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La isla colorada

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El rostro de Marne Osorio está en todos los barrios de la ciudad. Foto: D. Borrelli.
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¿Qué pasa en Rivera que por cuarta vez consecutiva se impone el Partido Colorado? En octubre, perdió como en todos lados pero en mayo, ganó como en ningún otro. La clave parece estar en una combinación entre la idiosincrasia y el buen ojo de los políticos locales.

En Rivera suceden cosas únicas. La camiseta del Barcelona que más se vende no es la de Luis Suárez, sino la 11 de Neymar Jr. (78 dólares la original en free shops) El pancho viene con arvejas o queso rallado (30 pesos), las empanadas son cuadradas (20 pesos) y las botellas de refresco familiar llevan ahora 3,3 litros (46 pesos del lado brasileño).

Pero la última de sus originalidades es política: el domingo pasado el Partido Colorado conquistó por cuarta vez la Intendencia y por amplio margen, mientras en el resto del país las empanadas siguen siendo semicirculares y ganó el Frente Amplio o el Partido Nacional.

En números, el 55% de los riverenses votó a los colorados y le dio cinco años más de gobierno a un hombre llamado Marne Osorio (aquí los nombres también suelen ser extraños) y consiguió la mayoría más ancha en la historia de la Junta Departamental. Así va a gobernar Osorio la única isla colorada en un mar de aguas teñidas de otros colores.

De la fiesta democrática del domingo, los opositores blancos y frentistas se llevaron un pedazo de torta igual de minoritario: 19% para cada uno, pero los nacionalistas consiguieron 65 votos más.

¿Qué está pasando en Rivera? Lo de Neymar se entiende porque aquí los que compran en las decenas de free shop son brasileños, tanto los vecinos de Livramento (90.000 habitantes) como los 10 millones de Rio Grande do Sul. De todos modos las ventas bajaron 30% o 40% una vez que Brasil viene devaluando su moneda desde enero y al cliente le sale más caro comprar en free shop: el año pasado se llevaba la camiseta de Neymar por 170 reales y, al cambio actual, le cuesta 235.

La historia detrás del triunfo colorado en Rivera responde a factores menos lineales. El escenario termina de ser 3D al considerar que en las elecciones nacionales de octubre los colorados votaron un 22% y si bien superaron el 13% global, salieron terceros, segundos los blancos (28%) y lideró el Frente Amplio con 32%.

¿Qué pasa en Rivera? ¿Por qué entreveran tanto los gustos en el pancho? Y sobre todo, ¿por qué el Partido Colorado pierde como en todos lados y gana como en ningún otro con diferencia de seis meses?

Multicolores.

Después de 499 kilómetros al norte por ruta 5, detrás de una galería de cerros achatados hermosos (y únicos), se llega a la ciudad de Rivera. Aquí viven 80.000 personas, de un total de 105.000 en todo el departamento. Separada de Livramento por una plaza, una calle, unos trapecios de piedra llamados "marcos" o nada, ambas ciudades conforman el enclave fronterizo más grande y desarrollado.

"Rivera es la ciudad uruguaya más extranjera", define el sociólogo Eduardo Pereira, oriundo y residente de la localidad. "Es lo más parecido a una ciudad puerto, donde la gente llega, hace sus negocios y se va. La historia de Rivera es la historia de personas que llegan buscando la oportunidad en el contrabando o en el comercio y cautivadas por un costo de vida más barato. Eso hace que no se haya generado nunca una identidad fuerte".

Gran parte de la población no nació allí y la lengua de fondo en todas las calles es el famoso portuñol. En fútbol se hincha por Peñarol y Nacional en medidas similares, pero también mucho por Gremio o Inter, los equipos de Porto Alegre, la ciudad que está a los mismos 500 kilómetros de Montevideo pero hacia Brasil. Los canales de aire son 8 y 6 (brasileños), hay uno local y (a veces) se puede ver TNU (Canal 5). En la tierra del plasma (desde 220 dólares en free shops el 40 pulgadas) la TV cable (que sale 850 pesos el básico) sí ofrece todas los señales montevideanas pero la cobertura llega al 40% de los hogares. O sea que como mínimo el 60% nunca vio a Tinelli y sí las novelas de la Globo.

La ciudad luce todavía la cartelería de las elecciones departamentales y en el paisaje visual gana por lejos Marne Osorio, el intendente electo. Pero en estos carteles no predomina el rojo, como podría suponerse de una estética colorada. Sobre fondo blanco hay también verdes, azules, naranjas, amarillos y una foto del candidato de 49 años, veterinario de profesión, con una ancha sonrisa y sin corbata. A golpe de ojo inexperto parece más la publicidad de un pastor religioso que la de un político.

