César Bianchi, Eloísa Capurro
Son las 22.00 del viernes 26 de diciembre en la Emergencia del Clínicas. Hay más de 20 personas esperando a que los atienda el médico de guardia. Otras tantas esperan noticias de los más de 50 pacientes que ya hay internados en el sector quirúrgico. Ya pasó Nochebuena y Navidad y con ellas se fueron las consultas por quemaduras a causa de fuegos artificiales. No es una de esas noches donde se reciben entre siete y ocho ambulancias de una vez; es una noche tranquila.
Las conversaciones en voz baja y la serenidad en la sala de espera se terminan con el llanto de un bebé. Es Leonel, que apenas cuatro días atrás nació en el Clínicas y que ahora llora en brazos de su abuelo, Fernando Roca. Él y su hijo esperan novedades de la madre de Leonel, que por la tarde comenzó con fiebre y malestar. Primero debieron esperar a que llegara el ginecólogo de guardia y luego por los resultados de exámenes de sangre y orina. En total hace tres horas que están aguardando alguna información. "La atención es adecuada al servicio que brinda. Yo soy de sociedad médica y demoran igual. La salud en general está con dificultades", dice Roca. Al block quirúrgico no se permite el ingreso de niños. "Es que ahí adentro se ve de todo", explica Rosario, de vigilancia. Para calmar a Leonel, la madre debió salir a la sala de espera.
Cerca, están Fernando y su madre. Para ellos la espera fue más extensa. Llegaron por un malestar de la hermana de Fernando y están allí sentados desde las 15. "A las 17 le mandaron un examen de sangre, una hora después le dieron el resultado. Pero después, a las 20, le mandaron otro estudio y a las 21 un estudio más. Nos dicen que las máquinas del laboratorio son lentas", explicaron.
Para ellos esta demora es un agregado más en una lista larga de problemas con el hospital. Fernando, quien prefirió no dar su apellido, es primo de Maykol Cardozo, el niño de 15 años que en 2003 murió luego de que no se le identificara a tiempo una infección generalizada causada por el estafilococo dorado. Este año el Tribunal de Apelaciones confirmó la condena de los dos médicos del Hospital de Clínicas que lo habían atendido.
"Yo estoy ahora en el Clínicas por mi hermana, porque ya no me atiendo aquí. Opté por una mutualista. La semana pasada fui a mi mutualista y en media hora me dijeron todo lo que tenía", agregó Fernando. Para ellos la odisea terminó alrededor de la medianoche. Unos minutos antes, la familia Roca fue derivada al piso 16, donde quedaría internada la madre de Leonel .
Las demoras y las esperas son moneda corriente en la Emergencia del Clínicas. "Acá todo demora tres o cuatro veces más. Los exámenes se pierden, el Laboratorio no da resultados por vía telefónica sino que el médico tiene que ir hasta allí. A veces el tomógrafo no anda, o no hay técnico. Se paga mal la guardia y no hay quién la haga. Pero todo esto es crónico", dijeron fuentes médicas del hospital.
Pero no eran ellos los únicos que pasaban sus penurias en el Hospital de Clínicas. Pasada la medianoche, Mónica de Andreis continuaba esperando junto con sus dos hijos adolescentes. Uno de ellos se había golpeado en un ojo y por eso los tres aguardaban a que los atendiera el médico de guardia. "Cuando llegamos ya había mucha gente adelante", explicó. A las 23, ya llevaban una hora de espera.
Lo de su hijo no conllevaba riesgo de vida. Y sobre su demora estaba advertida. Es que en la sala de espera un par de carteles explican el procedimiento que se utiliza a la hora de atender a los pacientes: el "Triage".
El método consiste en que, cuando el paciente entra a la Emergencia, un médico hace una primera evaluación y determina si su condición conlleva riesgo de vida o no. La atención no es por número de llegada, sino de acuerdo a la dolencia. Por eso, según se indica en los carteles, cuando no existe riesgo de vida la espera puede ser de "hasta algunas horas".
