A sus 77 años, la psicóloga clínica Noelle Nelson logra mantenerse en excelente forma física, sin recurrir a un gimnasio. Su rutina de ejercicios está diseñada para mejorar su movilidad, fortalecer su cuerpo y mantener su mente activa, todo desde la comodidad de su hogar. La clave de su enfoque no es la intensidad, sino disfrutar cada actividad que realiza.
La jornada de Nelson comienza temprano, a las 5:45 a.m., con una sesión de 30 minutos que combina estiramientos, yoga, pilates y pesas ligeras. Esta práctica tiene como objetivo mejorar la flexibilidad y la movilidad. “Estirar me prepara para todo lo que sigue”, aseguró la psicóloga.
Posteriormente, dedica otros 30 minutos a ejercicios con bandas elásticas y movimientos de fisioterapia. Estos últimos surgieron a raíz de una lesión de rodilla que sufrió en 2024. “No se trata de ser perfecta, sino de adaptarse”, comentó Nelson, quien usa una rodillera durante sus rutinas.

Ha integrado el baile como un componente esencial de su rutina diaria. A lo largo de la semana, dedica 20 minutos a la barra de ballet, una actividad que le ayuda a mantener su equilibrio. Además, realiza ejercicios de alto impacto, como subir a una tarima, para elevar su frecuencia cardíaca. La parte central de su entrenamiento es el baile de salón, que practica cuatro veces por semana con un instructor.
El baile no solo le ha brindado energía, sino que también le ha permitido tener una vida social activa. Nelson participa en seis torneos de baile anuales en Estados Unidos y uno internacional. En 2025 viajará a Praga y ya ha visitado otros destinos como Japón, España y Australia. En su opinión, los concursos de baile son espacios “sociales, amigables y de apoyo”.

De la rigidez al disfrute: su camino hasta esta rutina
A lo largo de su vida, Nelson experimentó diferentes disciplinas. Comenzó con ballet en su infancia, pero debido a la exigencia del deporte, abandonó la actividad. A sus 20 años volvió a retomar el ballet y a sus 30 se dedicó al jazz. A los 40, descubrió el patinaje artístico sobre hielo, deporte que practicó hasta los 54 años.
Luego probó el square dance, hasta que a los 65 años regresó al ballet. Sin embargo, fue el baile de salón lo que verdaderamente la cautivó a los 70 años. “Desde mi primera clase, quedé fascinada”, compartió.
A pesar de las múltiples disciplinas que ha practicado, no es fanática de los gimnasios. Prefiere las rutinas en casa ya que le permiten entrenar de manera tranquila, sin la distracción de la multitud o el ruido. Su rutina le ofrece la flexibilidad para compaginarla con su trabajo.
Además, en su libro 'The Longevity Secret', analiza cómo las emociones y actitudes influyen en la salud a medida que se envejece. Para quienes buscan una rutina similar, tiene un consejo: "Buscá algo que disfrutes o no lo vas a sostener". Según ella, el secreto no radica en la exigencia física, sino en la diversión que proporciona la actividad.
La Nación/GDA