Redacción El País
Entrenar en pareja puede ser una de las formas más efectivas de optimizar el ejercicio físico. Además de los evidentes beneficios físicos, este enfoque añade una capa emocional que potencia tanto el rendimiento como la adherencia al programa de entrenamiento.

Según expertos en la materia, entrenar en pareja no solo mejora la técnica y la postura, sino que también expande los límites personales y fomenta una mayor flexibilidad y fuerza.

Entrenar en pareja ofrece una ventaja significativa en cuanto al control de la técnica. Contar con alguien que pueda observar y corregir posibles errores, según Margarita Alonso, fisioterapeuta y directora de la clínica Emendare Fisioterapia, disminuye el riesgo de lesiones y asegura una postura adecuada durante el ejercicio.

Realizar ejercicio en compañía también permite a los individuos conocer mejor sus propios límites y, al mismo tiempo, superarlos. Trabajar con alguien más facilita la ejecución de técnicas o posturas que podrían generar inseguridad si se hacen en solitario, incrementando así la precisión y efectividad del entrenamiento.

Otro de los aspectos más destacados de este tipo de entrenamiento es la posibilidad de salir de la zona de confort. Mientras que entrenar solo puede llevar a la repetición de los mismos ejercicios, la dinámica de pareja introduce variedad y permite complementar rutinas de fuerza y flexibilidad de manera más integral.

La motivación es clave para mantener una rutina de ejercicio, y entrenar en pareja puede ser la chispa que necesita para no caer en la procrastinación. Según estudios mencionados por Alonso, el ejercicio en pareja genera una mayor liberación de endorfinas, haciendo que la actividad sea más placentera y menos monótona.

Entrenar en pareja no solo fortalece el cuerpo, sino también el vínculo emocional entre ambos. Sin embargo, es crucial establecer algunas pautas para evitar que la pereza o las excusas minen la motivación.

Noelia Belando y Ángel Ballester, especialistas en Ciencias de la Actividad Física, sugieren que se escojan momentos realistas para entrenar, preparando el entorno y comprometiéndose mutuamente para garantizar la continuidad y efectividad del programa de entrenamiento. Además, destacan la importancia de contar con la guía de un entrenador personal para ajustar la intensidad, frecuencia y tipo de ejercicios a los objetivos específicos de cada pareja.

En resumen, el entrenamiento en pareja no solo potencia los resultados físicos, sino que también enriquece la experiencia a nivel emocional, haciendo del ejercicio un momento compartido que fortalece tanto el cuerpo como la relación.