SEBASTIÁN AUYANET
El virtuosismo sin creatividad puede ser un lugar común que vuelve a esta música algo quizá placentero y ambiental, pero no mucho más que eso.
Eso pasa con Logo, segundo disco de este pianista suizo que, quizá empapado del sentir patriótico, no logra sino que todo suene más o menos bien, más o menos neutro.
Sus dedos vuelan tanto en lo propio como en las versiones de Miles Davis (Solar y Blue in green). Es un buen generador de climas con toques afrancesados y africanos. Pero el jazz es un género alimentado por la sangre negra del propio Davis o de Charlie Parker, cosa que aquí no aparece.
Entonces, Logo puede ser un buen disco de regreso a casa, de esos que hacen sentirse un "bon vivant". Pero no pasa de lo aspiracional. Quizá Perrenoud, un talento emergente, esté aplicando la escuela para soltarse las ataduras dentro de algunos años.