas

Desde desequilibrios en distintos ecosistemas hasta alteraciones en nuestro ciclo de sueño, algunas de los efectos negativos de la contaminación lumínica.

Cielo estrellado. Foto: Pexels

El mundo está demasiado iluminado. En 2016, un estudio llegó a la conclusión que una gran mayoría de los seres humanos no tenía idea de lo que era un cielo sin luz artificial. Un contundente 83% de la población del mundo no tenía acceso a un cielo sin contaminación lumínica. Esto puede parecer una pavada y para mucha gente lo será. Pero quien nunca ha visto un cielo iluminado únicamente por estrellas se ha perdido una experiencia cuasi trascendental (se calcula que un tercio de la población mundial no puede ver la Vía Láctea actualmente). Tal es el impacto de una visión así. Además, la tendencia no ha hecho sino profundizarse.

Vía Láctea
La Vía Láctea, algo que muchos ya no pueden ver.
Foto: Pexels.

El zoólogo sueco Johan Eklöf, en sus años de estudiante avanzado, hacía censos de la población de murciélagos en el sur de su país. Iba especialmente a las iglesias, porque en los campanarios se encontraban importantes colonias de murciélagos. Un día, al alguien se le prendió literalmente la lamparita (aunque no fue una genialidad) y decidió que iluminar esos campanarios con potentes focos. Eklöf se preguntó cómo afectaría eso a los murciélagos, y la respuesta la encontró varios años después: la mitad de la población de los murciélagos se habían ido de la zona.

La contaminación lumínica afecta a todas las especies animales, que no entienden el "encanto" de la iluminación artificial y cuyas vidas se rigen por el ciclo circadiano. Si este es alterado por las cada vez más ubicuas luces artificiales, las consecuencias pueden ser perniciosas para el desarrollo natural y la consiguiente pérdida de equilibrio en distintos ecosistemas. Y no es solo un problema animal. Hace unos años, en Las Vegas diseñaron un foco tan potente que podía ser visto de Los Angeles, a casi 500 kilómetros. ¿El resultado? Una invasión de langostas y saltamontes, atraídos por ese foco y por otras fuentes de luz artificial de la ciudad, la de mayor contaminación lumínica del mundo.

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Las langostas y los saltamontes se apoderaron de Las Vegas en 2019
Foto: The New York Times.

Fueron casi 50 millones de dichos bichos que se instalaron en Las Vegas, entre turistas y locales durante varios días. Las autoridades en ese momento explicaron que no significaban peligro alguno, pero convengamos pasear por las calles de la ciudad y andar esquivándolos no debe ser muy agradable.

Más allá de esas molestias, no es menos cierto que tanta luz puede afectar nuestro sueño también. Se sabe que la exposición a la luz suprime la producción de melatoninaen el cuerpo (de ahí que muchos la tomen como complemento para poder conciliar el sueño), y que no dormir bien tiene una larga serie de efectos negativos sobre nuestra salud. Por eso, hay que apagar más luces y dejar que sea la naturaleza la que vuelva a encargarse de regular el ciclo circadiano.

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