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El mundo se está calentando rápido

| Un estudio reciente ofrece un fuerte apoyo a las compilaciones de temperaturas y deja poco espacio para los que dudan

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Para aquellos que cuestionan que el calentamiento global esté realmente sucediendo, es necesario que crean que el registro instrumental de temperaturas está mal. Esto es un poco más fácil de lo que se cree.

Hay tres compilaciones de temperaturas medias globales, cada una basada en lecturas de miles de termómetros alojados en estaciones meteorológicas y sobre barcos, hasta ciento cincuenta años para atrás. Dos son estadounidenses, provistas por la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés); la otra surge de la cooperación entre la Oficina Meteorológica de Gran Bretaña y la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia (conocida como Hadley CRU). Y todas sugieren un patrón similar de calentamiento: aproximadamente 0,9° centígrados sobre la superficie terrestre en la última mitad de siglo.

Para la mayoría de los científicos, eso es consistente con los otros múltiples indicadores de calentamiento -niveles del mar en aumento, glaciares que se derriten, profundidades oceánicas más cálidas, etcétera- y es convincente. Sin embargo, la consistencia entre las tres compilaciones oculta grandes incertidumbres en los datos no procesados en los que se basan. Por eso las dudas, lideradas por escépticos deseosos, sobre su precisión. Un nuevo estudio, sin embargo, trae nueva evidencia de que los números están probablemente bien.

La incertidumbre surge principalmente porque las estaciones meteorológicas nunca fueron concebidas para llevar registros climáticos. Las series de temperaturas que ofrecen en consecuencia tienden a ser irregulares e incluso donde las estaciones son relativamente abundantes, como en Europa occidental y Estados Unidos, normalmente contienen inconsistencias. Pueden tener datos faltantes, lecturas tomadas a distintas horas del día, o con diferentes tipos de termómetros. El medio ambiente local puede haber cambiado. Extrapolar promedios globales a partir de esos datos implica cierta dosis de manoseo, u homogeneización.

Podría implicar la omisión de lecturas especialmente raras; o donde, por ejemplo, una fuente de calor como un aeropuerto haya surgido al lado de una estación climática, el ingreso de una temperatura menor que la que muestran los datos. Como estos casos se encuentran mayormente en las lecturas iniciales de los registros, esto exagera la tendencia de calentamiento de largo plazo. Eso es, por lo menos, imperfecto. Y para aquellos -incluyendo a Rick Perry, el gobernador republicano de Texas y candidato a presidente- que afirman que el calentamiento global es un engaño de científicos ávidos de fondos para investigación, puede parecer evidencia contundente.

Para lograr confianza en sus metodologías, la NASA y la NOAA publican sus datos y algoritmos. Hadley CRU está haciendo lo mismo. Una solución mejor, expuesta brevemente en una edición próxima a aparecer del Bulletin de la American Meteorological Society, sería proporcionar un único banco de datos online de toda la información y el análisis sobre la temperatura. Parte de este objetivo podría ser el incentivar a más científicos y estadísticos a testear los análisis existentes. Un grupo respaldado por Novim, una organización de investigación en Santa Bárbara, California, ha hecho justamente eso.

INNOVACIONES. Dirigido por un astrofísico, Richard Muller, este grupo que se autodenomina el Berkeley Earth Surface Temperature, es notable en varios sentidos. Cuando se embarcaron en el proyecto hace dieciocho meses, sus miembros (incluido Saul Perlmutter, quien ganó el premio Nobel de física el mes pasado por su trabajo sobre energías oscuras) eran casi novatos en la ciencia climática. Y Muller, por su parte, era ligeramente escéptico sobre sus resultados. Esto fue en parte, dice, debido al "climategate": la revelación en 2009 de los correos electrónicos de científicos del CRU que dejaban entrever que algunas veces adoptaban medidas para disfrazar sus ajustes de cifras inconvenientes. A pesar de esta reputación, el equipo Berkeley Earth encontró sponsors con inusual facilidad, incluyendo una donación de 150.000 dólares de la Fundación Koch.

