En la central nuclear argentina Atucha I se vive un estado de alerta, informó hoy La Nación.
La razón está en que se confirmó que las vasijas que contienen el combustible nuclear provienen de la misma empresa que aquellas que había en la central Doel-3 en Bélgica en las que se detectaron fisuras, razón por la cual la planta fue cerrada en junio, según confirmó hoy la Agencia de Energía Nuclear (NEA) de la OCDE.
La central nuclear se ubica a menos de 80 kilómetros de la costa uruguaya y a unos 295 de Montevideo, según pudo determinar EL PAÍS digital a través del servicio de mapas de Google.
Mediante un sistema de sensores ubicado en la costa de Colonia, puede medirse la radiación que llega desde la central. Por esto, de existir una fuga, sería detectada rápidamente. El mecanismo fue explicado en mayo del año pasado por el ingeniero Álvaro Bermúdez a los involucrados en una eventual puesta en marcha de un programa nuclear en Uruguay.
En aquella ocasión , Bermúdez explicó a los asistentes a la reunión que durante la gestión del expresidente Jorge Batlle se instaló en la Intendencia de Colonia una central de detección de los radionucleidos (elementos químicos que experimentan una desintegración radiactiva que se manifiesta en la emisión a la atmósfera de radiación en forma de partículas alfa o beta y rayos X o gama), precisamente para observar el funcionamiento de la central nuclear de Atucha en Argentina. "Recogemos información on line en forma permanente, con la anuencia de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Esta instalación se realizó en los años 2003 y 2004, pero ni Ancap ni ningún otro ente público han desarrollado el tema específico del estudio sísmico", dijo el especialista.
EXPERTA. Diva Puig, abogada especializada en derecho nuclear, dijo a EL PAÍS digital que no cree que haya peligro de que la situación tenga consecuencias fuera de la planta. "La situación va a ser controlada, en mi opinión, sin que llegue a verse afectada la población que vive a pocos kilómetros de Atucha", dijo.
Puig agregó que para que un accidente llegara a tener consecuencias en el territorio uruguayo, en las zonas más cercanas a Atucha (Colonia y Nueva Palmira), tendría que tratarse de una situación catastrófica, similar a la que se vivió en Chernobyl.
"Los accidentes pueden clasificarse entre los que afectan al interior de la planta y los que llegan a extenderse hasta afuera", dijo Puig. "De igual modo, también hay grados entre los que llegan al exterior de la planta, y para que llegara a Uruguay tendría que ser de un grado muy alto, y estamos muy lejos de eso".
Aunque la experta afirmó conocer los planes de emergencia de Atucha I, por lo que se mostró tranquila de que la situación será controlada, también dijo que otro posible problema es que la contaminación llegue a la zona de pasturas, donde se alimenta el ganado.
ANTECEDENTE. La central belga Doel-3 fue cerrada en junio, cuando se encontraron fisuras en las vasijas y el organismo regulador de dicho país evalúa transformar en permanente el cierre.
El defecto en la fabricación de estas vasijas hace que todas las plantas que las usan estén corriendo un gran riesgo. La empresa que las fabricó es la holandesa RDM (Rotterdamsche Droogdok Maatschappij). Atucha I es tan solo uno de los 19 reactores en todo el mundo que trabajan con vasijas de RDM.
La organizaciones ambientalistas Greenpeace y Los Verdes, que el 14 de junio presentaron un pedido de informe para saber si RDM era la fábrica que proveía las vasijas a Atucha I, no habían recibido respuestas ante sus consultas de cuáles serán los pasos a seguir en la central nuclear para prevenir accidentes.
Mario Fernández, de Greenpeace, indicó que 22 millones de argentinos viven a menos de 300 km de la planta.