Publicidad

Bastante crudo

Compartir esta noticia

IGNACIO ALCURI

Todo comenzó con los dinosaurios. Al principio gobernaban la Tierra, hasta que cayó un meteorito gigante en la península de Yucatán y se extinguieron. Linda forma de resumir 160 millones de años de la historia del planeta.

Después de la explosión se los tragó la tierra. Como cuando le preguntas a ese amigo que no ves hace tiempo "¿cómo está tu novia?" y él te contesta que terminaron porque la encontró junto al plantel de primera división de un conocido equipo de balompié ("¡trágame tierra!").

Lo siguiente fue un proceso de miles de años, en donde el calor y la presión transformaron toda esa materia orgánica que había sido un Triceratops, un Velocirráptor y un temible Tiranosaurio Rex, convirtiéndola en algo todavía más temible: oro negro.

No se trata del café, ni de un refresco sabor cola, sino del petróleo. La sustancia que dirige el destino económico de la humanidad con sus continuas subidas y bajadas de precio, tan arbitrarias como las decisiones de todos esos tribunales de la AUF a la hora de cocer los campeonatos a fuego lento.

En la antigüedad esto no hubiera sucedido. Los hombres (y mujeres) se movilizaban de un lado a otro en carretas tiradas por caballos. Si el petróleo se disparaba, todo seguía con normalidad.

Ahora, si había escasez de alfalfa... ¡ay mamita! Tenían que ver a aquellos señores bien vestidos, tirándose de los bigotes y tirando las galeras al piso.

Más tarde llegó el motor de combustión interna, y hasta el momento es el mejor que tenemos. Sin contar el motor que funciona con agua, pero ya sabemos lo que le pasó a las muchas personas que pudieron desarrollarlo.

(Me corrijo. No sabemos lo que pasó. De hecho, no existe el motor que funciona con agua. Ahora liberen a mi familia, tal y como me lo prometieron. Prometo no volver a mencionar el asunto).

La demanda de petróleo aumentó año a año desde los ochenta, pero este año se desplomó como consecuencia de la crisis económica y financiera, sobre la que esta columna reflexionó en ediciones anteriores, con el mismo rigor informativo (es decir, nulo).

Hace poquito el barril de petróleo llegó a costar 147 dólares, lo que ocasionó que muchas personas que aspiraban nafta tuvieran que cambiar a otras adicciones más económicas, como aspirar diamantes pulverizados o caviar de beluga.

Países enteros colapsaron, volviendo a economías primitivas que basan su existencia en la producción agropecuaria en el turismo, tratando a los extranjeros que llegan con dinero como si fueran amigos o hermanos.

Mientras tanto, los que tenían petróleo soñaban con colonias de vacaciones en la luna y avenidas pavimentadas con oro. Ideas que debieron archivar recientemente (algunas en sitios anatómicamente incorrectos), cuando el precio del barril quedó en menos de 50 dólares.

Nadie sabe qué sucederá en los próximos años, salvo por aquellos expertos que se especializan en saber qué sucederá en los próximos años.

Quizás el petróleo se agote y las potencias tendrán que buscar nuevas excusas para sus invasiones, como la Guerra del Agua (que no tiene nada que ver con el motor que funciona con agua. En serio, mi madre necesita sus medicamentos, déjenla ir).

O quizás hagan como en Parque Jurásico, clonen a los dinosaurios, después los sometan al calor y la presión, y ahí tengamos petróleo para todo el mundo. Para vos, Spielberg.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad