Es curioso cómo desde el exilio alguien puede mantenerse igualmente en el tapete, y no precisamente por cuestiones políticas ni económicas (después de todo este espacio es sobre cuestiones más triviales). Esta semana Silvina Luna logró eso al aparecer en la tapa de varias revistas y, en particular, de Gente. Aunque ella se ha quedado lejos de Argentina sus palabras sonaron hasta en Uruguay: "Hoy en día la nuestra es una vida sin privacidad".

Acertó.

Si para la gente no famosa, por llamarla de algún modo, la privacidad es algo relativo en tiempos de Facebook, más dramática es la cosa para quienes son famosos. Y hay que tener en cuenta que en ambos casos esa falta de privacidad es más o menos buscada. O al menos es algo que está claro en las reglas del juego desde el comienzo.

Silvina Luna se hizo conocer a través de Gran Hermano, un programa al que gente no famosa entra para dar el salto y entrar en el mundo del espectáculo y, en muchos casos, directamente ser famoso. Es cierto que cuando participó de ese reality los medios de comunicación digitales no estaban ni la mitad de avanzados de lo que están hoy en día y que la circulación que tuvo el video porno que filmó con su novio ni se imaginaba. No es que en ese momento no se dieran cosas así, porque ahí estaba el caso del video porno de Pamela Anderson como referencia, pero era difícil vaticinar que una filmación casera se podría reproducir de forma viral como sucedió.

Las reglas del juego implican que al acceder a la popularidad televisiva del mundo de la farándula el público se interesa en cualquier cosa que tenga que ver con la vida privada. De hecho en casos como el de Luna, Pamela David y otras por el estilo a veces importa más saber si se separan o arreglan con sus parejas que si firman contrato para conducir algún programa. Esto tiene que ver con el perfil que cada uno elige para sí mismo. Eso también es parte de las reglas de juego a conocer del principio.