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El pensador de la incomodidad

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Juan E. Fernández Romar

ALAIN FINKIELKRAUT seduce o exaspera. Pocos pensadores contemporáneos polarizan las opiniones en forma tan intensa como él. Por eso se ha vuelto de las figuras más convocadas de la televisión francesa a la hora de instrumentar un debate sobre cualquier tema de actualidad.

Le Nouvel Observateur lo definió años atrás como un "reaccionario de nuevo cuño" al tiempo que Le Point lo presentaba como un iconoclasta que supo romper con el viejo esquema derecha-izquierda.

Mientras que Le Monde tildó de "desviadas" a algunas de sus opiniones, otros periodistas atinaron a señalarlo como "un conservador de izquierdas". Es que Finkielkraut nunca se ubica donde se supone y siempre se pronuncia diferente y en el margen. Pero también es cierto que en su retórica hay un grado alto de ambigüedad y deliberada oscuridad en la deriva de sus reflexiones. Todas estas razones explican por qué ha sido definido como el intelectual de la incomodidad.

Algunos críticos han englobado su obra en el bolsón de los "nuevos filósofos" franceses, donde también incluyen a Pascal Bruckner, André Glucksmann y Bernard-Henri Lévy, en un intento de clasificación de una nueva generación emergente, caracterizada por la deserción de los ideales revolucionarios y por una visión escéptica del ideal del progreso y del encanto de la posmodernidad.

En uno de sus primeros libros, La derrota del pensamiento (1987), desarrolló una virulenta protesta contra la banalización de la cultura contemporánea e inició una defensa de los valores propios de la modernidad granjeándose las primeras acusaciones de neo-conservador.

Alain Finkielkraut nació el 30 de junio de 1949 en París, siendo hijo único de un talabartero judío-polaco que fue deportado a Auschwitz; experiencia familiar traumática que signó la mayor parte de su obra, convirtiendo la problemática del racismo y la discriminación en su tópico de reflexión más frecuente. Desde El judío imaginario (1981) hasta En el nombre del otro: reflexiones sobre el antisemitismo que viene (2003) la problemática de la intolerancia, la segregación y la memoria, configuran los ejes centrales por los que se deslizan sus disquisiciones.

bárbaros modernos. Se reconoce como un gran admirador de Hannah Arendt y Milan Kundera, y como discípulo y continuador del pensamiento del filósofo y escritor lituano-francés Emmanuel Lévinas (1906 - 1995), uno de los grandes difusores de la fenomenología alemana en Francia.

En términos generales, Finkielkraut ha consagrado su trabajo intelectual a la reelaboración del pensamiento ético sobre la "barbarie del mundo moderno" y a la preservación del legado teórico de Lévinas. En tal sentido, Finkielkraut no sólo fundó (junto a Bernard-Henri Lévy) el Centro de Investigaciones y Estudios Levinianos, sino que de algún modo se ha propuesto proyectar el pensamiento de su maestro en otros campos y problemas, citándolo y reinterpretándolo con gran frecuencia.

En muchos aspectos, la obra de Finkielkraut constituye una suerte de continuidad actualizada de la reflexión existencialista. Por ejemplo cuando en La sabiduría del amor se pregunta sobre la existencia, se responde apelando a Lévinas y la define como "este peso, esta carga (…) de la que no se puede desertar (...). Uno puede hacer huelga en cualquier actividad, menos en ser (…) un peso y no una gracia. Es un encadenamiento de uno mismo con uno mismo, es para el yo el hecho de estar sin cesar estorbado por sí mismo (…). La existencia se impone con todo el peso de un contrato irrescindible. Uno no es, uno se es…". (pág. 16)

Sobre esa matriz fenomenológica y existencialista Finkielkraut construyó un discurso ético en el que permanentemente destaca su condición de judío y su estrecho vínculo con la historia de sus ancestros. Actualmente es profesor de la prestigiosa École Polytechnique de Paris y desde hace años acostumbra a tomar partido sobre todos los temas de actualidad con un peculiar tono de provocación soterrada tal como se puede comprobar en los numerosos extractos de debates que figuran en Internet en YouTube. De este modo ha logrado tanto que los políticos lo citen como que otros intelectuales firmen declaraciones conjuntas oponiéndose y desacreditándolo. No obstante, fue muy aplaudido por los reflejos demostrados, al ser de los primeros en denunciar las políticas de limpieza étnica desarrolladas por los serbios, en un momento en que muchos intelectuales franceses miraban de afuera la guerra de Yugoslavia.