Lo primero que hay que entender es que el triunfo de Osorio no responde a las mismas razones ni a los mismos líderes que la derrota colorada a nivel nacional. Es un fenómeno local y trasciende al partido.

Para empezar, Osorio y su mentor, el diputado y exintendente Tabaré Viera, afiliaron en la interna a la candidatura de José Amorín Batlle y quedaron molestos cuando el triunfador de entonces, Pedro Bordaberry, conformó la fórmula sin integración del ala batllista.

Abilio Briz (que debe lo extraño de su nombre a ancestros brasileños) es el intendente hasta que en julio vuelva a asumir Osorio. Briz lo dice sin pelos en la lengua: "La fórmula colorada en octubre cometió horrores. Cuando se pierde la humildad y se hacen las cosas sin consultar a nadie, te va mal".

En Rivera la campaña de octubre fue bastante fría. Y Briz no tiene empacho en decir que votó a Bordaberry por disciplina partidaria, pero que no lo representaba. Viera, más diplomático, se expresa así: "Es muy difícil hacer campaña por el candidato que no fue el que se propuso en la interna. Más cuando se negó a considerar un compañero de fórmula de nuestro sector. Hicimos una campaña muy local, sabiendo que no elegíamos presidente. La propuesta fue que consideraran elegir diputado, cosa que logramos".

Concertación.

Tabaré Viera, profesor de matemáticas y expresidente de Antel, es el padre de este modelo de éxito político en Rivera y su instrumento se llama "Espacio 2000", donde a la manera de su tocayo "Espacio 609" aglomera a muchos dirigentes —blancos, frentistas e independientes incluidos— detrás de un proyecto de gobierno departamental. Así ganó los comicios de 2000 y 2005 y ahora consigue que su sucesor, Marne Osorio, sea el ganador de las dos últimas elecciones con más margen y más listas.

Viera lo expresa así: "Siempre tuve claro que había que formar un espacio donde confluyéramos todos los partidos tras un programa. La solución a los problemas departamentales no tiene color".

Detrás de Osorio había 23 listas, muchas de ellas con gente que antes votaba con los blancos o el Frente. Ningún otro candidato, ni siquiera Daniel Martínez, ganador en Montevideo, esa ciudad con 10 veces más habitantes y 500 kilómetros al sur, tenía tantas agrupaciones que lo apoyaban.

La segunda clave es la gestión. El riverense promedio está contento con lo que ha hecho el gobierno. Antes de los comicios, una encuesta de MPC (dirigida por Nery Pinatto) daba 81% de aprobación de gestión. Otra de Equipos Mori le atribuía 75%. Las dos ubicaban a Osorio como el intendente de mayor aprobación del país.

Cuando Tabaré Viera asumió en 2000 reunió en su gabinete a especialistas jóvenes en cada una de las áreas, muchos de ellos sin mayor militancia política y otros directamente de otros partidos. Todos detrás de lo que llaman "el desarrollo integral de Rivera" y ajenos, a priori, a si en Montevideo el partido caía estrepitosamente o si Bordaberry conseguía una recuperación para después volver a bajar.

El arquitecto José Mazzoni, director de obras, asegura que 10 años atrás había 2.000 calles de tierra en la ciudad, ahora son 400 y sigue bajando. El presupuesto de la división asciende a 1.500 millones de pesos y hay en este momento 35 frentes de obra en una ciudad.

Las calles están limpias, los ómnibus son modernos y los inspectores de tránsito no se esconden en los arbolitos. Además, la intendencia ayuda en planes de vivienda, tiene comedores y refugios, hace rondas sanitarias por la campaña y a fin de año le dio una plaqueta de reconocimiento a Lucas Sugo, criado y residente en Rivera, en un concierto en el estadio municipal Atilio Paiva. Sugo tocó también en el cierre de campaña de Osorio.

Julio tiene un carro de panchos en el llamado Parque Internacional, una plaza que es centro comercial ambulante y donde se ubica la división y la unión con Livramento. "Al pancho podés ponerle lo que quieras: tomate, queso, aceitunas. Aquí los hacemos a la manera brasileña", dice entre risas.

Él es brasileño, de Livramento, y por lo tanto no votó. Pero su esposa es uruguaya y le dio el apoyo a Osorio. "La ciudad está mucho mejor, hay obras. Está transformada. Hace 10 años todo era mugre", valora.

En otra punta de la ciudad, en el barrio Cerro del Estado, un empinado conjunto de viviendas muy pobres de madera y chapa, las banderas del ganador son también amplia mayoría. El montevideano promedio se sorprenderá con que en los barrios más sumergidos prácticamente no hay banderas del Frente Amplio.

"Creo que el votante riverense no es diferente al resto del país. Vota resultados, confianza, candidatos y programa. Vota, por lo menos, por quien despierte confianza", dice Tabaré Viera.

