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Queen: El show debe continuar

A casi 21 años de la muerte de Freddie Mercury, la banda que lideró sigue viva... al menos oficialmente. Cómo continuaron los otros tres.

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Lo ha dicho hasta la revista Rolling Stone: si sos músico de rock y el cantante de tu banda es Freddie Mercury, considerate afortunado si el resto del mundo te registra. Es que era demasiado el carisma de este vocalista nacido el 5 de septiembre de 1946 como Farrokh Bulsara en Zanzíbar, hoy Tanzania y entonces un protectorado británico. Él era el rey del escenario, el ícono y el compositor de los temas más emblemáticos de Queen, el grupo en cuestión: Bohemian Rhapsody, Killer Queen, Love of my life, Death on two legs y We are the champions, solo por nombrar las más conocidas. Pese a que ya pasaron casi 21 años de su muerte -ocurrida el 24 de noviembre de 1991 a consecuencia del Sida-, él sigue generando las principales noticias provenientes del mundo Queen. La última fue la confirmación de que el actor Sacha Baron Cohen (el de Borat, Bruno y El Dictador) se pondrá en sus zapatos en la película sobre su vida, a estrenarse en 2014.

Por mucho que sorprenda, y que para algunos resulte imposible, Queen tiene año de nacimiento, 1971, pero no de defunción: o sea, como banda sigue existiendo, aun sin Freddie. Así lo asegura el portal oficial del grupo, queenonline.com, así lo atestigua la periódica aparición en estos años de material en vivo inédito, reediciones y hasta nuevos proyectos bajo su nombre, en los que siempre están embarcados el guitarrista Brian May (65) y el baterista Roger Taylor (63). Ellos dos han sido los más interesados en demostrar en estas dos décadas que existe vida después de Mercury. Por el contrario, el bajista John Deacon (61) ya a fines de los `90 se retiró a los cuarteles de invierno.

En rigor a la verdad, la afirmación inicial es injusta: May, Taylor y Deacon eran, y son, notables músicos, cuyos aportes compositores también dejaron un buen puñado de clásicos (a We will rock you la escribió el guitarrista; Another one bites the dust, el bajista; Radio Ga Ga, el batero). Pero hagan lo que hagan, siempre tendrán la sombra de Freddie atrás.

TRÍO. May siempre ha sido un gran guitarrista y fue un compositor tan prolífico como Freddie. Hace poco, confesó que tras la muerte de Mercury se deprimió tanto que pensó en el suicidio. También influyó que se había divorciado hacía poco de su primera esposa y madre de sus tres hijos. En lugar de eso se repuso, se casó por segunda vez, se doctoró en Astrofísica, recibió una distinción real y se volvió activista por los derechos de los animales. También buen cantante, intentó una carrera solista de mediano suceso, que le dio un éxito internacional con la balada Too much love will kill you, y una gira mundial que lo trajo a Montevideo en 1993. Realizó colaboraciones de dudoso gusto para el paladar rockero, junto a Zucchero, Robbie Williams o el grupo pop Five, y siempre pensó en reflotar su gloriosa banda.

Taylor, estudiante trunco de odontología, presumido, playboy y temperamental, siempre fue el de estilo de vida más de rockstar. También poseedor de una buena voz, fue el primero de los cuatro en tener un proyecto musical propio. Ya en los `70, tuvo una banda paralela en los `80, The Cross, y retomó sus inquietudes solitarias en los `90. Nazis 1994, un alerta al surgimiento de movimientos ultras en Europa, fue lo más parecido a un hit, aunque solo en el Reino Unido, de una carrera solista decididamente descartable. Como May, también pensó en el resurgimiento de Queen.

Deacon, experto en electrónica, de perfil subterráneo y de conducta monacal comparado con sus colegas (mientras en 1975 los otros vivían de bacanal en bacanal, él iniciaba su matrimonio con Veronica Tezlaff, con quien hoy tiene seis hijos), era el encargado de llevar las finanzas del grupo. También fue el único que nunca le puso la voz principal a ninguna canción. Tuvo muy pocas apariciones junto a Brian y Roger tras la muerte de Freddie y, si bien les ha dado la bendición a ambos para que sigan adelante con sus proyectos con Queen (cobrando puntualmente los derechos que le corresponden, claro está), es de la firme convicción de que es imposible pensar en esa banda sin Freddie. Esta postura le ha hecho gozar, por parte de los fans más acérrimos del grupo, de una admiración que su propia discreción le impidió tener durante los años de esplendor.

