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Fantasmas en Internet

Imágenes de una muchacha muerta circulan por la red y abren el debate.

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DAVID ALANDETE, El País de Madrid

La pesadilla de Christos Catsouras no acabó con ver los restos de su hija estampados en su Porsche 911 Carrera contra una pared en Orange County, California, el 31 de octubre de 2006. Ni mucho menos. Su calvario, que pasa por una cruel humillación pública en la red, acababa de comenzar. Desde aquel día, ese agente inmobiliario ha tenido que vivir sabiendo que las sangrientas y explícitas imágenes de aquel accidente están a un golpe de mouse, al alcance de todos, conformando ya una categoría en sí misma en la gran maraña de internet.

Como trasfondo al oneroso caso de la familia Catsouras subyace un debate que pone en cuestión la naturaleza misma de internet: ¿Es posible controlar todo lo que se dice o difunde sobre alguien en las páginas web? y ¿dónde acaba la libertad de expresión y dónde comienzan las injurias y las calumnias?

Esa última disyuntiva existe desde tiempos inmemoriales. Pero la naturaleza libre e ingobernable de la red la ha magnificado. Como en la vida, cualquiera puede expresar en internet lo que le venga en gana. Que el internauta viole o no las leyes, depende de dónde resida y dónde se aloje su web. Pero internet, además, trasciende fronteras. Y luchar contra un supuesto delito puede ser imposible.

Uno de los más de 100.000 sitios web que atormentan a los Catsouras es ucranio y presenta una horrenda galería de fotografías sangrientas con todas las imágenes del accidente, en las que se ve el cuerpo mutilado de Nikki, la cabeza destrozada, los restos atrapados por el amasijo de hierros, su brazo inerte. Hay un mapa en el que se detalla dónde ocurrió el accidente. Y un video, falso.

La página web está registrada por un internauta que da como nombre el de Bik Ugor, con una dirección de correo británica, en una ciudad de Ucrania. Según una lista de dominios de malware, se trata de una mentira, una cortina de humo, desde la que infectar los ordenadores de los internautas con un virus, que se descarga cuando se pulsa el play del video.

El drama de esa familia es casi de manual. En la época de lo viral, de la interconexión total de los teléfonos móviles, las cámaras fotográficas e internet, el morbo puede crear gigantes cibernéticos. Según diversos documentos judiciales, dos agentes de tráfico de California, Thomas O`Donnell y Aaron Reich, tomaron las fotos del accidente y se las enviaron a amigos. Se propagaron por la red como el polvo a merced del viento.

Al principio Christos, el padre, no sabía nada de esas fotos terribles. Hasta que días después de la muerte de su hija recibió un correo. El mensaje: "¡Holaaaa papi! ¡Aún estoy viva!". La foto: la cabeza destrozada de su hija. Nikki, muerta a los 18 años, se convirtió en una presencia viral en la red. Se la conoce como "la chica del Porsche". En otras páginas se dice: "Nikki Catsouras... demostró, de nuevo, que las mujeres no saben conducir". La tecnología las mantiene siempre en circulación.

Humillado y mortificado, su padre se contactó con Michael Fertik, fundador de la empresa Reputation Defender, creada para lavar la imagen de los internautas. "Comenzamos retirando bastante contenido relativo a esas fotos", explica Fertik. "Era una tarea laboriosa, pero en unos tres años logramos que las fotos se retiraran de más de 2.500 páginas web. Aquello evitó que las imágenes se propagaran de forma rápida al principio del caso".

"Es muy importante estar alerta", explica Fertik, cuya empresa limpia contenido nocivo en la red por una tarifa de entre 11 y 17 dólares mensuales. "En cuanto se detecte una información que pueda ser nociva, es muy importante actuar. Hay que atajar los problemas pronto, así es más fácil contenerlos. Y es importante ser consciente de qué se dice de uno en la red. Hay que tratar internet como un currículo, como una tarjeta de presentación".

"Los rumores son como el cáncer", explica Daniel Solove, gurú de asuntos de privacidad y profesor de Derecho en la Universidad George Washington. "Si son lo suficientemente morbosos, se pueden difundir de forma muy rápida. Y si se difunden, son muy difíciles de eliminar". Solove es autor del libro El futuro de la reputación: cotilleos, rumores y privacidad en internet en el que demuestra cómo el torrente de información libre de la red "puede dificultar la libertad y el desarrollo personales".

"A menos que se establezca un equilibrio entre derecho a la intimidad, libertad de expresión y derecho al anonimato, corremos el riesgo de que la libertad de internet nos haga menos libres`, explica. La naturaleza transnacional de la red complica, además, las cosas: "Algunos países tienen leyes más protectoras que Estados Unidos, pero otros no. Puede ser difícil, además, comunicarse con administradores de otros países que no hablen el mismo idioma".

Otro debate es sobre la responsabilidad que tienen los administradores de un sitio web sobre lo que publiquen sus usuarios. En Estados Unidos según la Ley de Telecomunicaciones de 1996, ninguna. Esa norma establece: "Ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será considerado como el difusor o autor de cualquier información difundida por otro proveedor de contenido informativo". El cartero no es responsable de los contenidos de las cartas.

En ese sentido, para la familia de Nikki Catsouras, encontrar a quien difunde las fotos de su hija mutilada es como buscar fantasmas. Los administradores de las páginas web son sólo mensajeros. Google y los demás buscadores sólo acumulan información recabada por otros. En marzo de 2008, después de que el juez desestimara la demanda contra la policía de tráfico, creían que iban a tener que vivir para siempre con esas imágenes pululando por la red, a la vista de todos.

Los límites entre la libertad de expresión y el derecho a la intimidad son extremadamente difusos en la red. El caso de Nikki Catosuras demuestra, sin embargo, que con tenacidad, se puede llegar hasta la fuente de la que surgió, por primera vez, esa información dañina, devastadora, macabra. Sus fotos siguen colgadas en internet. "Ahora el caso se decidirá en los tribunales, dado que la juez Moore ha decidido que debe ser admitido a trámite. Las vistas comenzarán en los próximos meses".

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