En algunos casos la atención puede ser rápida. El lunes 29, una mujer se acercó a las 22.45 a la Emergencia quejándose de una molestia en un ojo. Apenas media hora después y luego de que uno de los médicos le colocara un parche en su ojo izquierdo, ya se estaba retirando.
algo nuevo, algo viejo. La Emergencia del Clínicas es una de las instalaciones más nuevas. Con 240.000 dólares provenientes de Venezuela, la Embajada de Francia y la recaudación de Cutcsa a través del proyecto "Boleto solidario", se inauguró en setiembre de 2007 la nueva planta física del servicio. Al acto concurrieron el presidente Tabaré Vázquez y la ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz, quien entonces anunciaba que el nuevo Sistema Nacional Integrado de Salud (Snis) debería ser liderado por los servicios públicos y por el Hospital de Clínicas, en particular, según dice en la página web del hospital.
Todavía hoy las instalaciones de la Emergencia sobresalen del conjunto del hospital. Mientras que por los pasillos centrales del centro asistencial las paredes exhiben el decaimiento general del hospital (manchas de humedad en techos y paredes, tuberías viejas y a la vista, baños sin cisterna en los que debe tirarse un balde de agua), en la Emergencia todo parece nuevo. La madera de la oficina de atención al público y el escritorio de vigilancia está impecable. Las baldosas del piso están limpias y sin rajaduras. Las sillas de la sala de espera están completas. Hasta la máquina de café funciona.
Pero por la entrada de médicos y funcionarios un cartón cubre una ventana totalmente rota. Los baños de mujeres no tienen luz ni papel higiénico. Uno de los dos teléfonos públicos no funciona. Y, según relató una enfermera de la institución, cuando llueve las instalaciones se inundan. Poco a poco también la Emergencia se acopla al estado general del hospital.
Las carencias no se ven sólo en lo edilicio. "A veces no tenemos las cosas mínimas para calmar a un paciente. Saltamos de Novemina a morfina", relató Teresita Bergara, auxiliar de enfermería con 13 años de trabajo en el hospital. Así, cuando no hay soportes para colgar en alto el suero, es el paciente quien lo sostiene. Cuando faltan tubuladuras (tubo por el cual, por ejemplo, pasa el suero), se cuida la que se tiene para intentar que se mantenga estéril. Y si no hay tablillas para sostener las piernas o los brazos de los traumatizados, se busca cartón en los alrededores del hospital. Se usa lo que se encuentra. "Inventamos. Si no tenés, lo inventás. Lo creás con tu fantasía", explicó Bergara.
Hasta las camas son un problema en la Emergencia del Clínicas. En la Unidad de Cuidados Intensivos hay 15 camas que están generalmente utilizadas en su totalidad. "Se libera una cama y enseguida entra un paciente. El CTI no da abasto", comentó una funcionaria del servicio. Y, según las fuentes, como no se pagan camas fuera del centro, cuando éstas se llenan no se derivan más pacientes. "A veces un paciente tiene necesidad del CTI por su enfermedad y como no hay camas se lo deja en Emergencia".
Un estudio realizado en 2005 por el doctor Álvaro Giordano evidenció un déficit de camas de medicina intensiva en el Hospital de Clínicas. El estudio analizó la situación de 64 pacientes críticos que estaban fuera del CTI y cómo esto afectaba su posterior recuperación.
"El grupo (de pacientes) que ingresaba en menos de 24 horas observaba menor edad y mortalidad. El grupo de ingreso posterior a las 24 horas presentaba una agravación documentada", señala el estudio. Hoy el número de camas en el CTI es de apenas tres camas más que en 2005.
Diego Alonso, empleado sindicalizado de la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (Uthc), dijo que se pretendía que hubiera 25. "Hubo compañeros que pensaban que faltaba personal para atenderlas considerando que es un hospital de tercer nivel, de cirugías complejas. Se llegó a una solución parcial. En el CTI debe haber casi 20 camas, no sé cuántas ocupadas".
A las 22 del lunes 29, la familia Imbríaco pasaba su segunda noche sentada en la sala de espera. Había llegado desde Pando el domingo anterior por Carlos, quien había sufrido un accidente vascular. La primera atención que tuvo el joven fue en una Policlínica de Camino Carrasco, desde donde fue trasladado al Hospital Pasteur. Pero como les dijeron que allí no había lugar, lo enviaron al Clínicas. De apuradas tuvieron que sacar el carné de asistencia requerido para ser atendidos en el Hospital. "Nos trataron bárbaro", contó Marisa Imbríaco, hermana de Carlos, en referencia al personal del Ministerio de Salud Pública.
