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GASTÓN PÉRGOLA

Varias estaciones de servicio de la capital no atienden a motociclistas después de la hora 21, según la resolución que adoptó la Asociación de Vendedores de Nafta. La medida les trae problemas con clientes pero, afirman, "no tienen otra opción".

"Después de las 21 horas no se despachan motos". Así de conciso, y estampado sobre el surtidor de una estación de servicio ubicada en Sayago se deja ver la resolución que la Unión de Vendedores de Nafta adoptó recientemente debido al azote constante de robos, principalmente en el turno de la noche.

La modalidad de robo se repite, y con una asiduidad "asqueante", relatan desde distintas estaciones de servicio de Montevideo. En Sayago, por ejemplo, se animan a decir que ostentan un récord: en enero les robaron un viernes de noche, y el sábado de madrugada -pocas horas después- ya los estaban robando otra vez.

La característica común a todos estos robos es la presencia de motocicletas.

Fue así que después de varios incidentes, algunos violentos, la estación de servicio de Sayago fue de las que puso en práctica la medida de no atender más clientes en motos, después de las 21 horas. Además, el minimarket tiene un servicio de "portero eléctrico", que se usa durante las 24 horas, para filtrar el ingreso de personas.

Ahora se pretende que dicha acción, aprobada en la asamblea del sector, tenga la anuencia del Ministerio del Interior, mediante una resolución oficial que la avale y la enmarque dentro de los reglamentos de seguridad a aplicar.

"Sabemos que hay que ir hacia un sistema que permita sacar el efectivo de las estaciones de servicio, pero también sabemos que eso es una solución a largo plazo y el azote que estamos sufriendo es constante y ahora. Esto (la decisión de no atender motociclistas en la noche) es una medida de corto plazo, estamos sufriendo muchos robos con motos", dijo a El País Eduardo Álvarez, gerente general de la Unión de Vendedores de Nafta.

En las estaciones de servicio saben que la medida genera, en ocasiones, rispidez con el cliente (o el posible delincuente).

"Es bravo... el otro día vino uno en moto a cargar nafta, le dije primero que leyera el cartel, cuando me dijo que no sea malo, le dije que por lo menos se sacara el casco, y ahí se molestó y se fue. Al final ya no sabes quién viene en una buena y quién te viene a robar. Muchos se enojan, pero es lo que tenemos que hacer, no tenemos otra opinión", reconoce uno de los pisteros de Sayago, que atiende en la noche.

Desde la cúpula empresarial también son conscientes de lo que pasa en la práctica y reconocen que la medida debe ser mejor comunicada.

"Sabemos que muchos motociclistas no tienen la culpa y pagan el pato, pero hay que buscar desgraciadamente las formas de prevención que podamos tener a mano. Los carteles por ahí no son lo ideal. Habría que explicar un poco la movida, entregarle al motociclista un folleto que explique. El hombre de bien y que anda en moto se puede sentir discriminado", enfatizó Álvarez.

Algunas estaciones muestran algún grado de flexibilidad y por ejemplo atienden a los motociclistas si llegan a la estación a cara descubierta, es decir, sin casco, lentes, capucha o algo que cubra la cara. Pero también existen otros planes y las medidas que se aplican varían según cada dueño de estación. En algunas (aunque son pocas) se optó, literalmente, por no despachar en el horario nocturno, cuando los robos son más frecuentes.

La estatal Ancap junto a la Unión de Vendedores de Nafta realiza un relevamiento para saber qué monto del total de combustible que se vende en las estaciones se paga mediante tarjetas de crédito y débito. Una de las ideas que están trabajando desde el ente es la de implementar el cobro de combustible mediante este sistema, aunque sea en un principio durante el horario de la noche. "La operativa de trabajar con tarjetas, por el arancel que cobran, tiene un costo grande para el margen de nuestro negocio, además del alquiler del equipo (POST) y otros gastos adicionales de este sistema", afirmó el gerente general de la Unión de Vendedores de Nafta. En lo que va del relevamiento se desprende que el uso de tarjetas de crédito y débito es casi nulo en el interior del país y muy dispar en la capital. "No estamos habituados a usar tarjetas de crédito para esto", remató Álvarez.