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Alejandro Luzardo otorga más colores al candombe

Show. De regreso al país, el uruguayo presenta nuevo disco

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El músico uruguayo Alejandro Luzardo -junto a La Candombera- presenta el disco A bailar candombe, el próximo lunes a las 21 horas en Sala Zitarrosa. Volvió al país tras 16 años radicado en Barcelona con ganas de profundizar en el género.

Desde hace siete meses respira otra vez el aire rioplatense que tanto extrañaba, a pesar de haber venido al menos una vez al año durante el tiempo que estuvo en el exterior.

Luzardo no volvió empujado por la crisis europea, que asegura con él fue benevolente y no sintió su impacto. Sus intereses son básicamente sentimentales y artísticos: "Me vine porque hacía tiempo que necesitaba estar acá por la parte personal y también porque hago candombe y música uruguaya, entonces necesito mover este proyecto en el lugar de los hechos".

A Luzardo le llama la atención algo que, visto desde afuera, es más curioso: mientras en Buenos Aires sobran los locales para escuchar tango en vivo y lo mismo ocurre en Río de Janeiro con el samba o en Cuba con el son, en Montevideo un turista tiene muy pocas chances de ver a dignos representantes del ritmo afrouruguayo en un pub o en un teatro. A lo sumo puede ir derecho a la raíz y darse un paseo el fin de semana por los barrios Sur y Palermo -asesoramiento mediante- a la hora indicada para ser testigo del ritual callejero de las lonjas.

"Afuera la respuesta hacia el candombe es muy buena porque sorprende y gusta. Resulta exótico y no saben en qué circuito meterlo. Según el tratamiento que le hagas es recibido como wolrd music o creen que es un ritmo cubano o brasileño. Por eso en Uruguay hay un camino a consolidar. Es una contradicción que cuando ven a grupos como La Candombera en el exterior se imaginan que al visitar Montevideo se van a encontrar con propuestas similares por todos lados, cuando en verdad no es así", opina Luzardo y señala que "a nivel cultural esto es algo pendiente".

Para el músico esta carencia no tiene que ver con que existan prejuicios. En realidad cree que la principal razón es el desconocimiento. "A priori la gente piensa en la forma básica de tocar porque es el estilo más conocido y no se tiene en cuenta que se pueden hacer versiones más elaboradas y hasta modernas del ritmo".

En Barcelona, Luzardo formó parte de un grupo reducido de personas de distintos países que se reunían en el llamado Parque de la Ciudadela para desarrollar expresiones artísticas espontáneas. Cuenta que en 2002 funcionó una cuerda de tambores que salía por la calle los domingos y que se vio engrosada con la llegada de más uruguayos al Viejo Continente. "Ahí escuchabas música de todos lados, de África, de Colombia, de Brasil. Una lástima que en 2004, como se generaban desórdenes y algunos vecinos se quejaban, terminaron prohibiendo esas reuniones. Estaba buenísimo", agrega.

Su estilo es considerado "candombe moderno", o al menos es el rótulo que encontró para generar interés. "Trato de actualizar al género fusionándolo con músicas como el rap, y enriqueciéndolo con elementos del jazz en lo melódico, en la improvisación. El candombe tiene una esencia muy clara, respetando su lenguaje rítmico se pueden incorporar todo tipo de colores. Por ejemplo, podés resaltar una frase concreta del tambor repique. Cuando se está tocando pasan millones de cosas en la dinámica aunque no siempre se perciba. Hay muchos diálogos entre el piano y el repique en una cuerda de tres, por ejemplo". El disco que presenta el lunes lo grabó entre Montevideo y Barcelona, principalmente con músicos uruguayos.

Luzardo se ganaba la vida además dando clases de guitarra. Por eso, dice que la crisis europea no le pegó de frente al manejarse de forma independiente. "Pero es cierto que hay cada vez menos escenarios para tocar porque a nivel institucional lo primero que se recorta es la cultura. El impacto depende de donde estés vos. Ahora tengo que buscar trabajo en Montevideo", concluye.

Reformulando el ritmo con nuevos contenidos

Alejandro Luzardo integró la banda de Macaco, fue su guitarrista y percusionista, y participó en importantes festivales, compartiendo cartel con músicos tan diversos entre sí como Ron Carter, Fito Páez y Jorge Drexler. Inició su carrera en Europa interpretando canciones de Opa y del género jazz latino. En su segundo disco solista hace un equilibrio entre las temáticas habituales del género (que habla de sí mismo y su entorno) para referirse a otras situaciones. También hay una versión de Rabo de nube de Silvio Rodíguez. La Candombera cuenta con diez integrantes.

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