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Amistades venenosas: cuando los vínculos entre amigos están contaminados por lo tóxico

¿Cómo identificar los comportamientos de quienes llevan toxicidad a la amistad y cómo salir de esas relaciones?

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amigas tóxicas
Es importantes poner límites a los vínculos tóxicos.
Foto: Canva.

Hay una escena en el film Trainspotting (1996) que puede servir para ilustrar las amistades tóxicas. El protagonista Renton -interpretado por Ewan McGregor- relata una situación que involucra a dos de sus amigos. Uno de ellos, Tommy (Kevin McKidd) es el “sincero” de la barra: tarde o temprano, revelará lo que sabe y mandará al frente a alguien. El otro, Begbie (Robert McCarlyle) es ese amigo que, como dice Renton, uno banca en una actitud entre un rechazo que nunca se exterioriza y la resignación.

Begbie es violento, insolente, mentiroso, soberbio y manipulador. “¿Qué se puede hacer cuando uno tiene un amigo así?”, se pregunta Renton y se responde: “Quedarse al lado y desear no verse involucrado”, en referencia a que Begbie estaba constantemente arrastrando a los demás a situaciones no solo incómodas, sino riesgosas.

En 1996 no se había puesto de moda el concepto de “tóxico” para referirse a un amigo o amiga que -de alguna manera u otra- siempre terminan pudriendo el ambiente en el grupo.

La licenciada en Psicología Irene Arias explica que si bien el término se ha popularizado considerablemente -en particular gracias al éxito editorial de Gente tóxica, del psicólogo argentino Bernardo Stamateas-, no se trata de una calificación científica. “’Tóxico’ no pertenece a la Psicología de forma conceptual”, dice Arias y agrega que tal y cual la mayoría entiende e interpreta esa palabra, eso no configura un trastorno mental.

“En sí mismas, las personas no son tóxicas o no-tóxicas”, acota Arias, y resalta que en lo que hay que concentrarse es en los vínculos, no en los individuos. Eso “para alejarnos del estigma de las etiquetas”, porque como continúa “Todo lo que queda de una etiqueta tipo ‘Esta es una tóxica’, genera identidad. En psicología decimos que todo lo que se va volviendo rígido tiende a patologizarse. En cambio, todo lo que está en movimiento y es voluble de ser impactado por el ambiente, tiende a ser saludable. Porque en la vida vamos cambiando y adaptándonos, tomando diferentes posturas, nos cruzamos con diferentes personas”.

Hecha la aclaración, Arias coincide en que hay vínculos que son “nefastos”. “Frente a eso, me parece importante estar atentos a cómo nos sentimos en los vínculos que construimos”. No es fácil, añade. En un contexto social en donde la inmediatez prima, y todo es “de hoy para hoy”, puede ser complicado estar en sintonía con uno mismo, y aún más difícil ir percatándose de los ruidos que pueden surgir en las relaciones.

La también psicóloga Laura Reina, por su lado, también señala que se trata de un término coloquial, y también en el carácter vincular del fenómeno: “Lo podemos entender como algo del vínculo que hace daño. Pero, a su vez, hace referencia a cierto tipo de vínculo con cierta dependencia o dificultad para cortarlo, por lo que se sostiene en el tiempo”. O sea, más o menos lo mismo que sentía Renton respecto a Begbie: aunque no estaba a gusto con los dichos y hechos de su “amigo”, lo bancaba.

Tolerar a ese tipo de amistades por tener una historia en común, por ejemplo, es algo que se entiende. Pero cabe preguntarse cómo hacer para no caer en vínculos de esa índole cuando uno conoce a un grupo nuevo y va integrándose al mismo. ¿Cómo identificar a aquel que puede llevar la relación hacia un lugar nada grato?

Reina dice que, en lo posible, hay que estar atentos a ciertos comportamientos: “La crítica de forma continua como ataque personal, más o menos soslayada. La desvalorización; la comparación. La manipulación para conseguir algún beneficio. Dar vueltas las cosas a la hora de un conflicto y culpabilizar al otro u otra”. Arias agrega algunas características más: “Personas que no escuchan las necesidades de los demás y priorizan las suyas, que no empatizan, que no miden las formas o los contenidos de lo que dicen y que intentan ‘ganar’ las discusiones. Porque una de las bases de la toxicidad es el poder”.

Pero Reina advierte que uno puede confundirse por la ubicuidad del término “tóxico” y así perder de vista que se puede estar ante algo más serio: “A veces escucho descripciones de relaciones que dicen ser tóxicas, y lo que están describiendo es una verdadera situación de violencia. Hay que tener cuidado con ciertos términos porque pueden quedar solapadas problemáticas bien complejas, bajo el rótulo de un término más trivial”.

¿Cómo se sale de una amistad así? No vamos a espoilear cómo lo logró Renton, pero tanto Arias como Reina son claras e inequívocas. El primer paso es darse cuenta de la toxicidad, el segundo es ponerla en palabras, tanto en público como en privado. Y también buscar apoyo en amigos. “Hablar con alguien de confianza, buscar a la persona o personas con las que podríamos compartir esto”, concluye Reina.

¿Por qué seguimos en esos vínculos?

Mucha gente puede llegar a sentir, una vez que cortó con esa amistad tan problemática, que pasó demasiado tiempo sin reaccionar. Irene Arias: “La codependencia. Tiene que ver con cómo necesitamos ciertos referentes para poder sostener mi yo. Eso termina siendo un terreno muy fértil para ese tipo de vínculos, y está relacionado con los apegos, en particualr entre el nacimiento y los tres años”. No solo la ciencia se está ocupando del concepto. La literatura también. A fines del año pasado, la escritora y emprendedora Cecilia Curbelo publicó Amiga tóxica, que es uno de sus mayores éxitos hasta el momento. “La historia nace de los vínculos tóxicos que he tenido a lo largo de mi vida”, cuenta la autora. “Realmente te cambian la manera de comportarte, y empezás a cuestionarte hasta tus propios valores”, continúa. El libro -que narra las vivencias y peripecias de una amistad tóxica adolescente entre dos amigas- fue tan exitoso que Curbelo está preparando otro libro, que se titulará Familia tóxica, para publicar este año. “Amiga tóxica, y también el nuevo, fueron libros muy duros de escribir”, relata Curbelo sobre indagar en esos vínculos dañinos.

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