Los gatos y los perros se parecen cada vez más por la influencia de los seres humanos

Eran uno de los más arraigados estereotipos sobre lo opuesto, pero la tendencia es convertirlos en algo semejante a un sinónimo.

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Foto: Unsplash.

Los perros y gatos son cada vez más similares, y este fenómeno tiene su origen en la influencia humana. Así lo señala una investigación publicada en la revista Frontiers in Veterinary Science, que analizó cómo el comportamiento y la apariencia de estas mascotas han sido moldeados por preferencias estéticas y funcionales de dueños y criadores en las últimas décadas.

Según Grace Carroll, profesora de comportamiento y bienestar animal en la Escuela de Psicología de la Queen’s University Belfast y autora principal del estudio, existe una convergencia física y conductual entre perros y gatos, especialmente en razas desarrolladas recientemente.

El estudio indica que la búsqueda de mascotas con rasgos "adorables", fáciles de cuidar y con características infantiles —como ojos grandes, hocico achatado y comportamiento afectuoso— ha impulsado la cría de animales que se adapten mejor a estilos de vida urbanos. Carroll afirma que, al buscar mascotas que "parezcan bebés", los humanos promueven cambios que van más allá de la estética e incluso afectan la salud de las mascotas.

Razas con problemas de salud

Entre los ejemplos mencionados están el bulldog francés y el gato persa, que comparten:

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Bulldog francés y gato persa.
Fotos: Commons.

  • Hocico achatado (braquicefalia),
  • Cuerpo compacto,
  • Temperamento tranquilo.

Aunque estos rasgos son populares, suelen asociarse con problemas respiratorios, dolor crónico y dificultad para moverse.

Infantilización en redes sociales

Otro hallazgo clave es la creciente infantilización de las mascotas, reforzada por su exposición en redes sociales. La popularidad de perfiles con rasgos "humanizados" fomenta la idea de que deben ser siempre dóciles y estéticamente perfectos. Carroll advierte que es necesario cuestionar si estos cambios realmente benefician a los animales o solo cumplen expectativas humanas.

A pesar de las similitudes, perros y gatos aún difieren en comportamiento, comunicación y necesidades físicas. Para los investigadores, la principal preocupación es el bienestar animal, ante una domesticación que prioriza la apariencia sobre su salud y naturaleza.

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