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Del policial a los superpoderes

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Matías Castro

A FINES DEL 2007 una pequeña explosión de publicaciones de historieta uruguaya sorprendió a los desprevenidos lectores locales. Poco acostumbrados a encontrarse con más de dos revistas uruguayas del tema al año, los lectores recibieron en el correr de dos meses por lo menos dieciséis publicaciones nuevas. La tónica de cada una de ellas varía notoriamente respecto a las demás. Desde el humor, la intriga, la acción de superhéroes, a lo infantil, la ciencia-ficción y hasta el comentario político. El fenómeno, además, parece bastante claro: el cómic uruguayo tiende a cotizarse y también a profesionalizar su edición.

Los autores son de diversas extracciones, edades y preferencias. También se nota una tendencia a cuidar la calidad de las ediciones y a cotizar los productos. Rolando Salvatore, autor de Cronista policial, ya tiene una larga carrera como ilustrador de prensa y ocasional historietista. En su trabajo se nota una clara inclinación por el cómic clásico y el policial negro. Roy y Bea, los seudónimos de los responsables de DragónCómics, rondan los 25 años y están claramente influenciados por el manga y los comic-books de superhéroes. Nicolás Rodríguez se permite homenajear a maestros como Burne Hogarth y Frank Frazzetta, y también recurrir a un estilo un poco más moderno, aunque con resultados desparejos de viñeta en viñeta. Su historieta, Muxica, cuenta una historia de aventuras en el territorio uruguayo en 1833. Pablo Zignone, uno de los dos autores de Cisplatino (prometedora historia muy bien dibujada, sobre un misterioso personaje del pasado uruguayo que reaparece en la actualidad), está claramente influido por el hiperrealismo del historietista Alex Ross. Los integrantes del grupo El pasaje, Renzo Vayra, Roberto Poy y Daniel Pereira, se plantean en Vagón la tarea de investigar en las posibilidades plásticas de la historieta. Eyherabide construyó Experimento Ponsonby con tiras semanales publicadas en el semanario Brecha, usando un estilo y una libertad de enfoque propia de la historieta underground.

clásicos e independientes. El manicero, de Dilo y Ombú, es en realidad una reedición. Se trata de una selección de las mejores páginas de este personaje, que guionista y dibujante comenzaron a publicar en la revista Opción en 1981 y siguieron hasta 1991 en la revista Guambia. La reedición era una cuenta pendiente desde hacía tiempo, porque esas historietas reflejan algunos mecanismos de respuesta crítica a la situación política de Uruguay durante esa década.

Los Fondos Concursables del Ministerio financiaron la edición de ese libro y de otros once más. El hecho de que los sellos Alfaguara (El sapo Ruperto) y Amuleto (Guacho! y Experimento Ponsonby) hayan decidido publicar historietas marcó un quiebre en un medio que se apoyó casi siempre en las ediciones de autor.

El sapo Ruperto en historieta es una publicación para niños que convierte algunas historias del batracio en chistes de pocas páginas. El dibujo y la narración son muy simples, tal vez demasiado: conformarán solamente a lectores pequeños que tengan pocos puntos de referencia. El personaje de Berocay, después de haber llegado tan lejos en el imaginario infantil y de haberse convertido en uno de los grandes personajes de la literatura uruguaya, merecía un pasaje más exigente a un medio en el que hay demasiados puntos de comparación como para jugarse al mínimo esfuerzo.

Experimento Ponsonby era una recopilación que, al igual que la de El manicero, valía la pena. En ella Eyherabide desgrana con humor negro (y a veces sin humor pero con acidez) muchísimos elementos de la idiosincrasia uruguaya, al mismo tiempo que hace una pintura terrible sobre el panorama nacional posterior a la crisis del 2001.

Desde un lugar totalmente diferente, el de la independencia, Esteban Caballero logró editar Evolución cómics, una publicación gratuita que se consigue por suscripción a través de un sitio web. La revista, de la que salieron dos números y se esperan más para este año, incluye dos historietas y notas de información. Uno de sus puntos altos estuvo en la inclusión de la historieta "Astronomicón", de Roberto Cúneo, un talentoso dibujante de corte clásico, cuyos trabajos han tenido poca circulación. La otra historieta de esta revista, "Solbakken", de Edgard Machiavello, es de fantasía épica y sus dibujos, muy trabajados, están influenciados notoriamente por el estadounidense J. Scott Campbell y el mexicano Humberto Ramos.