"Él nació en este hospital", relata su madre, Miriam Barcelos quien también se trató durante años en el hospital. "Para mí es como una segunda casa". Pero esta vez la visita al hospital no fue de las más felices. Junto a ella esperaban tíos y hermanos de Carlos, quien esa noche fue sometido a una operación. A las 22.45 los médicos les dieron las primeras noticias: Carlos debía ser internado en el CTI. Pero, como la unidad estaba llena, esperarían a que se liberara una cama.
Hasta pasadas las 23 horas, el caso de Carlos Imbríaco era uno de los más graves que atendía la Emergencia. Según funcionarios que informaron a Qué Pasa, el número de consultas se había mantenido estable desde el fin de semana: unas 130 consultas por día. Y de ellas apenas el 20% se trataba de casos graves. Pero, como dicen enfermeras y funcionarios en la Emergencia "todo puede cambiar en un instante".
A las 23.30 la Emergencia se conmocionó. La guardia entera abandonó los casos que hasta entonces llevaba y se preparó para recibir a una ambulancia de la empresa Suatt. Habían anunciado que llegaría una persona con politraumatismos graves. Unos 15 minutos después llegaron dos ambulancias, la de Suatt y una de Semm. "¿Es un caso o son dos?", "¿hay dos politraumatizados?", se preguntaban los médicos. Finalmente sólo se abrieron las puertas de una de las ambulancias y por ella salió en camilla una joven con la cabeza tapada, el pecho abierto y llena de tubos.
La joven, de apenas unos 20 años, había llegado sin identificación. Había sufrido un accidente cuando intentó cruzar la rambla a la altura de Coimbra con los auriculares puestos. Los autos que pasaban no la vieron, o no llegaron a frenar. La joven llegó a la Emergencia con fracturas expuestas y sangrando de los oídos y de la nariz. Fue directo al tomógrafo.
"A veces pasa que llegan sin identificación y a las horas los parientes los encuentran, porque ven que no llegan y salen a buscar en todos los hospitales", relató Rosario, del equipo de vigilancia de la Emergencia.
Una vez que las ambulancias se fueron, la sala de espera volvió a su clima normal de charlas, expectativa y sobre todo, mucha espera.
¿un parche? La Emergencia del Clínicas tiene unas 17 camas. Pero ya ha sucedido que éstas se llenan y los pacientes terminan pasando la noche en uno de los 26 sillones que hay instalados para la extracción de sangre. "Que pasen una noche es de todos los días. Algunos pueden llegar a pasar dos noches en el sillón", dijeron.
Y eso a pesar de que el hospital es un centro de referencia a nivel nacional. A la Emergencia del Clínicas se derivan desde personas que no tienen hogar y que son recogidas por patrulleros, hasta niños que vienen del Hospital Pereira Rossell para atenderse con el oftalmólogo u otorrinolaringólogo de guardia. "Acá está la mejor medicina del país. Es donde se da la mayor discusión y análisis del paciente. Pero después hay problemas para ejecutar las soluciones", explicó una fuente médica del hospital.
Es en el Clínicas donde se realizan operaciones de alto nivel, como transplantes renopancreáticos, neurocirugía con implantes, cirugía de la epilepsia, vascular compleja, etcétera. "Lo que no se resuelve en los otros 18 departamentos del país es trasladado acá, porque acá están todos los especialistas", dijo Bergara.
Pero a la vez que desarrolla esto, tiene problemas básicos. Las recetas que otorga a sus pacientes no tienen validez fuera del centro, al no estar incluido en el Snis.
"Hay una intención de mostrar un hospital de punta que también existe, pero es en casos puntuales. Son cosas que no se pueden hacer más de tres o cuatro veces", dijeron las fuentes.
Qué Pasa consultó en reiteradas oportunidades a la dirección del Hospital de Clínicas con la intención de que la directora Graciela Ubach respondiera a estos cuestionamientos. Pero argumentando falta de tiempo, la entrevista no fue concedida.
A su vez se intentó obtener la autorización para poder ingresar libremente a la Emergencia del Hospital, lo cual nunca fue respondido.
parte de un todo. La Emergencia es uno de los más fieles reflejos de los problemas que atraviesa el hospital como conjunto. Durante el año que acaba de irse, el Hospital de Clínicas sufrió una de sus crisis más importantes.
