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Cuando un lapsus tiene mayor significado que un simple olvido

Déficit cognitivo. Lo padece entre 10% y 20% de los mayores de 65 años

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THE NEW YORK TIMES | J. E. BRODY

¿Quién no ha luchado ocasionalmente con recordar una palabra o el nombre de alguien querido? Tenía 40 años cuando un día olvidé el nombre de pila de quien había sido mi madrastra durante 30 años. La presenté como la "Sra. Brody``.

Pero para millones de personas con una condición conocida como discapacidad cognitiva tenue, los lapsos para encontrar palabras y recordar nombres a menudo son comunes, a la par de otros desafíos como recordar citas, dificultad para pagar cuentas o perder el tren de pensamiento en plena conversación.

Si bien no es tan severa como el mal de Alzheimer plenamente desarrollado u otras formas de demencia, la discapacidad cognitiva tenue a menudo es un portento de estos desórdenes que roban la mente. Barry Reisberg, catedrático de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, quien en 1982 describió las siete etapas del mal de Alzheimer, se refiere al desorden tenue como Etapa 3, condición de sutiles déficits de la función cognitiva que, sin embargo, le permite a la mayoría de la gente vivir de manera independiente y participar en actividades normales.

Uno de los pacientes de Reisberg es un ejemplo típico. En los dos y medio años desde que le diagnosticaron la discapacidad cognitiva tenue a los 78 años de edad, la mujer aprendió a usar el tren subterráneo, piloteó un avión por primera vez (con un instructor) y siguió gozando de vacaciones y visitas familiares. Sin embargo, pagaba también algunas de las mismas cuentas dos veces y pasa horas revolviendo papeles.

Ronald C. Petersen, neurólogo en el Colegio de Medicina de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, describió la discapacidad cognitiva tenue como "un estado intermedio de la función cognitiva``, un punto intermedio entre los cambios que se ven normalmente a medida que la gente envejece y los severos déficits asociados con la demencia.

Si bien la mayoría de la gente experimenta una declinación cognitiva gradual a medida que envejece (aproximadamente, solo una de cada 100 vive largamente sin pérdida cognitiva), otros experimentan cambios más extremos en la función cognitiva, escribió el neurólogo en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, en junio. En estudios fundamentados en la población, la discapacidad cognitiva tenue se ha detectado en 10% a 20% de la gente mayor de 65 años, notó.

Petersen describió dos subtipos de la condición, amnésica y no-amnésica, que tienen trayectorias diferentes. El tipo amnésico más común se asocia con problemas considerables de memoria y suele progresar -aunque no siempre- en un plazo de cinco a 10 años hasta convertirse en mal de Alzheimer pleno, comentó en una entrevista.

"Los olvidos repentinos, como cuando se olvida dónde se pusieron objetos y se presentan dificultades para recordar palabras, pueden plagar a las personas a medida que envejecen y probablemente representan el envejecimiento normal``, escribió.

"La pérdida de memoria que ocurre en personas con discapacidad cognitiva tenue es más prominente. Típicamente, empiezan a olvidar información importante que anteriormente hubieran recordado con facilidad, como citas, conversaciones o sucesos recientes que normalmente serían de su interés``, como el resultado de un partido para un seguidor de los deportes.

Los olvidos a menudo saltan a la vista para quienes los padecen y para gente cercana a ellos, mas no para el observador casual.

El tipo no-amnésico más común, que se asocia con dificultad para tomar decisiones, encontrar las palabras correctas, hacer varias tareas a la vez, tareas visuales y espaciales y navegar, pueden ser un precursor de otros tipos de demencia, destacó Petersen.

En general, dijo Reisberg, "la discapacidad cognitiva tenue dura aproximadamente siete años antes de que empiece a interferir con las actividades de la vida diaria``.

Distinguir la discapacidad cognitiva tenue de los efectos normales del envejecimiento puede ser un desafío. Típicamente, los nuevos pacientes toman una breve prueba de estado mental, suministran un exhaustivo historial médico y son revisados en busca de condiciones que pudieran ser causas reversibles de menoscabo cognitivo. Problemas como depresión, efectos secundarios de medicación, deficiencia de vitamina B12 o una tiroides de baja actividad pueden imitar los síntomas de la discapacidad cognitiva tenue.

Otras pruebas, como una resonancia magnética o tomografía del cerebro, pueden buscar pruebas de una embolia, tumor cerebral o vaso sanguíneo con filtraciones que pudieran estar menoscabando la función cerebral.

Es natural, destacó Petersen, que pacientes y sus familias quieran saber si tienen ese desorden y cuán rápidamente pudiera progresar. Si bien los pacientes presentan en promedio una declinación de 10% cada año, ciertos factores son asociados con una progresión más acelerada.

Entre ellos están la presencia de un gen conocido como APOE (Epsilon)4, más común entre pacientes con el mal de Alzheimer; un hipocampo reducido, región del cerebro importante para la memoria; y una baja tasa metabólica en las regiones temporal y parietal del cerebro.

Las placas amiloides en el cerebro, aunque son un sello distintivo del mal de Alzheimer y un vaticinador de progresión, también han sido halladas en autopsias de personas con una función cognitiva perfectamente normal.

PRESERVAR. Pese a diversos estudios clínicos que han probado diversos medicamentos, la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos, la FDA, no ha aprobado un solo fármaco para tratar la discapacidad cognitiva tenue. Sin embargo, expertos como Reisberg y Petersen sugieren varios enfoques que pudieran desacelerar la declinación en la función cognitiva.

Si bien los estudios no mostraron que los medicamentos como el donepezil y la memantina, ambas empleadas para tratar el mal de Alzheimer, modifiquen el rumbo final del menoscabo cognitivo tenue, Reisberg dijo que pueden ser tratamientos útiles temporalmente, los cuales pudieran estabilizar a los pacientes durante unos cuantos años.

Si bien los fármacos no son aprobados para esta condición, los facultativos con licencia pueden prescribir medicamentos aprobados con indicación no habitual "Los médicos tienen que trabajar con lo que tenemos``, dijo Reisberg.

Hay personas que piensan que están teniendo problemas de memoria, pero las pruebas no muestran nada definitivo. Algunos pudieran estar en la primera etapa del mal de Alzheimer, dijo Reisberg, y quizá podrían beneficiarse de un tratamiento anticipado con los fármacos.

También reviste importancia reducir factores de riesgo cardiovascular como el tabaquismo, colesterol elevado e hipertensión arterial; mantener normales los niveles de azúcar en la sangre; reducir la tensión al mínimo; y evitar fármacos anticolinérgicos que pueden interferir con químicos cerebrales que son importantes para la memoria.

Algunos ejercicios de rehabilitación cognitiva, como juegos de computadora que mejoran la concentración, pudieran también ser de utilidad, dijo Petersen.

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