Freedom Knights es un buen ejemplo de la tendencia a la profesionalización en las ediciones. Originalmente estas historietas se publicaron espaciadas y con fotocopias, responsabilidad de una pareja de dibujantes, Roy y Bea, que son firmes militantes del movimiento de fanzines, es decir, publicaciones baratas gestionadas por sus autores. Con dibujos muy simples, estilo manga, cuenta la historia de jóvenes que se convierten en superhéroes en un Uruguay del futuro. Siguiendo la tendencia que desde hace años marca el mundo editorial estadounidense, sus historietas salieron primero como revistas y ahora todas juntas en un libro.

CRONISTA POLICIAL, de Rolando Salvatore. Edición del autor. 30 páginas. En venta en librerías de cómic. / FREEDOM KNIGHTS y SHREKEN, de Pablo Roy y Beatríz Leibner. DragonCómics. En librerías de cómic/ EVOLUCIÓN CÓMICS, editada por Esteban Caballero. Ediciones EC. Se consigue a través del sitio web www.edicionesec.com.

CISPLATINO, de Pablo Zignone y Diego Tapié. 24 páginas. / HISTORIAS DEL ARK e HISTORIAS DE ESPEJISMOS de Renzo Vayra. Edición del autor. / VAGÓN, CABARET MÍSTICO, del grupo El Pasaje. Editorial Siprocómic. / MUXICA, de Nicolás Rodríguez. Edición del autor. / EL MANICERO, HISTERIA PATRIA, de Ombú y Dilo. Edita Cruz del Sur. / EL SAPO RUPERTO, de Roy Berocay y Daniel Soulier. Santillana. / GUACHO! Números 1, 2 y 3 y EXPERIMENTO PONSONBY, de Gonzalo Eyherabide. Editorial Amuleto. Todas estas son distribuidas por Gussi.

Un Guacho! Irrespetuoso y exigente

LA PUBLICACIÓN que salió con mayor variedad de títulos fue Guacho!, porque además de la reedición de sus tres primeros números, editó el séptimo como un libro: Guacho! 7, El libro de la magia, ¡La mano es más rápida que la vista! Es propiamente un libro-objeto, cuadrado, de 15 por 15 centímetros, y con 225 páginas a color, que obliga a que el lector deje sus prejuicios a un lado. La exigencia corre en varios sentidos. Por un lado el estético, ya que si bien se trata de una publicación de historietas, tiene de todo un poco. Hay chistes, juegos de diseño medio narrativos, falsos afiches, historietas por supuesto, y hasta una mini novela supuestamente escrita por Alfonso Carbone, colocada en los márgenes de las páginas a lo largo de todo el libro.

Otra exigencia está en que el común denominador es el humor absolutamente irrespetuoso y delirante. Las historietas "La tragedia de los Andes" y "La locomotora de Humberto de Vargas" son dos ejemplos geniales, no aptos para cualquier sensibilidad.

Guacho, desde su primer número, ha exigido también una buena dosis de capacidad crítica por parte de sus lectores. Muchas de sus historietas son de humor absurdo, pero también implican comentarios sobre temas y personalidades uruguayas, que merecen un guiño burlón. Ese es uno de los hallazgos de este colectivo de dibujantes que firma con seudónimo (salvo Maitena y Gabriel Frugone), ya que aportan una visión irónica sobre cosas masivamente aceptadas. ¿Por qué no hacer chistes sobre los hermanos Drexler, Ibarburu, Casacuberta y Fattoruso, cuando hay una convención uruguaya que dice que todo lo que ellos hacen es genial? Esa es una de las premisas de las que parte este libro. Hay otras más crueles, como la de De Vargas. Sin discursos pretenciosos ni banderas ideológicas, Guacho! sigue hablando del país en el que se crió, sin padres ni padrinos artísticos, justamente.

GUACHO! NÚMERO 7, EL LIBRO DE LA MAGIA. De varios autores. Montevideo, 2008. Distribuye Gussi. 225 págs.

Cisplatino, de Pablo Zignone y Diego Tapié.

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