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Máximos honores

| Steven Levitt ha sido premiado con la medalla John Bates Clark por la Asociación Económica Americana

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The Economist

Cada dos años, la American Economic Association (AEA – Asociación Económica Americana) otorga la medalla John Bates Clark al economista menor de cuarenta años que haya hecho el mayor aporte a la disciplina. Paul Krugman, el profesor de la Universidad de Princeton, columnista del diario New York Times y ganador de la medalla Clark en 1991, con mucha razón aunque poca modestia señaló que este reconocimiento es una mejor afirmación acerca de la excelencia de quien la gana que el más conocido, pero un tanto menos exclusivo, premio Nobel. Ese honor, en definitiva, se da todos los años, a menudo a más de un ganador y décadas después que los laureados hayan realizado su mejor labor. La medalla Clark es la que mejor indica quién está realmente en la cumbre del campo, en este mismo momento.

En la reunión anual de la AEA que se celebró en San Diego la semana del ocho de enero, el premio fue otorgado a Steven Levitt de la Universidad de Chicago. Levitt es un ganador digno además de despertar un interés poco común. No se ha distinguido por sus teorías sofisticadas ni por uno o dos grandes avances, sino por una serie de investigaciones empíricas increíblemente variadas e ingeniosas.

Las investigaciones de Levitt manifiestan claramente que ejerce esta disciplina no como un fin en sí mismo, sino porque le interesa el mundo. Asimismo, aunque no le encanta en realidad llegar a una conclusión políticamente incorrecta, no hay duda que nunca las elude. Es lamentable que ambas características lo distingan de los demás.

TEMAS IMPACTANTES.. Si se examinan los documentos de trabajo que hizo circular el National Bureau of Economic Research (Oficina Nacional de Investigación Económica en el sitio www.nber.org) se verá que tan solo en el año 2003, Levitt fue el autor o coautor de siete de ellos. Entre los temas que trató se encuentra el efecto que tiene la elección de una escuela en los resultados educativos, las causas y consecuencias de tener nombres típicamente utilizados por negros, el efecto de la legalización del aborto sobre las tasas de delincuencia, cómo poner a prueba las teorías sobre la discriminación usando evidencias tomadas del programa televisivo "El más débil", las brechas que hay en los resultados de exámenes entre blancos y negros en los primeros dos años de enseñanza, las apuestas y la National Football League (Liga Nacional de Fútbol Americano), y los docentes que hacen evaluaciones engañosas del rendimiento de sus alumnos. Entre las obras que ha publicado en prestigiosas revistas especializadas con revisión por sus pares hay una serie de trabajos sobre los delitos y las penas, las finanzas de las pandillas de narcotraficantes, los tiros penales en el fútbol, el dinero y las elecciones, conducir en estado de embriaguez, así como el efecto de la ideología en contraposición a las preferencias de los votantes con relación a las políticas que apoyan los políticos. En el año 2002, la impecablemente sobria revista American Economic Review publicó un trabajo, del cual Levitt era coautor, referido a la corrupción y al sumo. Esto da una idea de cómo es.

Siempre hay un punto serio —por lo general relativo a la metodología empírica— incluso en los proyectos aparentemente más frívolos de Levitt. El trabajo sobre el sumo es interesante no sólo porque demuestra convincentemente que las luchas están a menudo arregladas, sino también por la forma en que Levitt y su coautor, Mark Duggan, se las ingenian para demostrarlo. La estructura fundada en incentivos que tiene ese deporte significa que los luchadores que están a punto de lograr un récord de victorias tienen mucho más que ganar si triunfan, de lo que tienen que perder sus rivales, que no están en esa situación, si son derrotados. Esto abre una ventana a la corrupción. Los luchadores al borde de un récord ganan como corresponde, con mayor frecuencia de lo que se podría esperar, y los autores demuestran que no se explica con el mayor esfuerzo. Además, los luchadores que ganan en estas condiciones pierden más veces de lo que deberían cuando luego enfrentan a los mismos rivales, lo cual sugiere que "se devuelve el favor". En momentos en que los medios de comunicación analizan meticulosamente todo lo que ocurre, desaparecen las pruebas de peleas "arregladas". La investigación es instructiva para los economistas que son escépticos de que alguna vez puedan encontrarse pruebas claras de corrupción. Una manera imaginativa de buscar los datos, junto con un gran ingenio al extraer inferencias fehacientes de los mismos —las marcas registradas de Levitt— pueden revelar mucho más de lo que se puede suponer.

Las investigaciones de Levitt sobre la delincuencia le han ganado momentos de fama menor en el mundo más amplio. Su trabajo sobre la legalización del aborto y los delitos está en este contexto. Levitt, junto con su coautor John Donahue, en forma osada plantean el supuesto de que la legalización del aborto puede haber reducido la cantidad de hijos no deseados de padres con grandes probabilidades de criar hijos que serán delincuentes en el futuro. Las pruebas, a la larga, demostraron firmemente la exactitud de esa suposición. Los estados de Estados Unidos que primero permitieron el aborto legalizado en 1970 (tres años antes del juicio Roe contra Wade) fueron los primeros en experimentar la disminución en las tasas de delitos; los estados que tuvieron los índices más elevados de abortos registraron las mayores reducciones en la delincuencia. Los datos fueron puestos a prueba de distintas maneras y la conclusión sigue en pie. Los autores consideran que la legalización del aborto puede explicar el 50% de la disminución en los delitos en la década de los noventa.

Levitt también ha soliviantado a algunos con sus trabajos sobre las prisiones. Una de las principales conclusiones a que llegó es que la prisión sirve. Sí, reduce la delincuencia, no sólo porque mantiene encerradas a personas que de lo contrario estarían cometiendo delitos, sino que también tiene un efecto disuasivo, cosa que muchas personas desean no creer. En términos técnicos, un gran reto en este campo de la investigación fue el de analizar el caso clásico del llamado problema de la simultaneidad: las tasas de encarcelamiento afectan las tasas de delincuencia, pero lo opuesto también es cierto. Es imposible desentrañar ambas relaciones a no ser que se encuentre y pueda aprovecha una tercera variable con las propiedades estadísticas apropiadas.

En una de las líneas de investigación, Levitt utilizó el litigio sobre el hacinamiento en las prisiones —un instrumento poco probable pero estadísticamente eficaz— para plantear su caso. Con un análisis apropiado, los datos prueban que si se reduce la población penitenciaria en uno (que significa un ahorro de U$S 30.000 al año) aumenta en quince la cantidad de delitos que se cometen anualmente (lo que cuesta aproximadamente U$S 45.000 al año). En otro trabajo, aunque igualmente mal recibido por muchas personas, Levitt demuestra que los menores responden a los efectos de desincentivos de la pena de manera muy similar a los adultos. En otras palabras, los regímenes más bondadosos promueven la delincuencia juvenil.

A pesar de esas conclusiones provocadoras e incómodas, son pocos, si es que los hay, los pares de Levitt que nieguen que es merecedor de la medalla Clark. Esto puede ser tan elocuente como el propio premio.

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