Eduardo Pereira, que no es colorado, sino asesor y colaborador del Frente Amplio, lo analiza: "Yo creo que el elector no se equivoca, vota por lo que considera mejor. La propuesta del Partido Colorado tiene mil defectos, pero encierra una virtud esencial: es creíble. Mi sector, el Frente Amplio, no llegó a ser creíble y es lo que tenemos que analizar".

Bombas brasileras.

Fabián Fontoura fue candidato por el Frente Amplio a la Intendencia de Rivera. "No logramos poner en evidencia la situación crítica a la que esta administración llevó a la intendencia", dice a modo de autocrítica.

No todos en Rivera creen en la gestión de Marne Osorio y desde la oposición le tiran con munición gruesa.

Fontoura denuncia que la comuna tiene uno de los déficit más altos del país, que tiene atrasos con proveedores y que hay una denuncia penal en curso contra Osorio por la adjudicación de obras a empresas donde se sospecha de tráfico de influencias. Añade que el Tribunal de Cuentas suele observar muchos de los gastos de la comuna y recuerda que los 21 ediles procesados por fraude en 2006 eran todos oficialistas de Viera. Y que algunos de ellos están vinculados ahora a firmas contratadas por la comuna.

Es más: Fontoura dice que Marian Marne, hermana del intendente, entró a la intendencia en el año 2010 como auxiliar de servicio (limpiadora) y al año siguiente ya era directora de división. "Seguramente sea una funcionaria ejemplar, pero es sospechoso".

Todas estas bombas, sin embargo, no le hicieron ni mella a la locomotora de la 2000 y sus 23 vagones. El mismo discurso de la izquierda sobre la deshumanización de la política y la condena a la corrupción y el clientelismo que hizo trizas al Partido Colorado a nivel nacional, en Rivera no ha sido más que pólvora mojada. De hecho, el domingo pasado, la 2000 consiguió un 7% más de votos que en 2010.

Dos años atrás el programa Santo y seña denunció al "Sr. y la Sra. Ñoqui": una pareja de funcionarios de la Intendencia de Rivera que cobraban regiamente y no se aparecían por meses por el departamento. Entre que la TV de Montevideo no tiene mucha penetración allá y que, según palabras de Fontoura, el "clientelismo no es algo que preocupe mucho a los riverenses", todo se diluyó.

La pólvora se termina de chamuscar en cuanto los colorados riverenses son un partido de cercanía. Tabaré Viera se define como "batllista" y como "social demócrata". La intendencia se mete en cuanto plan social tenga oportunidad y el propio Osorio predica con el ejemplo.

Es veterinario y tiene su local en el barrio Rivera Chico, un enclave de clase media y media baja. Todos los sábados se presenta a trabajar. Es el hombre de mayor poder político en Rivera y al mismo tiempo esquila perros de familias pobres.

De fiesta.

Esta semana ha sido de celebración para los ganadores. Osorio se tomó unas vacaciones en familia y desapareció del escenario mientras se limpian los carteles y todo vuelve a la normalidad. Fernando Sander salió edil por la lista 200071. Antes la lista era 71 a secas y era blanca. Pero por diferencias en la interna nacionalista, se sumó al "Espacio 2000".

Sander jugó al fútbol también. Puntero zurdo cerrado, tuvo destacada participación en Defensor Sporting en los años 80 y llegó a jugar en Honduras. Es amigo de otro riverense célebre: Pablo Bengoechea.

Este jueves de noche, la lista 200071 organizó un encuentro con sus militantes para celebrar la alta votación: pasaron de 800 votos en 2010 a 2.070 el domingo pasado. Más de 60 personas acudieron a la fiesta que se desarrolló bajo la modalidad de comida y bebida lluvia y en el club de fútbol Lavalleja, que (otra rareza riverense) es el único del país presidido por una mujer. Se llama Leonor e integra la lista, además de cocinar unas tartas de pollo (78 pesos el kilo de pollo) riquísimas.

Todos se disponen en las mesas plásticas blancas y, en cada una, la botella de refresco de tres litros o más ocupa el lugar central. Algunos prefieren brindar con whisky (desde 6,35 dólares el escocés en free shops).

Llegan los discursos de los dirigentes. Fernando Sander y su hermano Sergio, Leonor y otros destacan el trabajo, que fue barrio a barrio, puerta a puerta, hablando con la gente. Aquí no hubo mucha inversión en campaña, más allá de un préstamo de 60.000 pesos que uno de ellos pidió en el Banco República y con lo que financiaron algo de propaganda en radio. Las papeletas y 10 carteles les fueron proporcionados por la lista madre, la 2000.

