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Cuando decir la verdad cuesta muy caro

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Por: Luis Ventura

Después de casi 5 años de la muerte del periodista Juan Castro, la Justicia argentina informó que los peritajes determinaron que el deceso del recordado colega se produjo por los golpes sufridos de su caída al vacío desde el primer piso de su balcón interior. Esto descartó la la hipótesis de un suicidio, ya que se estima que él saltó al vacío como consecuencia de consumo importante de cocaína que le provocó el denominado "delírium agitado fatal", causa que lo llevó a buscar en el espacio una salida a sus ansiedades y angustias.

¿Tanto se tardó para llegar a esta conclusión? Cuando se investiga el abandono de una persona en el que habrían incurrido profesionales como el psiquiatra Rubén Lezcano, el terapeuta que sentaba en el diván a Juan y escuchaba sus dramas, pero que al mismo tiempo mantenía una relación afectiva doctor-paciente muy llamativa, por no decir nociva. Sólo basta repasar las fotos que yo en persona me encargué de publicar para clarificar el tipo de cuidado que le destinaba Lezcano a su paciente.

También nos olvidamos cómo se comportaba la asistente terapeútica Carolina Cóppoli, una persona asignada para cuidar a un adicto de que no cometa incidentes que lo pudieran dañar, y ella al mismo tiempo sabía que Juan Castro no podía manejar y le ofrecía su destartalado auto a la venta, para resolver su crisis económica. La pregunta entonces, es: ¿Para qué quería Cóppoli venderle el auto si éste no lo podía usar? Y me pregunto quién dilapidó los 200.000 dólares que Juan facturó en Endemol en sus últimos meses de vida. ¿Quiénes eran los que tenían acceso a su cuenta bancaria? ¿Quién lo robó y lo dejó seco?

Y le pregunto a la familia que me demanda con 6 causas, cuando queda claro que he sido el periodista que más pruebas aportó al juzgado sin especular por ser tozudamente demandado: ¿Dónde estaban ellos cuando Juan se moría en vida? Es más, recuerdo una tapa que justamente publiqué 6 meses antes de la tragedia, en la que narraba el infierno que vivía. Cuando Juan salió de su internación me vino a ver para asumir lo que le ocurría y que lo ayudara a bajar los decibeles en los medios y buscar una cura con perfil bajo.

¿Quiénes fueron los que sabiendo que los médicos más serios le pedían internaciones para tratar su adicción, le dieron el alta médica para que volviera a la TV? ¿También nos olvidamos que el productor Rubén Viveros, el hermano de la "Cumbio" Viveros, tuvo una relación muy particular en los últimos días de Juan? ¿Qué hacía él cuando Castro se drogaba, su productor y amigo?

Por contar esto, y más, enfrento juicios en los que reclaman hasta 100.000 dólares y los pagaré con el pellejo y hasta las últimas consecuencias… sólo, por decir la verdad.

Por eso me indigno y me da risa los que ahora descubren cosas y se sorprenden por fallos que la justicia sigue demorando, condenando a los que hablaron claro y escondiendo a los que terminaron con Juan Castro.

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