UNIONES. Entre la muerte de Freddie y 2004, pasaron cosas en torno a Queen: los tres músicos restantes habían organizado un macro recital en honor a su cantante (1992), editaron el disco póstumo Made in heaven (1995), grabaron un tema inédito, No-one but you (1997) y dieron visto bueno para la realización del musical We will rock you (2002), además de la edición de varios álbumes en vivo, correspondientes a distintas etapas. Para Brian y Roger faltaba algo fundamental: volver al ruedo. Para John ya era suficiente: no cuenten conmigo, buena suerte y manden el cheque correspondiente; así podría sintetizarse su respuesta.

En 2004, la mitad de Queen se unió al cantante Paul Rodgers (exFree, exThe Firm, exBad Company) para el proyecto bautizado, sin ninguna aspiración original, Queen + Paul Rodgers. La idea era hacer una serie de recitales con los temas clásicos y, de ser posible, componer nuevo material. Rodgers tiene su nombre bien ganado en la historia del rock y siempre dijo que su intención jamás era sustituir a nadie, pero verlo esforzarse para calzar en los zapatos de Mercury fue demasiado para una gran porción de fans. Para otros, escuchar a May y a Taylor atacar esas viejas canciones valía la pena el sacrificio. El álbum The Cosmos Rock (2008), que para furia de muchos el site de Queen lo incluye dentro de la discografía oficial de la banda, obtuvo el platino en Gran Bretaña y la indiferencia general en el resto del mundo. La unión no fue un fracaso total: en sus recitales europeos llegaron a reunir decenas de miles de espectadores. Pero no era lo mismo. Además, Freddie era permanentemente evocado en las pantallas gigantes y los cánticos del público; incluso John, sustituido por el bajista Danny Miranda, era extrañado. Con críticas que iban desde el desprecio hasta una cierta consideración positiva (pero jamás un aprobado pleno), esta colaboración duró hasta 2009.

Hoy Deacon sigue en su mutismo, mientras, May y Taylor insisten en seguir con Queen. Pero incluso para aquellos que defienden su legítimo derecho de seguir rocanroleando (hasta donde se sabe, ninguno padece penurias económicas), les resulta difícil digerir las últimas noticias. Para algunas presentaciones en 2011 utilizaron a Adam Lambert como vocalista; éste es un joven que saltó a la fama en el programa de TV American Idol. Esta unión demostró que hacía falta más que ser homosexual y tener un gran registro vocal, como era el caso de esta estrella mediática, únicos puntos en contacto que tenía con Mercury, para pararse al frente de esta banda. Pero si esto crispó los ánimos de los seguidores más leales de Queen, la reciente afirmación de Brian May de que Lady Gaga -sí, ella- podía unirse a Roger y a otros músicos para una nueva gira, ya ha hecho estallar los foros musicales online (y la opinión negativa está ganando por varios cuerpos). Quienes lo conocieron aseguran que Freddie, la ausencia más presente de toda esta historia, cuyo cáustico y británico humor era legendario, debería estar riéndose a carcajadas desde algún lado, sin tomarse nada tan en serio.

EL MIEMBRO DE QUEEN QUE PREFIRIÓ EL RETIRO

"Freddie jamás va a poder ser reemplazado", asegura John

Del tímido John Deacon (el segundo desde la izquierda) poco y nada se ha sabido en este siglo. Esta foto, en la boda de su hijo mayor, es la última conocida de él y ni siquiera se sabe bien la fecha o el lugar.

Solo una vez se le conoció una opinión sobre las andanzas de Brian y Roger. Fue cuando grabaron We are the championes, con Robbie Williams en la voz, para la película Corazón de Caballero (2001). "Es una de las mejores canciones jamás escritas, pero creo que la han arruinado. No quiero ser desagradable, pero digamos que Robbie Williams no es Freddie Mercury. Freddy nunca podrá ser reemplazado, y ciertamente no por él", dijo entonces a The Sun. Clarito.

UN HOMBRE TÍMIDO QUE SE CONVERTÍA EN EL ESCENARIO

Dicen que era un tipo muy tímido, acomplejado por sus dientes, pero que se transformaba en el escenario. Bisexual, cuando falleció llevaba seis años de convivencia con Jim Hutton, pero el gran amor de su vida fue una mujer, Mary Austin; a ella le dedicó Love of my life. La película sobre su vida girará en torno a los años previos a la gran actuación en el Live Aid de 1985.

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