Por falta de los insumos necesarios para trabajar, el centro hospitalario debió declarar un feriado quirúrgico que comenzó el 3 de noviembre. El conflicto culminó unos días después, cuando el Ministerio de Economía y Finanzas aportó 10 millones de pesos y el de Salud Pública otorgó una línea de crédito de 8 millones que se sumaron a los 15 millones de pesos que había adelantado la Universidad de la República.
La Administración de Servicios de Salud del Estado (Asse) le prestó seis millones de pesos, según confirmó su director, Daniel Gestido. "Le pagamos facturas muy viejas por servicios de hace mucho tiempo. No nos negamos a pagar nada, sólo pedimos que esté la documentación que certificara esa deuda. Si nos traen más facturas con las firmas del caso, se pagarán como corresponden", argumentó.
Así se completaron los 40 millones de pesos que el hospital necesitaba para funcionar hasta fin de año.
Para Eduardo Guimaraens, estudiante que practica el internado en el Clínicas e integra la comisión directiva del hospital, el Estado aportó "poco dinero" en comparación con que llegó desde Venezuela, como contrapartida por un proyecto científico conjunto.
"Se solucionó lo puntual del hospital, ahora tenemos insumos", dijo Alfredo Alemán, funcionario sindicalizado de la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (Uthc). "Pero sigue complicado el asunto. El problema va a ser más adelante, cuando se empiece a terminar el presupuesto". Además estimó que entre setiembre y octubre de 2009, la situación crítica volverá a lo que fue hace un mes, cuando Ubach amenazó con cerrar el hospital universitario.
Ya el 31 de octubre del año pasado la Comisión Directiva del hospital señalaba que el centro comenzaría a disminuir sus servicios debido al aumento de la demanda asistencial y de los costos de los insumos necesarios para esta atención, en ausencia de actualizadores que posibiliten mantener el poder de compra del hospital".
Y, aunque esa situación se solucionó, el problema persiste. "Esto se va a agravar el año que viene, si no hay soluciones de fondo. Es como si vos tuvieras una enfermedad grave y te arreglan dándote un analgésico para bajar la fiebre... Si no te arreglan lo que tenés, vas a volver a tener fiebre", opinó Alonso.
No fue el primer antecedente de un inminente cierre de este hospital público referente en el país. Según recordó el internista Guimaraens, en 2002 se llegó a la clausura técnica del centro hospitalario, no como medida de lucha, sino por falta de insumos, por falta de dinero.
Alemán, por su parte, sostiene que la planta física todavía tiene problemas de estructura, que sólo hay dos salas de blocks funcionando y no están las condiciones dadas para abrir una tercera sala. Para el trabajador gremialista, la situación "de fondo" cambiará cuando los legisladores cambien la ley de reforma de la salud y le permitan al Clínicas integrar el Snis.
Aunque hoy en sus pasillos no se ven carteles gremiales y los pacientes volvieron a ocupar las salas de espera, en el hospital todavía pueden verse señales de una situación de caos.
En la entrada principal, pintado sobre las tablas que tapan una construcción y en letras rojas, todavía se lee una frase que marcó el año que se fue y, para muchos, continuará vigente el año que comienza: "Block en conflicto".
Alonso, del gremio de trabajadores, dijo que "anualmente crece alrededor del 8% la cantidad de gente que se asiste en el hospital pero también la complejidad de las patologías, con lo cual es más caro. Y no hay ninguna contrapartida a esto por parte del Fonasa".
"Se solucionó el tema puntual, pero esto va a volver el año que viene si no solucionamos los problemas de fondo", agregó, compartiendo la postura de su compañero.
Para ambos, los problemas centrales pasan por acceder a fondos de Salud Pública, más allá del presupuesto universitario.
Se calcula que anualmente el hospital universitario atiende 45.000 consultas en Emergencia, 145.000 consultas en clínica externa, a la vez que realiza casi 6.000 operaciones y asiste a mil partos. Para sostener a este caudal de pacientes, así como para pagarles los sueldos a 3.124 funcionarios, el hospital tiene un presupuesto que ronda los 500 millones de pesos anuales. Eso es todo lo que tiene, porque por ahora, a pesar de los pedidos de médicos, funcionarios y hasta la propia Facultad de Medicina (de quien depende el hospital), el centro asistencial no está incluido en el Sistema Nacional Integrado de Salud.
