Estrés financiero: cómo afecta tus emociones y cómo empezar a mejorar tu relación con el dinero

Comprar una casa, ahorrar, viajar o disfrutar de lujos cotidianos parece ser la norma en redes sociales. Sin embargo, para muchos jóvenes adultos, la realidad está marcada por ingresos inestables, deudas crecientes y dificultades para cubrir gastos básicos. Este contraste genera un tipo de malestar persistente: el estrés financiero.

La psicóloga Madeli Santos advierte que la presión por alcanzar un estilo de vida idealizado se ha amplificado con las redes sociales. “Muestran una versión editada de la realidad y, a menudo idealizada, donde el éxito se asocia al lujo y al consumo. Todo se presenta como alcanzable, pero bajo un estándar poco realista, lo que puede generar comparaciones constantes y una sensación de no estar a la altura, de estar ‘atrasados'”, explicó.

Según la psicóloga Yajaira Baldoceda, el estrés financiero es el malestar que sentimos cuando nuestros recursos económicos no cubren nuestras necesidades o expectativas. Puede derivar de deudas, ingresos irregulares o desempleo, y se manifiesta como la sensación de que el dinero no alcanza, aun cuando se trabaja constantemente.

Foto: Freepik.

A veces, este malestar no se reconoce como tal. La neuropsicóloga Patricia Cortijo señala que, debido a estigmas sociales, hablar de dificultades económicas sigue siendo un tabú, lo que impide enfrentar el problema y buscar soluciones.

El estrés financiero se expresa en tres niveles:

1. Emocional:
Ansiedad, tristeza o miedo
Irritabilidad y falta de motivación
Preocupación constante

2. Físico:
Dolores de cabeza
Tensión muscular
Insomnio
Cansancio persistente

3. Conductual:
Evitar revisar cuentas o deudas
Aislamiento social
Gastos impulsivos o, por el contrario, negligencia en cubrir necesidades básicas
Discutir por dinero en el hogar
Tomar decisiones económicas sin análisis

Este tipo de estrés puede deteriorar la salud mental y extenderse al entorno familiar, laboral y físico. Su efecto acumulativo genera conductas nocivas, como el endeudamiento excesivo o el abuso de sustancias.

La relación con el dinero se forma desde la niñez. Baldoceda y Cortijo coinciden en que las creencias familiares —como considerar que “el dinero es sucio” o presenciar conflictos económicos frecuentes— influyen en la forma en que las personas manejan sus finanzas en la adultez.

Educar financieramente desde etapas tempranas permite construir hábitos saludables, prevenir decisiones impulsivas y reducir el estrés financiero a lo largo de la vida.

Según Andrés Uribe, estos son los errores más frecuentes que pasan desapercibidos:
- No elaborar un presupuesto.
-Gastar más de lo que se gana.
-Ignorar deudas pequeñas.
-No planificar para emergencias.
-No llevar un registro de gastos.
-Emprender sin orientación financiera.

Desde lo financiero:

Javier Rivas, de EAE Business School, propone:
- Elaborar un presupuesto mensual y un fondo de emergencia.
- Evitar deudas innecesarias.
- Ahorrar al menos el 10 % del ingreso mensual.
- Aprovechar recursos gratuitos para educación financiera.
- Revisar y reducir los gastos innecesarios.
- Usar la tecnología para hacer seguimiento de los gastos.
- Evitar compras impulsivas.

Desde lo emocional y psicológico:

Madeli Santos y Yajaira Baldoceda recomiendan:

- Redefinir el concepto de éxito más allá de lo económico.
- Practicar técnicas de respiración y meditación.
- Celebrar logros financieros, aunque sean pequeños.
- Posponer decisiones de compra para evitar impulsividad.
- Hablar del tema con personas de confianza o buscar ayuda profesional.
- Identificar creencias limitantes sobre el dinero.

El Comercio (Perú) / GDA