Muy discutidos en cambio fueron los argumentos esgrimidos en su ensayo En el nombre del Otro. Reflexiones sobre el antisemitismo que viene, donde acusa a la izquierda europea de encubrir bajo el manto del antisionismo un nuevo tipo de antisemitismo camuflado de solidaridad con el pueblo palestino.

Molesto por lo que considera un alineamiento de la izquierda europea con la causa palestina, ha planteado que la mala conciencia europea -derivada de su pasado colonialista, fascista y nazi- devino en solidaridad mecánica hacia las minorías y los oprimidos, llevando al movimiento altermundista a posturas antisemitas. Automáticamente le llovieron las respuestas, señalándole que las discrepancias con el sionismo no implicaban antisemitismo, y que la homologación de ambas era una operación ideológica.

De igual modo en una muy comentada entrevista concedida por Finkielkraut al diario español El País (18/12/2005) advirtió sobre el peligro de la "tiranía de las minorías", y se quejó del comportamiento de los emigrados africanos que causaban disturbios diciendo que: "Quienes se autoproclaman representantes de esas minorías con raíces en África dicen que no aceptan integrarse en Francia hasta que el país no reconozca públicamente el crimen de esclavismo cometido contra los negros y el de colonialismo contra el Magreb. Hasta hace muy poco Francia era un país que acogía a los emigrados diciéndoles: nuestra historia será vuestra, pero ahora lo que se pretende es que su Historia pase a ser la nuestra, o sea, que la historia de Francia pase a ser sólo la del esclavismo y la de la colonización".

Estos y otros comentarios fueron interpretados por algunos como muestras de un racismo que él dice estar abocado a combatir.

Abogados humanistas. Su libro La sabiduría del amor. Generosidad y posesión, publicado originalmente en 1984, no es en un sentido estricto un ensayo sobre el amor tal como se podría esperar; es decir, una laminación ordenada de problemas sobre la naturaleza de la experiencia amorosa. Más bien es una larga reflexión sobre la importancia del Otro para la existencia singular de cada persona y sobre la responsabilidad inexcusable de cada sujeto en relación con sus actos.

Apelando a planteos de corte existencialista y de la mano de Lévinas, Finkielkraut protesta contra los "abogados humanistas" que eximen de culpa efectiva a los criminales, atribuyendo toda responsabilidad a la historia o la sociedad. Por esta vía se rehúsa a considerar al orden social como la causa de los males cometidos por individuos concretos; y por consiguiente atribuir "la ferocidad o los fracasos de la existencia a fuerzas exteriores que imperan sobre el hombre, sobre el deseo y sobre la vida". (pág. 84)

Finkielkraut aborda el problema de la libertad y la responsabilidad hacia el prójimo negando que: "Nacidos buenos y libres, estamos predestinados al goce o al bien y si en nosotros hay corrupción o frustración, ello se debe a la acción de fuerzas represivas, a la injusticia social".

Por esta vía encuentra en ciertas formas de humanismo el acecho de ideales totalitarios y terroristas en que el fin justifica los medios. Saint-Just y Robespierre constituyen a su juicio buenos ejemplos de ese comportamiento político. Alucinados por la visión de un advenimiento inmediato de la justicia en la tierra, imaginaban que el único obstáculo que los separaba de ese ideal eran unas pocas cabezas: las de sus opositores. Siguiendo esta línea de razonamiento Finkielkraut interpreta los discursos terroristas actuales como discursos de "humanistas que tienen prisa" y que buscan acelerar el advenimiento de la auténtica civilización eliminando a los representantes de la vieja sociedad.

LA SABIDURÍA DEL AMOR. GENEROSIDAD Y POSESIÓN, de Alain Finkielkraut. Ed. Gedisa, Barcelona, 2008, Distribuye Océano. 150 págs.

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