En un clima de gran conmoción, autoridades y parientes despidieron ayer al arquitecto Oscar Niemeyer, en una ceremonia en el Palacio de Planalto, de Brasilia, que él mismo diseñó. El arquitecto falleció la noche del miércoles a los 104 años de edad. Fuera de Brasilia, el mundo también lloró al genio.
Tras la llegada del cuerpo, y después de un minuto de silencio, una extensa fila de personas que se despidió de Niemeyer fue iniciada por la presidenta Dilma Rousseff. Familiares, gobernadores y ministros también se despidieron del arquitecto.
Afuera del Palacio de Planalto, admiradores del creador se reunieron desafiando el gran calor para presentar su homenaje. El velorio de Niemeyer es el tercero en la historia que se realiza en Planalto. El cuerpo del presidente Toncredo Neves, en 1985, y del vicemandatario José Alencar, en 2009, también fueron velados allí. Luego, de la ceremonia, el cuerpo fue llevado de vuelta a Río de Janeiro, para el Palácio da Cidade, donde se realizó una ceremonia cerrada durante la noche y desde hoy en la mañana se llevará a cabo un velorio abierto.
Las coronas de flores para Niemeyer llegaron desde todo el mundo. Una fue enviada por el propietario de una casa diseñada por el arquitecto, que pidió no ser identificado. Otra por el presidente de Cuba, Raúl Castro, con el mensaje "Al querido amigo Oscar Niemeyer". El presidente uruguayo José Mujica, que está en Brasilia en el marco de la Cumbre del Mercosur, participó del velorio.
"Se ha ido, pero permanecerá siempre entre nosotros, presente en las líneas de los edificios que plantó en Brasil y en el mundo", dijo, en tanto, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en un comunicado difundido ayer. Antes, Rousseff había declarado que "Brasil perdió a uno de sus genios", a un "revolucionario".
El trabajo del arquitecto brasileño en el diseño del complejo de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York "se erige como su legado al mundo", dijo por su parte el secretario general del organismo Ban Ki-moon. Este calificó a Niemeyer, como "una encumbrada figura" que era excepcional no sólo por su vigor y talento, sino porque "impregnó su obra con un fuerte sentido de humanismo y compromiso global".
La Unesco también rindió homenaje a este "artista universal" y "gran humanista", señaló en un comunicado Irina Bokova, directora general del organismo multilateral. Su obra maestra, Brasilia, forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco desde el año 1987.
El presidente galo Francois Hollande, en tanto, precisó: "Con Oscar Niemeyer perdimos a un arquitecto cuya obra atravesó el siglo XX y a un hombre comprometido, cuyas convicciones siempre estuvieron al servicio de su talento".
Niemeyer vivió en Francia durante sus años de exilio de la dictadura militar (1964-1985). Allí diseñó una veintena de obras, entre ellas la sede del Partido Comunista en París (1965) y la Casa de la Cultura en Le Havre (1972).
Tenía "con Francia una relación privilegiada no sólo porque construyó aquí varios edificios cuya modernidad y originalidad conmueven a los visitantes, sino también porque residió en el exilio", añadió el mandatario galo.
En Brasilia, en tanto, la empleada doméstica Simone Silva Souza, de 35 años, y el sindicalista Jadiel Araújo, de 38, fueron dos de los primeros en llegar Planalto ayer para despedir al arquitecto.
Simone viajó desde Unaí, en Minas Gerais, donde reside. Admiradora de la obra del artista, la doméstica elogió que su trabajo siempre estuvo accesible a todas las personas, independientemente de la clase social a la que pertenecieran. "Es un arte que todo el mundo puede ver. Él se fue, y yo ya siento un vacío enorme", dijo Simone que no pudo evitar quebrarse.
Tanto ella como Jadiel eligieron la Catedral de Brasilia como la obra del arquitecto que más admiran. "Hay gente que consigue ver el dedo de él en cada detalle", elogió el sindicalista, residente de esa ciudad.
ILUSTRE. Niemeyer fue nombrado ayer ciudadano ilustre del Mercosur post mortem. Así lo anunció el ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Antonio Patriota, después de participar de una reunión con los cancilleres del bloque. El homenaje fue hecho en el Palacio de Itamaraty, también creado por Niemeyer.
El ministro de Educación brasileño, Aloízio Mercadante, en tanto, sostuvo que el arquitecto "hizo la diferencia" en el siglo XX y predijo que los futuros arquitectos e ingenieros serían inspirados por sus trabajos. "Él proyectó la arquitectura, su creatividad, su buen gusto, su capacidad de innovación en obras que van a durar por siempre. Tal vez Brasilia sea la mayor de ellas, pero él también marcó con su presencia y su enseñanza a prácticamente todos los continentes. Es una pérdida inmensa", añadió.
Poeta del cemento, apóstol lírico de las líneas fluidas, maestro de la curva, el brasileño deslumbró e hizo soñar a generaciones de arquitectos. "No era un teórico de la arquitectura (...) No creó escuela pero hizo soñar, mostró que podía crearse de otra manera", dijo en París Francis Rambert, director del Instituto Francés de Arquitectura (IFA), que colocó a Niemeyer entre las grandes figuras de la arquitectura del siglo XX, junto a Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe y Le Corbusier.
Varios de los arquitectos más reconocidos de la actualidad fueron influenciados por las curvas de Niemeyer, ganador del premio Pritzker de 1988, una especie de Nobel de la arquitectura. El británico Norman Foster se declaró "profundamente entristecido" por la muerte de Niemeyer, uno de sus "héroes". El francés Christian de Portzamparc (premio Pritzker 1994) también dijo que su vocación de arquitecto se despertó con la lectura de las revistas que informaban sobre la inauguración de Brasilia en 1960.
"Si hiciéramos una comparación con la pintura, podríamos decir que Le Corbusier era Picasso y Niemeyer era el Matisse" de la arquitectura, indicó el arquitecto francés Jean Nouvel.
Niemeyer estaba internado desde el día 2 de noviembre en el Hospital Samaritano, en Río de Janeiro, donde era sometido a hemodiálisis y fisioterapia respiratoria. En los últimos días su estado de salud se agravó. Tuvo un paro cardíaco en la mañana del miércoles y por la noche murió por las complicaciones de una infección respiratoria. Cumpliría 105 años el 15 de diciembre.
"Tengo que irme, el trabajo está atrasado"
BRASILIA. Oscar Niemeyer pensaba en regresar a su casa para retomar el trabajo "atrasado", dijo ayer su viuda, Vera Lucia Cabrera.
"Lo acompañé un mes en el hospital, vi la mejoría y el empeoramiento. Estaba lúcido, me decía que quería comer pasteles y tomar café. De día me decía `tengo que irme, el trabajo está atrasado`", dijo Cabrera, de 66 años y segunda esposa del arquitecto, con quien se casó cuando tenía 98 años.
En una misa para la familia en el hospital Samaritano de Río de Janeiro, donde Niemeyer -comunista y ateo- murió, la viuda dijo que perdió "a la persona que más amaba en el mundo, un amigo, perdí todo".
Cabrera, que fue secretaria de Niemeyer durante muchos años antes de convertirse en su esposa, dijo que quería continuar algunos proyectos de su marido, como la revista trimestral "Nosso Camino", dedicada a la arquitectura.
"Me gustaría que lo recuerden como una persona digna, honesta y amistosa", concluyó.