Cómo evitar los atracones según la psicología y consejos para mejorar nuestro vínculo con la comida

Con acompañamiento adecuado y estrategias claras, es posible dejar atrás la compulsión y reconectar con la alimentación desde un lugar más sano y consciente.

Mujer, comida, atracón
Mujer come bizcochos y pasteles en exceso.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Mucha gente come en exceso de vez en cuando, pero tener frecuentemente la sensación de que comer está fuera de control e ingerir una cantidad grande de alimentos de forma reiterada pueden ser síntomas de un trastorno alimentario compulsivo.

La psicología entiende este comportamiento —los llamados atracones— como una señal de que algo más profundo necesita atención. No se trata solo de comer en exceso. El verdadero problema es la sensación de urgencia, pérdida de control y culpa que acompaña a estos episodios.

Los psicólogos coinciden en que los atracones suelen aparecer cuando una persona intenta regular emociones intensas a través de la comida. Estrés, cansancio extremo, tristeza, enojo o la sensación de estar al límite actúan como disparadores. A esto se suman años de dietas restrictivas, prohibiciones y mandatos sobre “comer perfecto”, que terminan alimentando la compulsión.

Mujer rodeada de comida dulce
Mujer rodeada de comida dulce.
Foto: Freepik.

Desde la psicología se remarca que los atracones no son un signo de falta de voluntad. Son un mecanismo aprendido para aliviar tensiones que el cuerpo interpreta como urgentes. Los especialistas recomiendan prestar atención si aparecen patrones como estos:

  • Comer de forma rápida y sin registrar el sabor.
  • Sentir que la ingesta se vuelve automática, difícil de frenar.
  • Ocultar o minimizar lo ocurrido por vergüenza.
  • Vivir un ciclo de culpa, restricción y nuevo atracón.

Cuando estos episodios se repiten con frecuencia o generan malestar emocional, es un buen momento para buscar acompañamiento profesional.

Recomendaciones para evitar los atracones

  1. Regular las emociones antes de que exploten. Aprender a nombrar las emociones y gestionarlas reduce la necesidad de acudir a la comida como vía de escape. Técnicas breves de respiración, pequeñas pausas y ejercicios de mindfulness ayudan a bajar la intensidad del momento.
  2. Revisar creencias rígidas sobre la alimentación. Muchos atracones nacen del mandato de “comer perfecto”, donde cualquier desliz se vive como un fracaso. Trabajar la flexibilidad alimentaria libera presión y reduce la ansiedad que sostiene el ciclo.
  3. Evitar las dietas restrictivas. Las restricciones severas suelen aumentar el deseo por los alimentos prohibidos. Una alimentación variada, sin extremos, es más estable y menos propensa a desencadenar episodios compulsivos.
  4. Establecer rutinas simples. Comidas regulares, snacks previstos y buena hidratación disminuyen la posibilidad de llegar a un hambre extrema, uno de los detonantes más comunes de los atracones.
  5. Fomentar la autocompasión. El ciclo de culpa alimenta más atracones. Un trato interno más amable permite cortar la espiral de “me equivoqué, ahora arranco de cero” y favorece cambios sostenidos.
Comer rápido
Hombre comiendo rápido.
Foto: Freepik.

Cómo mejorar nuestra relación con la comida

La psicología propone un enfoque que combina conciencia, flexibilidad y conexión con las señales del cuerpo:

  • Prestar atención al hambre real y a la saciedad sin juzgar.
  • Comer sin distracciones para registrar el sabor y el placer.
  • Permitir todos los alimentos, entendiendo que ningún producto aislado define la salud.
  • Aceptar que hay días con más ansiedad o cansancio y que eso no define a la persona.
  • Buscar apoyo cuando la relación con la comida se vuelve fuente de sufrimiento.

Evitar los atracones no implica control absoluto. Se trata de construir un vínculo más amable, estable y humano con la comida. Con acompañamiento adecuado y estrategias claras, es posible dejar atrás la compulsión y reconectar con la alimentación desde un lugar más sano y consciente.

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