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Las cabezas de la fotografía

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María Sánchez

HEMINGWAY afirmaba que "conocer a un hombre y conocer lo que tiene dentro de la cabeza, son asuntos distintos". Con los artistas, esto aún se complica, ya que pocas veces se escucha lo que dicen los propios creadores y demasiadas, lo que la crítica interpreta.

La editorial La Fábrica ofrece al público algunas de esas cabezas de fotógrafos en bandeja de papel. Conversaciones con fotógrafos recoge diálogos de destacados fotógrafos contemporáneos con expertos del mundo del arte.

Aunque practican diferentes temas y técnicas, los seis entrevistados comparten una vinculación con el mundo hispano. Alberto García-Alix y Bleda y Rosa son españoles mientras que Rio Branco, de origen brasileño, nació en las Islas Canarias y Pierre Gonnord es francés residente en Madrid. Graciela Iturbide es una de las principales fotógrafas mexicanas y Andrés Serrano, estadounidense, tiene raíces hondureñas y afrocubanas.

EL RITO Y LA MUERTE. Graciela Iturbide repasa con Fabienne Bradu su carrera, desde sus comienzos como alumna de Manuel Álvarez Bravo hasta sus últimos proyectos en La India. Su particular mirada de México, mitad mexicana mitad foránea, le valió para destacar como fotógrafa de la cultura indígena.

"No fotografío para dar a conocer, en eso soy muy egoísta". Aunque Iturbide niegue que trabaje para los demás, reconoce que la imagen, una vez publicada, recorre su propio camino. Una de sus instantáneas más famosas es La señora de las Iguanas, imagen que se ha convertido en un símbolo para los indígenas y también para algunos grupos feministas.

Poco a poco la complicidad entre Iturbide y Bradu va haciendo que la conversación ahonde en las experiencias que marcaron la vida de la artista, sus símbolos y obsesiones fotográficas -pájaros, niños fallecidos vestidos de angelitos- y su compleja relación con la muerte. Es una relación paradójica marcada por su origen mexicano y como madre que perdió a una hija; y contra la que ella se enfrenta con una mirada positiva y su versión de una frase cinematográfica de Cocteau: "La fotografía es la única manera de matar a la muerte".

Es una concepción de la fotografía como ritual que aparece en mayor o menor medida en todas las entrevistas. Alberto García-Alix, cronista de la Movida de los `80 en España, concibe ese rito como lo más importante del encuentro fotográfico: "Las fotos que realmente me gustan son las que hago cuando estoy en trance." Sin embargo, su percepción de la muerte-fotografía lo distancia de Iturbide. Para el español, hacer retratos "es una forma de coleccionar cadáveres".

La dureza de esa opinión es la misma que transmiten sus instantáneas. Como el fotógrafo hizo con su propia vida, lleva el cuerpo de las modelos a su límite físico para alcanzar el goce estético. Alberto García-Alix siempre ha sido un agresivo "adolescente" lleno de tatuajes, que ensalza las drogas y es caprichoso con la prensa. Sin embargo en su conversación con José Luis Caballero y Mirella Sentís se descubre a un artista maduro, que devora libros de historia y reflexiona sobre la banalización del arte actual.

RETRATO. Como García-Alix, Pierre Gonnord también llegó a Madrid en la década de los `80. Este fotógrafo francés trabaja el retrato de forma pictórica. La iluminación, la pose y el encuadre hacen dudar de si el personaje es real o se escapó de algún cuadro barroco español.

Los retratados son siempre gente de la calle con la que el fotógrafo mantiene un vínculo personal. El artista imprime sus rostros a una escala muy superior al público. Obliga a mirar, a enfrentarse a personas que esquivaría en la calle, y a descubrir la fuerte carga psicológica que transmiten sus miradas.

El último entrevistado del libro, quizás dejando el caramelo agridulce para el final, es Andrés Serrano. Se trata de un controvertido artista conocido por obras como Piss Christ -en la que aparece un crucifijo sumergido en orina-, su explícita serie "History of Sex" y sus retratos de la morgue y del Ku Klux Klan. Estas imágenes le valdrían para ser tachado de fascista y polemista si no fuera porque Serrano es de color y fervientemente cristiano.

Esta es quizás una de las más interesantes conversaciones del libro ya que se demuestra cómo el uso que ciertos grupos ideológicos hacen de la obra de un artista puede instaurar una imagen de éste muy diferente de la real. Entrelíneas se intuye a un fotógrafo dolido con el mundo del arte, sorprendido por la crítica del Vaticano y que busca en la fotografía entender y retratar a esa "América" en la que nació pero de la que no se siente completamente parte.

VIAJES. La vinculación de Miguel Rio Branco -entrevistado por Tereza Siza- con la pintura es más explícita que la de Gonnord. Pintor antes que fotógrafo, los colores de sus instantáneas lo delatan. "Pienso que, a veces, hago pintura con la fotografía, por más contradictorio que pueda resultar." Sin embargo, durante su carrera el artista ha oscilado entre diferentes formas de expresión: pintura, collage, fotografía documental como aspirante a Magnum, fotoensayo…

Ese cambio continuo en el arte es un reflejo de su propia vida como hijo de padre diplomático. Ahora le confiesa a Tereza Siza su necesidad de detenerse a mirar: "Me he pasado toda la vida en una mudanza continua. Creo que ahora lo que me hace falta son más viajes interiores".

María Bleda y Jose María Rosa comienzan su entrevista también con un viaje, pero en sentido contrario, de lo más próximo a lo más ajeno. Desde sus primeras series en las afueras de las ciudades españolas ("Campos de fútbol"), hasta su proyecto actual "Origen", con el que visitan diferentes continentes para trabajar la evolución del hombre. La obra de esta pareja supone una renovación de la fotografía de paisajes y documental. Sus imágenes rompen el encuadre ortodoxo para buscar los rincones en los que no se posa la mirada -por ejemplo, en la serie de la Alhambra- o aquellos lugares históricamente importantes que el paso del tiempo ha convertido en parte de la no-ciudad ("Campos de batallas").

El discurso es anterior a la creación artística, a la toma de la imagen y la redacción del pie de foto. Aunque las fotografías, generalmente, funcionan como obras estéticas independientes; sólo a través de la unión con el texto aparece la esencia de la serie.

Conversaciones con fotógrafos no es una recopilación de entrevistas de prensa diaria. Son encuentros, reflexiones y diálogos en los que la pausa le da el carácter perdurable a la obra. Más allá de que cada encuentro conforme un capítulo o bloque del libro, cada entrevista está planteada de manera independiente.

Hay una libertad que evita el calco de preguntas-respuestas de un fotógrafo a otro y que enriquece los enfoques. Aunque, por otro lado, evidencia la falta de una línea de discurso interno y de una guía para encontrarlo: el libro no incluye ningún prólogo o introducción que explique ni siquiera porqué se eligieron esos fotógrafos. Conversaciones con fotógrafos es un buen libro para descubrir, por fascículos, qué tienen en la cabeza algunos de los más destacados fotógrafos contemporáneos.

CONVERSACIONES CON FOTÓGRAFOS. Biblioteca BlowUp Libros Únicos. La Fábrica, 2010. Madrid, 294 págs. Distribuye Océano.

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