En estos discursos nadie nombra a Bordaberry, ni siquiera a Viera o a Marne. Los agradecimientos son para Coco, Tito o Jesús que se deslomaron como delegados en las elecciones. Y saludan, se encienden los aplausos, se emocionan.

Dice Sander: "Antes que por colorado, blanco o del Frente, el riverense vota por riverense. Vota lo que le sirve a su ciudad. Es inteligente en el voto. Si a nivel nacional ven que la economía y el tipo de cambio está estable, que las cosas se hacen bien, vota al Frente. Ahora. No se casa con el Frente, como tampoco se casa con nosotros. Hay que demostrarle cada día".

La excepción sigue marcando el destino de los riverenses. En el exclusivo Siñeriz Shopping, el free shop más grande del país (6.000 metros cuadrados) se vende una exclusiva botella de whisky que vale 3.990 dólares. Fue elaborado por el propio John Walker hace 150 años, solo hay 300 de esas botellas en el mundo. Una de ellas está en Rivera. Y está por si algún excéntrico millonario brasileño se la quiere llevar.

Del otro lado, en los supermercados de Livramento, se consigue arroz por 15 pesos el kilo. En la aridez de los extremos, el riverense buscará siempre la sombra de lo que le conviene, sin mayor ideología que la oportunidad. Y vota, como todos, por su única patria. (Producción: Freddy Fernández)

Los blancos ganaron cuatro veces; el FA nunca.

El nombre del departamento homenajea a Fructuoso Rivera, precisamente el fundador del Partido Colorado, aunque el nombre de su capital remite a Bernabé Rivera, sobrino de Fructuoso, quien en 1832 fue capturado y muerto por indígenas rebeldes a los que pretendía aniquilar.

En términos políticos, Rivera no siempre fue patrimonio del Partido Colorado. El Partido Nacional lo gobernó muchas veces: en 1897, los liderados por Aparicio Saravia obtuvieron el control político de seis departamentos, entre ellos Rivera. El Partido Nacional también ganó la administración de ese departamento en las elecciones de 1958 (cuando los colorados sólo triunfaron en Artigas), 1962, 1971 y 1989 (Martín Padern, un hombre alto que vestía botas de cuero y amplias bombachas, fue el intendente a partir de 1990, durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle).

¿De Rivera al resto del país?

Al igual que en 2005, Rivera volvió a ser el único departamento gobernado por una agrupación colorada. Es la única vidriera de la histórica agrupación de gobierno para demostrar que pueden hacer las cosas bien en el poder.

El intendente reelecto Marne Osorio ha dicho que semejante soledad le redobla la responsabilidad.

Pero muchos militantes se preguntan si el modelo colorado en Rivera no puede replicarse en el resto del país como la llave para el resurgir de la colectividad.

Abilio Briz, intendente en funciones hasta la vuelta de Marne, está convencido de que ese es el camino.

"Nuestro modelo de integrar a todos bajo un mismo objetivo de desarrollo se puede extrapolar a nivel nacional o regional. Ahora en Tacuarembó ganó Eber Da Rosa, fue reelecto Sergio Botana en Cerro Largo. Ellos están de acuerdo en empezar a trabajar en forma conjunta y puede ser un puntapié inicial, por lo menos para que la voz del norte se escuche con otra claridad".

Tabaré Viera, diputado por Rivera y mentor del triunfo colorado en ese departamento, cree que ciertas cosas que se aplican allí "podrían funcionar en otras partes".

Para Viera, no solo el riverense promedio, sino que el uruguayo promedio es batllista y el partido debe buscar líderes que representen con credibilidad esa corriente.

Por el contrario, Briz ubica a Pedro Bordaberry en el lado derecho del abanico colorado. "Debería quedarse con el ala derecha y trabajar desde allí".

Para Viera, el anuncio de Bordaberry de dar un "paso al costado" tiene un valor positivo en estos términos: "Me parece importante que piense en ampliar las posibilidades de otros liderazgos. Pero no quiero que se vaya. Precisamos de todos, nadie debe irse o dar pasos al costado. Yo lo que quiero es ganarle a Pedro, no que se vaya. Por eso hay que crear, y en eso estoy, nuevos espacios para que puedan aparecer otros candidatos. Con los que hemos tenido no basta".

¿Viera u Osorio podrían dar pasos en busca de consolidar un liderazgo nacional del partido?

El diputado riverense, que por cierto fue candidato a vicepresidente de Guillermo Stirling en 2005 y les fue muy mal, no se apura en responder.

"De ahora en más, nos disponemos a tratar de ayudar en todo el país con nuestra experiencia y organización y generaremos un nuevo espacio donde se puedan consolidar nuevos liderazgos porque, como dije, los que hay no son suficientes. En unos días anunciaré nuestra posición política".

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El rostro de Marne Osorio está en todos los barrios de la ciudad. Foto: D. Borrelli.

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