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Agua: OSE admite problemas de calidad

Obras. Estudian realizar una planta dosificadora de carbón activado e instalar paneles con filtros. Buscan actualizar normas y crear fuentes alternativas a través de la desalinización del agua

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El mal olor del agua potable y la presencia de "algas" potencialmente tóxicas en la cuenca del Río Santa Lucía, llevó a que OSE se dicidiera a poner en marcha un plan global que implica millonarias inversiones.

El vicepresidente del Directorio, Daoiz Uriarte, dijo a El País que se están llevando adelante reuniones técnicas para acordar las medidas concurrentes.

"En principio vamos a iniciar los estudios para una licitación a fin de construir una planta dosificadora de carbón activado en Aguas Corrientes (Canelones). La segunda etapa será estudiar a fondo la viabilidad de incorporar filtros granulados de carbón activado también en la planta de Aguas Corrientes. Ya lo tenemos previsto en las plantas chicas que diseñamos para la ciudad. Pero una cosa es hablar de plantas para alimentar a 20.000 personas y otra, para 1.600.000 usuarios. No hay muchas experiencias en el mundo".

Uriarte afirmó que la planta dosificadora podría costar entre 1 a 2 millones dólares, mientras que la instalación de filtros implica una obra de varias decenas de millones de dólares. "Si se llega a concluir que es eficiente, lo vamos a hacer, la necesidad lo justifica plenamente y además, OSE tiene equilibrio financiero y prestigio, está en condiciones de invertir, hemos recuperado la confianza de los organismos de crédito internacionales, no solo en cuanto al pago sino también a la ejecución de las obras que nos proponemos", comentó Uriarte.

En cuanto a las bondades de la planta para dosificar, el jerarca afirmó que la misma permitirá "en forma más rápida y directa ir agregando el carbón activado; hoy agregamos el carbón activado, que pasa a las cañerías, en forma muy artesanal, no tan elaborada como se puede hacer con una planta dosificadora".

OTRAS MEDIDAS. A nivel institucional, se piensa hacer un estudio de la cuenca del Santa Lucía junto con el Ministerio de Ganadería, la Dirección Nacional de Medio Ambiente y la Dirección Nacional de Agua "para establecer una normativa ag-giornada, y poder definir qué agroquímicos no deben usarse más, qué cosas no se deben plantar, o si hay que establecer una franja sanitaria para evitar que los nutrientes lleguen en gran escala a la fuente de agua. Es un plan estratégico a largo plazo", sostuvo Uriarte.

El estudio general sumará una cuarta línea de trabajo para definir la posibilidad de fuentes alternativas. Para Uriarte, esta etapa no es cosa sencilla de resolver.

"Los ingleses fueron sabios cuando pusieron la planta en Aguas Corrientes, no hay mejor lugar. Puede llegar a pensarse también en la desalinización del agua. Buenos Aires tiene problemas con las algas también, pero allá pueden tomar el agua directamente del río. Nosotros tenemos todo el río enfrente pero hasta Colonia no se puede tomar porque tiene sal, cloruro".

Como ejemplos de zonas del planeta en donde se debe recurrir a la desalinización, cuyo núcleo es el llamado proceso de ósmosis inversa, Uriarte mencionó a Israel y los países árabes, agregando que en Uruguay "se está probando esa tecnología, aunque es un sistema caro, tanto para concretarlo como por el alto costo energético que reclama".

Vinculando este emprendimiento con las consecuencias provocadas por las "algas verde-azuladas", Uriarte expresó que "se puede estudiar como forma alternativa cuando se dan episodios complejos, que si bien no serán cuestión de todos los días, se pueden repetir".

INFORME TÉCNICO. En el día de ayer, en el portal de OSE se publicaron los resultados de todos los estudios efectuados entre el 6 y el 10 de marzo a propósito de la posible contaminación de las aguas del Río Santa Lucía.

Aunque los datos están curiosamente dirigidos "a la población", su análisis exige la consulta con especialistas de diversas disciplinas, desde químicos a biólogos.

De acuerdo a la interpretación que en la Facultad de Ciencias llevaron a cabo los doctores Luis Aubriot y Sylvia Bonilla, aun cuando no se pudo determinar la especie con nombre y apellido, se supo que se trata de cianobacterias del tipo Anabaena o Dolichospermun.

Aubriot manifestó a El País que "es una especie potencialmente tóxica", aunque todos los análisis de tres toxinas "dieron por debajo del límite de detección, es decir que los niveles fueron insignificantes o nulos".

De todos modos, el biólo- go concluyó que "hay que seguir investigando; se podría hilar más fino y mejorar la capacidad de análisis, con un ensayo de biotoxicidad para corroborar la ausencia total de otras toxinas".

LAS AGUAS TURBIAS EN EL AÑO 2005

A fines de 2005 se produjo en Montevideo un fenómeno que también afectó a varios sectores de la población. El agua salía turbia o, en verano, no llegaba a todos los hogares.

El vicepresidente de OSE, Daoiz Uriarte, recordó en diálogo con El País que por entonces, después de una reunión con los técnicos, "quedó claro que el sistema no daba y había que acelerar la cantidad de agua para poder abastecer a todo el mundo, y eso implicaba arrastres que provocaban la turbiedad. En aquel momento se decidió hacer otra línea, porque no se cumplía bien con la demanda; cuando llegaba el calor había gente que se quedaba sin agua. Entonces se decidió hacer la Sexta Línea de Bombeo. La obra llevó tres años y medio y costó 50 millones de dólares; ahora estamos entregando un 20% más de agua. Las obras que debemos evaluar, si se concluye que resultarán eficientes, OSE las hará, pero también llevarán tiempo y dinero".

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