Redacción El País
Mediante el análisis de miles de estudios científicos con modelos de inteligencia artificial, se identificó un patrón recurrente en personas con capacidades cognitivas más limitadas: evitar los desafíos y resistirse al aprendizaje continuo. Investigaciones clave, como las de Dunning y Kruger (1999) sobre la sobreestimación de habilidades, y los trabajos de Carol Dweck (2006) acerca de la mentalidad de crecimiento, respaldan esta conclusión.
Rechazar los desafíos: un freno al desarrollo intelectual
Las personas que evitan situaciones que demandan esfuerzo mental suelen estancarse en su crecimiento cognitivo. Según Carol Dweck, autora de Mindset: The New Psychology of Success, quienes tienen una "mentalidad fija" creen que la inteligencia es innata e inmutable, lo que las lleva a huir de retos por miedo al fracaso. En cambio, aquellas con una "mentalidad de crecimiento" ven los desafíos como oportunidades para evolucionar. Esta diferencia de actitud puede marcar una brecha significativa en el potencial intelectual.
2. Descartar nuevos aprendizajes por creerse más inteligente
Otro factor relacionado es el efecto Dunning-Kruger, un sesgo cognitivo que lleva a las personas con menos habilidades a sobrevalorar sus capacidades. Los psicólogos David Dunning y Justin Kruger demostraron en 1999 que quienes tienen bajo rendimiento en áreas como lógica o gramática tienden a considerarse por encima del promedio. Esta autopercepción distorsionada impide reconocer las propias limitaciones y, en consecuencia, mejora.
Otros hábitos que perjudican la inteligencia
Además de evitar el aprendizaje y sobrestimar las habilidades, otros comportamientos asociados a un menor desarrollo cognitivo incluyen:
- Multitarea excesiva: Reduce la concentración y perjudica la memoria a corto plazo.
- Falta de curiosidad: No explorar nuevos conocimientos limita la expansión intelectual.
- Procrastinación constante: Postergar tareas importantes refleja problemas en la gestión del tiempo.
- Alto consumo de azúcar: Una dieta desequilibrada puede afectar la memoria y el aprendizaje.
En definitiva, la inteligencia no es solo una cuestión de capacidad innata, sino también de hábitos y actitudes frente al conocimiento. Aprender a aprender podría ser la clave para potenciarla.