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Elegir el amor libre

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Pareja

SEXUALIDAD

Las relaciones abiertas, aunque siguen cargando con cierto estigma, empiezan a ser más comunes. ¿Cómo transitar por una experiencia donde la intimidad y los afectos están en juego?.

Se conocieron, hubo chispas y a los pocos días ya estaban en la casa de él. Ahí Héctor le dijo a ella que quería tener una relación abierta. Ella accedió y así siguen, luego de cuatro meses de vínculo. Él tiene otras relaciones sexuales, y ella todavía no, aunque podría si quisiera. "Esas fueron las reglas de juego desde el principio", cuenta Héctor.

Pero una relación no solo puede iniciarse en modalidad "abierta". Más común es que esa apertura se produzca luego de un buen tiempo de estar juntos. Aunque no hay reglas. "Puede ser tanto al principio como luego de un vínculo construido en base a experiencias y a tiempo compartido", dice Santiago Cedrés, presidente de la Sociedad Uruguaya de Sexología.

Para él, las relaciones abiertas son más comunes ahora: "Es cada vez más frecuente la consulta por esta causa".

No solo en Uruguay con su impronta moral, donde la laicidad y el catolicismo han establecido una particular dinámica, ambigua y fluctuante. El año pasado, se informaba en Estados Unidos que la aplicación OKCupid —una de las más importantes de ese mercado— había incluido una opción para "poliamorosos", que en ese contexto designa a personas con la actitud sumar a una persona más a su propia relación. La opción se sumaba dos años después de que OKCupid incluyera la de "relación abierta".

La empresa había constatado que 42% de sus usuarios había expresado interés en vincularse sexualmente con alguien que ya estuviera en una relación abierta o fuera "poliamoroso". OKCupid, además, tenía hasta ese momento hasta 22 calificaciones distintas de orientación sexual. "De todo hay en la viña del Señor" podría ser uno de los lemas de la plataforma.

Por eso, tal vez, es que desde la sexología se hacen distinciones precisas entre las modalidades elegidas para vivir la sexualidad. En ese sentido, no es lo mismo una pareja abierta que ser swingers, por ejemplo. Esa modalidad se da entre dos parejas que intercambian integrantes. Una pareja abierta puede ser una donde ambos acuerdan tener relaciones sexuales con terceros. El término incluye también cuando, en consenso, solo uno de los dos tiene una relación por fuera del vínculo.

La psicóloga y terapeuta de parejas Judith Alaban también dice que no es nada raro encontrarse con interrogantes de este tipo en sus consultas. "A veces son parejas con hijos. De repente se plantean, en determinado momento de la vida —en el que uno de los integrantes de la pareja está con bajo deseo, por ejemplo— incluir a otro. O que alguno de los dos salga con un tercero, para mejorar el deseo en la pareja".

Además, agrega Alban, la iniciativa a abrirse puede partir tanto del hombre como de la mujer. En ese sentido, continúa, las cosas han cambiado y hoy se percibe mayor apertura y tolerancia ante los deseos de ambos. Aún así, la sexóloga también afirma que los estereotipos y los lugares más comunes sobre el rol que se le asigna socialmente al género femenino y el masculino, inciden en las dinámicas de la pareja abierta.

De acuerdo a la terapeuta, sigue predominando una visión positiva del hombre que tiene una vida sexual que abarca a varias mujeres, mientras que no es tan así para las mujeres que se comportan o desean comportarse de la misma manera.

Ella ha notado, por ejemplo, que entre sus pacientes femeninas más jóvenes hay una mayor apertura hacia el consumo de pornografía, algo que a veces descoloca al varón. "Una mujer más activa y desprejuiciada sexualmente a veces pone al varón en un lugar incómodo", comenta.

Una pareja abierta se basa en la transparencia y la comunicación. Para ellos, la relación sexual fuera del lecho habitual en sí no es condenable, siempre y cuando no se oculte.

Ya sea por tener una "hipersexualidad", una curiosidad o porque en algo hay que ocupar el tiempo para matar la rutina, lo cierto es que las relaciones abiertas son un potencial campo minado para quienes decidan adentrarse en esa aventura.

Por eso, para Cedrés, es importante hablarlo todo y establecer códigos consensuados y adoptados por cada uno de los integrantes por convicción, no para complacer o ceder ante la presión del otro. Hay que tener claro hacia dónde se quiere ir, y cómo se va a recorrer ese camino. "Suelo recomendar que se establezcan acuerdos", dice Cedrés y añade que lo primero de todo, para él, es el uso del preservativo. "Es innegociable".

