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La investigación privada se filtra en el presupuesto de la empresa

| No sólo de las infidelidades viven los detectives uruguayos; un 40% de los casos que atienden corresponden a clientes corporativos que buscan combatir fraudes, sabotajes y robos internos

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POR DIEGO FERREIRA | [email protected]

Un personaje misterioso, de gran poder deductivo, inescrutable y siempre, o casi siempre, enfundado en una gabardina que le ayuda a conservar el anonimato, su más preciado tesoro. Alimentada por el estereotipo que fabricaron la televisión, el cine y la literatura con héroes como Sherlock Holmes, Dick Tracy o hasta Jacques Cluseau, la imagen del detective privado sigue siendo la del profesional embretado en tramas oscuras y ocupado en desenmascarar esposos infieles. Si bien esa sigue siendo una parte «elemental» -como diría Holmes-, del negocio, un 35-40% de los casos que actualmente atienden las agencias de detectives en Uruguay tienen como clientes a empresas que buscan resolver algún tipo de irregularidad en su estructura interna.

La dificultad, el tiempo de trabajo, el personal y equipo tecnológico utilizado afectarán el presupuesto de la investigación pero difícilmente un cliente corporativo pague menos de US$ 1.000, comentaron algunos detectives.

LA PUNTA DEL ICEBERG

Los clientes llegan a las agencias con distintos problemas, por lo que los detectives privados intervienen en conflictos que van desde el «robo hormiga» (hurtos constantes y en pequeñas cantidades generalmente de productos), la venta de excedentes de producción para beneficio de un tercero y el incumplimiento de acuerdos de exclusividad, hasta situaciones de fraude, espionaje industrial, venta de información reservada de la compañía a la competencia y la corroboración de los datos personales y referencias laborales de un candidato que se postula a un cargo de confianza.

El denominador común para estas irregularidades es la «infidelidad» hacia la empresa ya que, a veces, ni siquiera los lazos familiares garantizan el comportamiento honesto del personal.

Jorge, director de la agencia Detective Jack, destacó que aunque no se puede generalizar, en «los casos que involucran a empresas familiares en las que se confía en parientes allegados para que manejen valores, las cajas, las personas que están cometiendo el fraude son aquellas que se determinaron que eran de confianza».

El «abuso de confianza» es moneda corriente por lo que tampoco extraña que haya empleados que se sirvan del crédito que tienen con el empleador simplemente para evitar ir a trabajar.

«Es brutal cómo miente la gente, dice que está enferma; es toda una industria el no `laburar` y que te pague el Estado», opinó César Olivera, director de la agencia de detectives Access.

El experto sostuvo que el empresario uruguayo tiende a ser confiado y a no creer que en su personal hayan subordinados desleales. «Muchas veces es incrédulo pero si tomara un mínimo de recaudo o simplemente hiciera una consulta se ahorraría muchas situaciones desagradables, maximizaría las tareas y evitaría conflictos», aseguró.

El empresario puede estar dedicado exclusivamente a hacer negocios pero «si le están robando una lamparita de la fábrica está viendo la punta del iceberg; pierda cuidado que hay mucho más detrás de eso», alertó el profesional.

Los detectives coincidieron en que las empresas locales no los contratan para prevenir irregularidades, sino que se acercan a partir de que la sospecha está instalada o el ilícito fue consumado.

También convinieron que ahora los empresarios los consultan más que antes. «Por la competitividad y la globalización, ha evolucionado el empresario, que necesita información, algo vital para su empresa y una forma de conseguirla es esta», dijo el director de Detective Jack.

Según el especialista, el 40% de los casos corresponden a investigaciones de presuntas infidelidades, del otro 60%, un 40% son pesquisas en el rubro industrial y comercial. Allí destacan las empresas de seguros, que recurren a estos servicios como respaldo ante siniestros de alto valor, confió una fuente de una consultora.

La mayoría de los clientes llegan a las agencias por recomendación, ya sea de un colega, una consultora o un estudio de abogados.

Andrés Cerisola, socio director del estudio Ferrere, explicó que detectives pueden ser eficaces para conseguir información de una persona desaparecida, difícil de ubicar, para corroborar cierta información presentada así como para conocer sus vinculaciones. Generalmente, el trabajo detectivesco está a cargo de ex policías con múltiples contactos. Es un trabajo «artesanal», definió Cerisola.

Las auditorías forenses, en ocasión de un fraude, representan otra oportunidad de trabajo para los investigadores. Para esas pesquisas se conforman equipos multidisciplinarios en los que el aporte de un detective que incluso siga al sospechoso hasta su casa, puede develar los hábitos del defraudador. «El nivel de vida puede ser un indicio» del fraude, estimó Darío Andrioli, director del estudio de contadores Carle & Andrioli.

ARTILUGIOS A LO 007

Para sus casos, los detectives cuentan con «chiches» tecnológicos que prefieren no sacar a relucir en las entrevistas. Los artilugios, algunos de los cuales hacen un poco menos inverosímiles los dispositivos de James Bond, van desde simples grabadores y cámaras fotográficas y de video a equipos para el seguimiento satelital de vehículos, mini cámaras, micrófonos camuflados y software de alta gama para monitorear teléfonos y computadoras, aunque solo si pertenecen a la empresa. aseguran.

«Claro que hay límites legales que hay que respetar. Un teléfono no se puede `pinchar`, una computadora no se puede intervenir», aclaró el director de Access al ser consultado sobre los límites que rigen las investigaciones.

Sin embargo, «pinchar» equipos ha permitido descubrir a empleados que durante su horario de trabajo manejaban negocios online propios en paralelo.

Al finalizar la investigación, la mayoría de los casos culmina con una solución «puertas adentro»: comprobada la culpabilidad del trabajador, el empleador suele resolver el conflicto con el despido por notoria mala conducta.

Con una salida de «entrecasa», las empresas evitan exponerse en la Justicia y el trabajador involucrado no queda del todo «marcado» en el mercado laboral. «Es una gauchada (de la empresa) para no liquidarlo», resumió Olivera.

Actividad «ni dentro ni fuera de la ley» uruguaya

La investigación privada carece de una reglamentación específica en Uruguay, una rareza en comparación al contexto internacional. Apenas aparece regulada la investigación secreta en la esfera pública. Quien la realice sin la debida autorización es pasible de recibir una sanción de entre tres y doce meses de prisión, según el Código Penal. A su vez, las agencias de detectives, a diferencia de las empresas de seguridad no necesitan permiso para ejercer su actividad. «No estamos dentro de la ley pero tampoco estamos fuera, hay un vacío legal», admitió Rúben Maverino, director de la agencia A & M. En estas condiciones el sector es un nicho para el informalismo, agregó.

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