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Guambia con la resaca

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IGNACIO DE POSADAS

Porque la fiesta se acabó: 2,8 % de déficit fiscal y casi 2 % de inflación en enero. Ya no son vaticinios de los neoliberales. Es el propio Ministro, el del "espacio fiscal", que lo anuncia . Lo que se viene es la resaca.

Mala cosa y hasta peligrosa. Ambienta el malhumor, agudiza el encono y favorece el macaneo. Miren las reacciones del gobierno y de sus (antiguos?) seguidores: tanto referido a las explicaciones como a los remedios.

¿Explicaciones? Exceso de costos en UTE (que bajó las tarifas en diciembre, pensando en COFE), el pago a accionistas del B. Comercial (presumiblemente previsionado hace años) y la compra de dólares (que parecen contabilizar solo en la columna del debe). Traducido: pretenden convencer que el déficit es un mero tropezón fortuito.

Buen esfuerzo, pero poco convincente. El ministro, comprensiblemente, quiere abrir el paraguas para una Rendición de Cuentas que no le envidio. Es la última que admite aumento del gasto y todo indica que será un aquelarre.

"No gasten", pide, pero tanto bocineó sobre los éxitos logrados y los holgados espacios fiscales, que difícilmente convenza ahora de parar la mano. Si además sacude argumentos (falaces) para gambetear las culpas del mayor déficit en tiempos de recaudación récord, no es de extrañar la frialdad con que la gente -empezando por los fieles- digieren las explicaciones. Al final, si el déficit es por causas coyunturales no se justifica el estate quieto.

La falta de lógica no se limita a la defensa gubernamental. De hecho es superada y con luz, por las soluciones que hicieron erupción en sectores de la izquierda política y sindical. Efluvios, sin duda, de la resaca.

Nada de parar los gastos. Hay soluciones posta, fieles al catecismo: aumentar impuestos. Obvio: subir el IRAE al 30 (o sea 37%), y el I. al Patrimonio, aumentar, la carga sobre "bienes suntuarios" y poner detracciones a las exportaciones. ¿Fundamentos? Los clásicos: 1) No se puede parar o disminuir el "gasto social". 2) Hay que distribuir más. 3)Las empresas están ganando "mucho" / "muchísimo" Todos los días oímos estos argumentos o parecidos. "Gasto social", "igualdad", "ganancias excesivas"…. tan repetidos! Pero aún así es importante - y más en tiempos de resaca - analizarlos objetivamente.

1.- "Gasto social": suena bien pero, ¿qué es? El grueso del gasto (que hoy reconoce el Ministro no poder pagar corrientemente), va para salarios y pasividades. Cientos de miles de personas reciben plata que el Estado le saca a otros cientos de miles de orientales. ¿Son más meritorios los primeros que los segundos? ¿Es de indiscutible justicia que todos éstos se sacrifiquen por todos aquéllos? Desde otro enfoque: nunca antes en el Uruguay, los contribuyentes han sido esquilmados de tanta plata y recibido a cambio peores servicios.

2.- El segundo argumento es el de la distribución: hay que imponer más porque es necesario distribuir más y la forma de hacerlo es encajando más tributos. Esto se parece mucho al guille del gasto "social". ¿Porqué hay que distribuir más? Y, en todo caso, ¿a quién? Porque si fuera un tema basado en argumentos de justicia, seguramente que no puede fundarse cuantitativamente. En todo caso, habría que argumentar caso por caso.

Redistribuir al barrer no es solución, ni para los necesitados, ni para el progreso de la sociedad en su conjunto. Y si no me creen, empiecen a mirar alrededor. Con ese mantra de la distribución, nuestro país, ni ha reducido la marginalidad, ni ha hecho huella en el camino de la excelencia y el desarrollo humano. Sí, en cambio, ha desarrollado un ethos igualitarista, sazonado de envidia, que lo tiene atenazado, entre la mediocridad y el derechismo corporativo.

3.- El argumento de que es legítimo cobrar más impuestos porque las empresas "han ganado mucho", sufre del mismo contagio. ¿Quién tiene la autoridad para decidir si yo, o tú, ganamos mucho, poco o lo justo? Y suponiendo que existiera tal semi-dios, ¿también tiene la gracia para saber cuánto es justo sacarle a uno y cuánto darle a otro? Pero, además, suponiendo que haya conseguido cumplir semejante tarea, será luego capaz de evitar que esa exacción al que produce no lo lleve a producir menos?

Todas las genialidades tributarias propuestas castigan el ahorro, la inversión y la libertad de decidir qué hago con lo mío. Tonto es suponer que no tendrá consecuencias. Algunos dirán que correrá la inversión - no es descabellado - pero nadie puede discutir que achicarán los volúmenes disponibles. Sin necesidad de extrapolar tanto, más impuestos significará menos salario y probablemente menos empleo. No se engañen: sin que ello implique negar otros valores, los que hacen crecer las economías de los países no son los distribuidores. Que de ahí no se sigue una condena a la distribución, pero sí un llamado a poner el traste en tierra. Porque se acabó la fiesta y se acerca el tiempo de pensar cómo lidiamos con la resaca.

PD: Me han dicho, que el Presidente no accederá a que escuelas en zonas carenciadas puedan acceder a recursos voluntarios vía beneficios tributarios, si yo sigo recordándole el tema y su actitud cuando le fue planteado. Sea entonces: suspenderé los postdatas. Lo que importa no es eso.

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