Por ahora los usuarios del hospital se mantienen por fuera de este panorama crítico. Para ellos la atención es buena y, salvo el mal recuerdo del feriado quirúrgico, no parecen tener quejas para realizar.
"Está muy bien, para todos los sectores. Años atrás tenías entre tres y cuatro horas de espera, pero ahora todo es mucho más rápido", dijo Alba, mientras esperaba a que le dieran hora para una consulta. "Yo vengo cada tanto por problemas del corazón. Acá hay que esperar, pero como en toda las sociedades médicas y hay tantos doctores...", comentó otra señora, Lidia.
Pero funcionarios, médicos y enfermeras advierten que la solución a los problemas del Clínicas están en pertenecer al Sistema Nacional Integrado de Salud.
EL SNIS, LA SOLUCIÓN. Dice Alemán: "El rol que pretendemos para el Hospital de Clínicas es el de un hospital de tercer nivel de referencia nacional, y con un segundo nivel de población georreferenciada. Esto es: con una población y un área asignada al hospital, como parte del prestador integral de Asse, no como una mutualista más".
El decano de la Facultad de Medicina, Felipe Schelotto, ha realizado esfuerzos en el mismo sentido que los funcionarios del Clínicas.
"La idea es que el hospital reciba o sea referente para un volumen de población de 100.000 a 150.000 personas. Que esa población venga de una zona delimitada que habría que acordar con el Snis -una vez que esté integrado- y que cuando haya una intervención que no se pueda solucionar en el lugar donde la gente vive la gente fuera de ese radio, sea derivada al Clínicas, al Saint Bois o al Pasteur", dijo Schelotto. El decano dijo que era un extremo que se estaba negociando con el MSP y Asse.
Pero para Gestido, el director de Asse, no es tan sencillo integrar al Clínicas al Snis.
"Si quieren ser integrados al Sistema Nacional Integrado de Salud, que cambien la ley. Hay que ver qué actividades puede hacer el hospital que nos agregue valor y pagárselas por ellas. Esa es una condición: que le agreguen valor al sistema de salud. El sistema no necesita fardos, sino gente que mejore el sistema".
"La otra condición que le tenemos que poner al Clínicas es exigirle que cumplan estándares de calidad", dijo Gestido.
Para Guimaraens, esto no es un problema. "En localidad operativa, el Clínicas puede competir con cualquier mutualista. Perdemos en la `hotelería`, donde no podemos competir con el Casmu o La Española, por sus comodidades; nosotros tenemos salas generales con 12 camas, y eso no le gusta a la gente".
Otra fuente consultada de Asse, el organismo prestador oficial de servicios de salud, que prefirió mantenerse en el anonimato, no cree, como Guimaranes, que el Clínicas ofrezca "estándares de calidad". Y puso un ejemplo: "Si yo contrato un servicio en el piso 8 que de repente es excelente, pero no anda el ascensor... no nos sirve. En Asse tenemos que exigir que eso cambie".
La fuente de Asse dijo, de todos modos, que no hay confrontación entre el Hospital de Clínicas y Asse, y que la idea del organismo es ayudar al nosocomio universitario.
Los estudiantes formados en el Clínicas creen, como el decanato de Medicina y los propios funcionarios agremiados, que la solución pasa por integrar al hospital al Snis.
Guimaraens aporta que una de las modalidades de integración puede darse por contratación de asistencias puntuales, aunque así no se pague por el ejercicio docente.
"Entonces no se ponen en juego las cápitas, sino que en vez de pagar por persona atendida, se paga por una población dentro de una zona geográfrica, como propone Asse", dijo.
El joven reivindica los puntos fuertes que destacan la importancia del Clínicas en el sistema de salud pública: tiene un plantel médico experimentado, es un sitio donde la investigación científica y los conocimientos se renuevan, y donde él y los demás estudiantes se sienten "integrados" -valga la paradoja- a la población de menos recursos, siempre bien cercanos a la literatura médica más aggiornada.
El manido "tema de fondo" recién se solucionará, a su juicio, cuando el Estado le devuelva en dinero una contrapartida por el servicio prestado por el Clínicas.
