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Elbaum & Judy: Los secretos de un romance repleto de magia

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Alberto Elbaum y Judy Del Bosque. Foto: Darwin Borrelli

NOTA DE TAPA

"Nunca hubo una escena de celos entre nosotros", sostienen Alberto Elbaum y Judy Del Bosque sobre sus 13 años de relación.

Alberto Elbaum y Judy Del Bosque. Foto: Darwin Borrelli
Alberto Elbaum y Judy Del Bosque. Foto: Darwin Borrelli

La relación entre Judy del Bosque y Alberto Elbaum no tuvo un comienzo muy auspicioso. El médico cirujano plástico y la única maga uruguaya se conocieron a través de la madre de ella, quien era paciente y amiga de él. “¿Cuando me traes a la nena?”, embromaba el especialista cada vez que se cruzaba con quien sería luego su suegra.

Y un día, “la nena” fue al consultorio a acompañar a su madre. Al verla, Elbaum la invitó a tomar el té y la ilusionista aceptó más por compasión que por otra cosa. El reconocido cirujano había enviudado poco tiempo atrás y era notoria su pena y su soledad.

“Ella me salvó del pozo de angustia y depresión en el que estaba”, reconoce hoy el cirujano y resalta la jovialidad positiva y proactiva de su novia.

Pero en aquella primera cita las cosas no salieron del todo bien. Para acompañar el té, Alberto Elbaum encargó un servicio con sándwiches de jamón y queso, empanadas de atún y demás delicias carnívoras. Sin embargo, Judy era (es) vegetariana, por lo que no probó ni un bocado. “Lamento decirte, mi viejo, que no voy a probar nada“, le dijo. Así empezaron...

Ella no estaba muy convencida. “No pienso ponerme de novia con Elbaum”, repetía Del Bosque a sus amigos. “Aceptaba salir con él porque me daba una cosa espantosa. Me decía: capaz que le puedo dar un gramo de alegría de vida“, revela ahora sobre los comienzos.

Pero la personalidad cómplice y compañera del médico terminó por conquistarla. También la profundidad de sus pensamientos. “El otro día lo hablábamos con Moria (Casán, su amiga). Al igual que a ella, a mí me encanta una persona que me seduzca por la cabeza, que sea inteligente, que sea brillante en lo que hace... Me enamora mucho más eso que un buen cuerpo”, asegura la maga.

Después del té fallido, Judy Del Bosque, que ya era una maga reconocida en la región, viajó a Buenos Aires invitada al programa de Gerardo Sofovich. Desde Montevideo, él la llamaba para preguntarle si necesitaba algo. El mismo día en que la maga iba a ser su presentación televisiva, la maga amaneció con conjuntivitis. Minuto a minuto y a distancia, Elbaum le dio todos los consejos y tips médicos para superar el cuadro: ella finalmente apareció en cámara con el ojo divino. “Un divino, ¡cómo no enamorarse!”, recuerda la maga.

Hoy y contra muchos pronósticos, llevan 13 años juntos. Son apasionados de los viajes y las salidas. En entrevista conjunta para Sábado Show, la maga y el cirujano resumen en una palabra la clave de su relación: “Compañerismo”.

Judy Del Bosque y Alberto Elbaum. Foto: Darwin Borrelli
Judy Del Bosque y Alberto Elbaum. Foto: Darwin Borrelli

¿Y los celos?

Desde afuera, la diferencia generacional podría ser vista como un problema. Ella es 14 años menor que él. Sin embargo, Judy Del Bosque destaca la energía de su compañero: “Alberto es imparable. Se levanta a las 5:00 de la mañana. A las 6:00 ya está operando y después se llena el día de consultas. Llega de noche y tiene ganas de salir a cenar. Tiene más energía que yo”, asegura.

Las profesiones de cada uno pueden ser no aptas para personalidades celosas. Judy Del Bosque no para de hacer shows en eventos y fiestas, por lo general de noche, vestida con looks propios de su estilo sensual. Cuando regresa a su casa, shorts y medias de redes, el celular se le llena de mensajes con halagos masculinos y no solo por la buena magia. Pero él se lo toma con calma.

“Nunca me dijo nada. Es una persona sumamente segura, lo que es un bálsamo para mí. Con mi actividad, yo no podría estar con un tipo controlador”, dice Judy del Bosque.