Sin embargo, los resultados de Berkeley Earth, según se describen en cuatro trabajos que están actualmente sometidos a revisión por colegas independientes, pero que fueron igualmente dados a conocer el 20 de octubre, ofrecen un fuerte apoyo a las compilaciones de temperaturas existentes. El grupo estima que en los últimos cincuenta años la superficie terrestre se calentó en 0,911°C: apenas 2% menos que las estimaciones de la NOAA. Esto es a pesar del uso de una metodología novedosa, diseñada al menos en parte, para atender las preocupaciones de los que Muller denomina "escépticos legítimos".

Más importante, Berkeley Earth buscó una forma alternativa de lidiar con datos raros. Su algoritmo le adjudica un peso automático a cada dato puntual, de acuerdo a su consistencia con lecturas comparables. Esto debería permitir la inclusión de lecturas extrañas sin distorsionar el resultado (salvo donde parece haber una confusión clara entre Celsius y Fahrenheit, la que se corrige). Evitando procedimientos tradicionales que requieren segmentos de datos largos y continuos, la metodología de Berkeley Earth puede incluir también secuencias inusualmente cortas: por ejemplo, las provistas por estaciones meteorológicas transitorias. Esta es otra innovación que permite trabajar tanto con más como con menos datos que las compilaciones existentes, con grados variables de certeza. Por lo tanto, es capaz de compilar registros desde antes que sus predecesores, comenzando desde el 1800 (como solo había dos estaciones meteorológicas en Estados Unidos, un puñado en Europa y una en Asia durante parte de ese tiempo, tiene un alto grado de incertidumbre). Para testear esta nueva técnica, sin embargo, gran parte del análisis usa los mismos datos que la NOAA y la NASA.

TÉCNICA GEOESPACIAL. En otra innovación evidente, el equipo de Berkeley ha incluido dentro de su análisis una técnica geoespacial, conocida como Kriging, que usa las correlaciones espaciales básicas en meteorología para estimar la temperatura en puntos entre estaciones meteorológicas. Esto promete conseguir un mapa de calentamiento más matizado que el presentado en las compilaciones existentes, el que, o establece una temperatura promedio a un área definida por una cuadrícula o, en el caso de la NASA, intenta una interpolación menos ambiciosa.

Va a ser interesante ver si esto supera el proceso de revisión. Peter Thorne, un climatólogo del Co-operative Institute for Climate and Satellites, en Carolina del Norte, lo describió como "muy difícil de vender en períodos en que son escasos los datos". Y agrega: "Eso no significa que no lo puedas hacer. Significa que tienes que probar que funciona".

Dos de los trabajos de Berkeley Earth abordan cuestiones más concretas. Una es la ubicación poco feliz de muchas de las estaciones climáticas. Una campaña que se nutrió de los aportes de la comunidad de internet de un meteorólogo y blogger, Anthony Watts, estableció que la mayoría de las estaciones estadounidenses están demasiado cerca de asfalto, edificios u otras fuentes de calor, lo que provoca lecturas artificialmente altas. El otro refiere al calentamiento adicional observado en áreas edificadas, conocido como el "efecto de calentamiento en isla urbana". Muchos escépticos temen que, como casi la mitad de las estaciones meteorológicas están en áreas edificadas, esto podría haber inflado las estimaciones de un aumento de temperatura.

Los trabajos de Berkeley Earth sugieren que su análisis puede corregir estos sesgos. Esto es un logro notable, aunque no original. Estudios previos revisados por especialistas independientes -incluyendo uno sobre la ubicación de las estaciones meteorológicas con la coautoría de Watts- sugieren que temperaturas medias de la superficie proporcionadas por la NOAA, la NASA y Hadley CRU tampoco están afectadas significativamente por esos sesgos.

De todas formas el estudio de Berkeley Earth promete ser valioso. Se publicará online con un vasto y valioso conjunto de datos que lo soportan, compilados de quince fuentes separadas, con las duplicaciones y otros errores claramente señalados. En tiempos de dudas exageradas sobre registros instrumentales de temperaturas, esto debería ayudar a difundir su principal conclusión: las estimaciones medias existentes son aproximadamente correctas. Eso significa que el mundo se está calentando rápido.

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