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La tragedia del bus 216 en el río Santa Lucía

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Hace 60 años, uno de los modelos "Centella de Plata" de ONDA —que había llegado al país en 1948— terminó por darse vuelta y caer al río Santa Lucía, con un saldo de 26 muertos (chofer y guarda incluidos) entre los 43 que viajaban de regreso a Montevideo después de un fin de semana largo bajo intensas lluvias que hicieron crecer las aguas del río.

El accidente sucedió después de que el ómnibus que viajaba delante del "216" lograra cruzar el puente que conectaba Chamizo con San Ramón. Lo hizo iluminando uno de los carteles de la cabecera del puente, que tomó como referencia para no desviarse en su curso. Que el coche delantero pudiera cruzar envalentonó a Américo Martínez, el chofer, que intentó hacer lo mismo.

El desenlace del siniestro, narrado por Miguel Álvarez Montero en el suplemento Sobrevivientes de El País, comenzó cuando el ómnibus —en el que entre otros viajaban funcionarios del Banco Montevideo y excursionistas del Cerro, además de empleados de la casa Aliverti— se quedó a la mitad del recorrido ya que una de las ruedas se trabó entre la calzada y la baranda del puente. Para peor, el motor se apagó y no pudo ser reanudado.

Una hora después llegó el primer intento de rescate, con el ómnibus a unos metros de la orilla que daba hacia Chamizo y a varios más del extremo que llevaba hacia San Ramón. Varios testigos señalaron que si los pasajeros hubieran bajado y retrocedido unos metros, se habrían salvado, pero prefirieron esperar el salvataje en lancha en lugar de caminar casi a ciegas sobre el puente inundado entre la lluvia y el frío de esa noche.

Con los años el ómnibus fue recuperado y se le cambió el número por el "222". Ya nadie quería subirse al sombrío "216". Mucho después, luego de ser abandonado en un terreno, fue pintado de rojo. Sirvió de casa rodante y chivitería que hacía temporada en La Paloma.

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