Vecinos del asentamiento Andresito II de la ciudad de Salto ven con preocupación el incremento de muertes de perros por envenenamiento que se viene registrando en este humilde y carenciado barrio de la periferia.

No solo por el sufrimiento que padecen esas mascotas, las mayorías de las cuales son abandonadas por personas irresponsables, sino por el peligro que para las decenas de niños representa este método de eliminación por el estado de desesperación en que entra el animal al consumir el mortífero y desconocido producto que utilizan quienes emplean este método.

"Es una barbaridad lo que está pasando. Todos los días aparecen perros muertos en esta zona y nadie sabe nada ni investiga tampoco", dijo a El País Juan Chivel, quien sufrió la pérdida de una de sus mascotas.

"No sé por qué no hablan con la gente del barrio y si hay que matar a todos los perros por esta enfermedad que hay, que lo hagan, pero sin que el animal sufra porque es cosa fea ver un perro envenenado", acotó mientras espantaba perros vagabundos que se le acercaban.

Autoridades del ministerio de Salud Pública (Zoonosis) decidieron sacrificar una treintena de perros la semana pasada por estar infectados con el virus de la leishmaniasis en el barrio Arenitas Blancas de la capital salteña, debido a las posibilidades de trasmisión de la enfermedad a los seres humanos, que pueden llegar a fallecer por ello.

existe preocupación