"Es un horror que el principal hospital público uruguayo vuelva a tener el riesgo de cerrar porque técnicamente no tiene la capacidad operativa de actuar. El país no puede volver a pasar por eso".
Exámenes gratis
"Acá pueden estar esperando desde la mañana. Pasan horas, pero se van con todos los estudios y no pagan ni un peso", resumió Rosario, vigilante de la noche de la Emergencia del Hospital de Clínicas. En el sector de Atención al Usuario, un cartel indica que quienes pueden atenderse en el Hospital de Clínicas son todas aquellas personas que tengan carné de asistencia del Ministerio de Salud Pública vigente y pagar un ticket de 10 pesos. Quienes no tengan carné deben pagar 100 pesos. Pero, como acota Rosario, de noche la caja está cerrada.
Lo peor de trabajar en la emergencia
La situación más estresante que vivió Teresita Bergara, auxiliar de enfermería con 13 años de trabajo en el Hospital de Clínicas, fue en 2007. Cuando el barco con bandera coreana Sea World 101 sufrió un derrame de amoníaco, todas las víctimas fueron derivadas a la Emergencia del Clínicas. "La Policía nos avisó cuando estaban en la puerta y hubo que desalojar la Emergencia entera. Estaban todos desnudos y los bañamos en la puerta. Por suerte logramos entubarlos a todos", recordó.
Para Rosario, vigilante de la Emergencia, una situación puede volverse crítica en cualquier momento y en la misma sala de espera. "Hay personas que quieren entrar a la fuerza, cuando se permite sólo un acompañante. Una vez una nieta quiso entrar a los empujones y tuvimos que pedir apoyo policial. También pasa de familiares que no se llevan entre sí y uno termina haciendo de moderador".
El hospital
Rol universitario
Según la página web del Hospital de Clínicas Dr. Manuel Quintela, la "esencia" del nosocomio es "constituir un ámbito académico en el que se crea, concentra, enseña y difunde el conocimiento de los procesos de salud-enfermedad, en el marco del quehacer de la Universidad de la República", como hospital universitario que es. Nació en 1887 con el Dr. Pedro Visca, entonces decano de la Facultad de Medicina y también fundador de la Clínica Médica en el país. Dos años después, su colega Elías Regules se hizo cargo del proyecto llevándolo a un sitio donde ejercer la docencia y donde los estudiantes de medicina puedan estar en permanente contacto con sus pacientes.
Recién en 1910 el proyecto fue tratado en el ámbito parlamentario. La ley que permitió su nacimiento se dilató hasta 1926, cuando una comisión presidida por Quintela siguió de cerca tan ambiciosa empresa. Cuatro años después se colocó la piedra fundamental de la imponente construcción, en el Parque Batlle. Hubo que esperar 22 años para el fin de la edificación y su comienzo operativo.
Desde un inicio se pretendió que aportara en lo estrictamente académico, para enseñar y difundir conocimientos en medicina. Hoy cuenta con 64 servicios y 400 camas disponibles. En 2008 el hospital universitario cumplió 55 años de funcionamiento, si bien el germen del proyecto tiene más de un 100 años.
El hospital del pueblo en números
Se calcula que por año son 45.000 personas las que se atienden en la Emergencia del Hospital de Clínicas. Otras 145.000 consultan en la clínica externa del hospital. Además se realizan unas 6.000 operaciones y 1.000 partos, según El País.
El hospital está organizado en 64 servicios donde trabajan 3.124 funcionarios. De ellos 642 son docentes. Más de 7.000 estudiantes de grado y posgrado se ejercitan en el centro.
En sus instalaciones hay 135 consultorios, seis salas de cirugía y cuatro salas para operaciones que no requieran internación. Además en el servicio de Emergencia hay otras dos salas de cirugía menor. Para operaciones y estudios mayores, el servicio de Emergencia traslada a los pacientes (a través de un pasillo interno) a las instalaciones centrales del hospital.
El Clínicas tiene 455 camas para la atención de adultos y otras 10 camas especializadas para la atención de recién nacidos (entre el CTI neonatal y Cuidados Intermedios).
Para los pacientes, el centro es capaz de realizar 17 dietas diferentes para las 216.997 raciones que incluyendo desayuno, almuerzo, merienda y cena también para el personal de guardia.
Su presupuesto ronda los 500 millones de pesos. El dinero forma parte de lo que recibe la Universidad de la República.