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CARLOS REYES

La Comedia Nacional estrenó el viernes pasado en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís "Los de siempre", un espectáculo interesante, intenso, bien actuado, que permite disfrutar al elenco oficial en sus muchos valores.

En el Año Sánchez, que recuerda el centenario de la muerte del dramaturgo uruguayo por antonomasia, han sido muchos y variados los festejos al respecto, aunque obviamente no todos han estado a la altura de las circunstancias. Alguna versión ha pecado de demasiado posmoderna, perdiendo bastante de vista el objetivo.

Es que celebrar a Florencio Sánchez obliga a poner en el tapete su obra desde el presente, y por eso son muchos los artistas que han sentido la necesidad de intervenir aquellos textos para acercarlos a la sensibilidad del espectador de hoy. Como todo, eso se puede hacer mejor o peor, y el primer gran mérito de la Comedia Nacional es lo bien que realizó la adaptación de los textos.

Basado en dos obras de Sánchez (En familia y Canillita), el dramaturgo Carlos Manuel Varela hizo un cuidado trabajo literario para ensamblarlos sin quitarle fuerza a cada una de las obras. Más aún: hizo una fusión poniendo en paralelo los argumentos, y buscándoles puntos de contacto, aunque contando las historias cada una desde su individualidad.

Sobre ese material, la directora María Varela trabajó dos escenarios claramente separados.

Sin duda la historia central, que domina la atención del espectador, es la de En familia, un clásico que presenta a una familia burguesa venida a menos, ganada por la desidia y la falta de voluntad. A ella regresa el hijo emprendedor (Damián, a cargo de Fabricio Galbiati), quien se propone sacar a la familia adelante, chocando contra una situación tan penosa como irredimible.

La directora coloca en el centro del escenario el salón burgués y la mesa donde Eduardo matará el tiempo jugando al solitario. La escenografía de Osvaldo Reyno (muy eficaz) y el vestuario de Soledad Capurro (que recibió la noche del estreno muchísimos elogios) están dominados por todos los matices del blanco. En contraste, la historia de Canillita, que ocurre al fondo y en los espacios laterales, tiene un vestuario que remite al presente.

De alguna manera, tanto la versión como el montaje parecen decir que mientras las costumbres decadentes de las clases altas no han cambiado demasiado desde los días de Sánchez, la pobreza sí ha generado, desgraciadamente, nuevas formas de miseria.

En ese entorno destacan varios actores. Andrea Davidovics, en el rol de Delfina (esposa de Damián) compone a una mujer de mucho carácter, que tiene que oscilar entre apoyar a su esposo y sus propias convicciones. Florencia Zabaleta y Rosario Martínez aprovechan muy bien la decadencia del ambiente burgués para concretar dos actuaciones llenas de filo.

Jorge Bolani, en el rol de Jorge (el padre de familia, jugador irrecuperable) saca toda su batería de recursos para comunicar su falta de esperanza y su temperamento de perdedor. En suma, todo el elenco se comprometió en un espectáculo que vale la pena ver.

i Los de siempre. Viernes y sábados (21 horas) y domingos (19 horas) en Sala Zavala Muniz.

Esta es la primera vez que María Varela dirige a la Comedia Nacional, y ese es uno de los méritos del director artístico del elenco oficial, Mario Ferreira, quien ha invitado a muchos directores que nunca habían podido dirigir esa compañía. En ese caso, Varela es una reconocida mujer de teatro, que ha desarrollado su trabajo tanto en la actuación como en la docencia, ingresando a la dirección teatral cuando ya tenía mucha experiencia en las tablas. Su primer trabajo de dirección, con "Terrores y miserias del Tercer Reich", de 2000, lo dio con el pie derecho: aquella puesta todavía se la recuerda por su agudeza y su dinámica escénica. Ahora, con "Los de siempre", es como si un poco del Teatro Circular se instalara en la Comedia.