Elbaum no se queda atrás: “Mi profesión también es compleja”, acota el cirujano plástico. “Es un clásico que algunas mujeres lleguen a la consulta con intenciones de conquistar al cirujano para ver si le regala la operación”, comenta. Le ha tocado ser objetivo de intentos de seducción muy directos. El médico ejemplifica: “Hay mujeres que vienen a mostrarte la celulitis y al bajarse el pantalón, no tienen bombacha”

“¡No te puedo creer!”, comenta la maga. Judy del Bosque reconoce que un principio le causaba inseguridad tener un novio que se pasaba el día palpando bustos y nalgas ajenas, pero, respirando hondo, lo asumió. “Logramos tener una armonía de funcionamiento en donde la palabra celos no existe en ninguno de las dos. Tenemos una confianza absoluta”, asegura la ilusionista. 

Maletas prontas.

Una de las actividades que más disfruta esta pareja son los viajes. El mes pasado estuvieron en Israel, donde vive gran parte de la familia de ella. Luego, recalaron en Montevideo unos pocos días pero luego ella partió a un congreso de magia en Buenos Aires mientras que él viajó a México, donde fue reconocido en un simposio regional.

Las profesiones de ambos son propensas a tener siempre vigente el pasaporte y las maletas prontas. Nunca se sabe qué destino los espera qué anécdota...

En un viaje a Dubai, donde Judy del Bosque ofreció un show a Diego Maradona, entre otros invitados, un jeque árabe le ofreció a Elbaum “800 camellos” por su novia. “¿Podés creer que no aceptó?”, dice Del Bosque. “Yo por tres o cuatro se lo entregaba”, bromea.

En China, Elbaum fue nombrado como “presidente mundial en cirugía estética”. La pareja viajó con orgullo y para moverse con más comodidad en el país asiático, contrataron una traductora pero que no entendía español. Solo repetía palabras sin conocer el significado. Cuando le tocó hacer un intercambio con los anfitriones, sobre el escenario, Elbaum se llevó a Judy, que se maneja con el inglés. Pero el inglés de los chinos es bien peculiar así que las traducciones iban y venían como un gran teléfono descompuesto.

En Las Vegas los acompañó la suerte. Apenas llegaron, en el aeropuerto, mientras ella fue al baño, Elbaum colocó 20 dólares en una máquina tragamonedas y sacó un premio de 1.000. 

¿Y ahora qué?

A Judy del Bosque le gusta tener la casa como un quirófano: la limpieza y el orden son fundamentales, también para él.

A Alberto Elbaum le gusta sorprenderse con los trucos de Judy. No le pregunta sus secretos, ni quiere saberlos. Judy Del Bosque nunca pasó por las manos del cirujano.

“Nunca la operé“, asegura. “Soy naturista vegetariana y me da vértigo las operaciones“, complementa la maga.

Alberto Elbaum preside de la Sociedad uruguaya de medicina estética y es un pionero en esa especialidad, que básicamente nuclea a los tratamientos sin cirugía. También fue el precursor en Uruguay de la técnica bioplastia (o lifting líquido) y desde hace 25 comenzó con un tratamiento innovador para el adelgazamiento. La versión on line del método fue idea de Judy del Bosque.

“Mucho antes de la pandemia, veníamos en el avión y Judy me comentó: ¿Por qué todo eso que hacés en el clínica con los grupos de adelgazamiento lo hacés on line? En ese momento nadie sabía lo que era zoom. Así empezó adelgazaronline.com. “Hay gente que bajó 80 kilos y nunca lo vio personalmente a Elbaum”, complementa Del Bosque.

No piensan en el casamiento. “¿Para qué? Si estamos tan bien así“, asegura Alberto Elbaum. La pareja decidió no tener hijos, más bien ella.

“A los 25 años resolví que no iba a ser madre”, confiesa Judy del Bosque. Yo no puedo pensar en alguien que si no le doy comida en la boca, no come. No lo puedo imaginar porque a mí me gusta que las personas sean libres y no dependan de nadie. Yo he sido independiente toda mi vida. Cuando nací, mi mamá quedó embarazada de mi hermana enseguida y a mí no pudo prestarme mucha atención. Me hice sola. Desde los 18 trabajo como loca”, asegura la también docente de matemáticas y física.

“Me encantan los niños de los demás, los amo. Ni mascota tenemos”, complementa.

Elbaum es abuelo. Su hija del primer matrimonio le dio dos nietos que son la debilidad de la pareja. No es común tener a una maga en la familia, por lo que la visita de los niños a la casa se convierten en una fiesta. Lo confiesa Elbaum: “En realidad, la quieren más a ella que a mí“.

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