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Información, ¿un tema olvidado?

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HERNÁN SORHUET GELÓS

A menos de tres meses de la realización de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable -más conocida por Cumbre RÍO+20- resulta muy preocupante, que ni siquiera se mencione, uno de los temas seguramente clave, para impulsar la transformación de la sociedad hacia la sostenibilidad. Nos referimos a la disponibilidad de la información que la gente necesita para vivir mejor.

Hace dos décadas, en la famosa Cumbre de RÍO `92, los países sacudieron la modorra de fines del siglo XX, expresando la necesidad y el compromiso de modificar el modelo de desarrollo (y con ello la forma de producir, consumir, utilizar los recursos y la energía, etc.) para revertir la crisis ambiental, combatir la pobreza y la desigualdad, proteger la biodiversidad, elevar la salud de la población, y tantas otras grandes necesidades de la humanidad. Se aprobaron estos hermosos objetivos en un voluminoso documento diseñado para ayudar a los gobiernos nacionales y locales a pasar a la acción, denominado Agenda 21.

El capítulo 40 se refiere a la importancia de la información para la adopción de decisiones acertadas. Subraya que en el desarrollo sostenible, cada persona es a la vez usuario y portador de información, considerada en su sentido amplio, que incluye datos, conclusiones y el conjunto adecuado de experiencias y conocimientos.

El gran reto es velar porque las decisiones que se tomen en todos los órdenes, se basen cada vez más en información fidedigna. Para ello, el documento especifica que deben aplicarse dos esferas del programa: 1) Reducción de las diferencias en materia de datos; o sea, acortar dramáticamente la brecha existente entre los países en materia de disponibilidad de datos y el acceso a ellos. 2) Mejorar el acceso a la información. Se refiere a encontrar la información adecuada en el momento preciso y cuando se necesita para solucionar problemas.

Este gran objetivo involucra tanto a los gobiernos, organizaciones, empresas, grupos civiles, como a los propios individuos. Es que el rediseño de una sociedad humana sustentable involucra a todos, sin excepciones ni exclusiones. Por lo tanto, sin una mejora sustantiva de la educación y del acceso a la información de valor, todos los esfuerzos que se realicen (económicos, políticos, etc.) serán insuficientes y aumentarán la frustración social.

Uno de los actores principales en la difusión y democratización de la información son los medios de comunicación, porque actúan como una ventana abierta hacia la comunidad, por la cual fluyen datos, contenidos, análisis, etc., vinculados al quehacer local e internacional.

Pero, al igual que en tantas otros sectores de la sociedad, necesitamos un impulso significativo de la información ambiental, que no es otra que aquella que nos ayuda a comprender la realidad en su contexto más amplio. Nos referimos a qué si la información periodística se circunscribe exclusivamente a la visión política, económica, sanitaria o productiva -según los estándares tradicionales del siglo XX- correría el riesgo de no considerar datos o enfoques que pueden resultar importantes para los destinatarios de la información.

Como se plantea en la Agenda 21, necesitamos un cambio de conducción política estratégico, que impulse la integración de la información sobre el medio ambiente y sobre el desarrollo en todos los ámbitos posibles de la sociedad.

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