Pero luego de ese recaudo, casi todo puede estar permitido, siempre y cuando ambos estén de acuerdo en los términos de los códigos en común. "Hay parejas que no quieren saber quién es el otro o la otra. Y otras que sí lo quieren saber. Hay quienes prefieren no saber cuándo su pareja va a tener relaciones con otro, mientras que a algunos no les importa, pueden asimilar esa información".

Mientras haya acuerdo, vale casi todo. Pero de nuevo: se recomienda avanzar despacio y por las piedras, consensuando cada paso a dar. "La pareja tiene que estar pronta", dice Cedrés, y Alaban complementa con que "hay cosas de las que no se vuelven y que implican el fin de la relación".

Por eso, otra recomendación es ponerse de acuerdo en un punto límite, consensuar un punto o un hecho que indique que le experiencia abierta concluye.

¿Cuáles son las principales incertidumbres que surgen en una pareja cuando empiezan a pensar en abrirla? Depende del género, dice Cedrés. Para él, se trata de miedos acordes a los tópicos más recurrentes cuando se habla de las sexualidades masculinas y femeninas.

Aunque aclara que hay excepciones y ha tenido todo tipo de consultas, cuenta que su experiencia clínica le demuestra que hay dos principales preocupaciones: "La mujer tiene una mayor tendencia a afectivizar la relación sexual. Eso implica que se involucra más afectivamente en el sexo que el hombre. Y cuanto más te involucrás, más difícil es manejar. Porque el miedo que se produce es que la otra mujer le de más satisfacción". ¿Y la incertidumbre del hombre? "Que el otro esté mejor dotado. Eso hace que el hombre sienta que automáticamente el otro le va a dar a su pareja una mejor experiencia sexual".

Alaban dice que hay que ver caso a caso. "Hay que ver qué implica el concepto de amor para cada uno de ellos, y qué entienden por sexualidad. Si esta es algo para divertirse y sentirse deseados... y eso le aporta a la pareja, no hay problema", concluye Albán.

Para Héctor, su relación es para divertirse y sentirse deseado. Y durante cuatro meses, también lo fue para ella. "Pero ya veo que esto se va a terminar pronto. Para ella, no fue suficiente seguir así y empezó a pedirme que solo estuviera con ella, se empezó a involucrar más emocionalmente. Y por primera vez, voy a ser yo el que deja".

Tener claros los motivos para abrirse

La sexóloga Judith Alaban pone el ejemplo de la película Propuesta indecente (1993) para ilustrar su postura de tener claras las razones por las cuales se abre el vínculo de dos a otras personas. En ese film, el multimillonario encarnado por Robert Redford le ofrece a la pareja interpretada por Demi Moore y Woody Harrelson un millón de dólares por una noche con ella. Luego de discutirlo, acceden. "Lo que ocurre es que los móviles para esa decisión eran diferentes", dice Alaban. "Ella lo aceptó porque se sintió valorada. Pero él accedió a eso por el dinero, porque eso le iba a permitir concretar su proyecto empresarial. Cuando se consuma la relación sexual con el personaje de Redford, el que no puede afrontar todo lo que eso conlleva es el marido. Porque en realidad, él no lo pensó, no pensó en los alcances. Sus motivos fueron egoístas, pensó en él y no en la pareja".

La presión de la performance

Según los sexólogos consultados a menudo es la rutina y el descenso del deseo que puede impulsar a las parejas a abrirse, pero la rutina y la familiaridad son valores que muchas veces son subestimados, en particular por los hombres. "El varón siente muchas veces presión cuando se encuentra ante una nueva relación sexual, porque a menudo siente que tiene que rendir en la cama. En su pareja, puede tener altibajos sexuales porque hay otras cosas que compensan, como el amor, el compañerismo y la tolerancia", dice Santiago Cedrés.

Felicidad y monogamia en duda

En marzo de este año se presentó un estudio realizado por la Universidad de Michigan entre personas menores de 25 años. En total 2.100 personas fueron encuestadas, 1.500 de las cuales estaban en parejas monogámicas y 600 en relaciones abiertas. Los valores estudiados fueron "satisfacción", "compromiso", "confianza", "celos" y "amor apasionado". No se encontraron significativas diferencias entre los grupos en cuanto a los valores "satisfacción" y "amor apasionado". Sin embargo, los celos eran menores —y la confianza mayor— en las parejas abiertas.

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