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Peloduro a través de los trabajos propios y ajenos

Arte. Hoy se inaugura una exposición sobre el caricaturista

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CARLOS REYES

Hoy a las 19.30 horas con una mesa redonda se inaugura una exposición en homenaje a Peloduro. Caricaturas sobre el artista se sumarán a los trabajos de su propia cosecha, para de este modo darlo a conocer a las nuevas generaciones.

La muestra se llevará adelante en el Ministerio de Educación y Cultura, en el local denominado Punto de Encuentro (San José 1116, tel. 9002263). Allí han sido instaladas 35 gigantografías, la mayoría con las imágenes más representativas del artista y caricaturas de Julio E. Suárez. A las obras del notable humorista uruguayo se suman algunas otras realizadas expresamente para esta exposición, por Horacio Guerriero (Hogue), Fermín Hontou (Ombú) y Hermenegildo Sábat.

La presentación contará con la presencia de Ricardo Ehrlich, Hugo Achugar, el actor de la Comedia Nacional Pepe Váz-quez, Hontou y Sclavo. También irá acompañada de la exhibición del documental Peloduro, que realizado por Francisco Gutiérrez se podrá ver de forma continuada a lo largo de la muestra, que irá hasta el viernes 21 de mayo. El trabajo recogió en su momento testimonios de Mario Benedetti, Mauricio Rosencof, Eduardo Galeano y Jorge "Cuque" Sclavo, este último también a cargo de la curaduría de toda la exposición.

"Yo había publicado un libro en 1996 sobre Peloduro, más los trabajos que había publicado antes en Arca. O sea que no me resultó difícil elegir los trabajos que iban a componer la exposición, ya que tengo su obra bastante gatillada", comentó Sclavo a El País , quien observa el carácter vasto de la obra del humorista.

Sclavo trabajó junto a Peloduro en la última etapa de la revista que lleva el nombre de su creador. "Fue el mejor director que nunca tuve. Leía hasta la última coma, era una relación muy linda, aunque él era muy exigente. Fue una especie de Alsina Thevenet: era magisterio lo que él daba, especialmente en la patética del humor, que hoy está tan perdida".

Scalvo recuerda a su compañero de trabajo y amigo como "un hombre de tremenda generosidad, de gran cultura, capaz de discutir del último concierto del Sodre, de la última película de Bergman o del tema que saliera al tapete".

"Yo discutí con él una vez: fue el gran lujo de mi vida. Fue por la película El silencio, de Bergman. Yo me negaba a hacer una crítica en tono de humor sobre la película, y me acuerdo que le dije que era como faltarle el respeto a mi madre. Él me dijo que yo era un profesional y tenía que hacerlo, y yo le contesté: `Vos sos el dueño de tu revista`, cosa que le molestó enormemente porque él era muy del trabajo en equipo. Al final terminé accediendo, y pese a que era una película muy densa, traté de sacarlo por el lado de la sinceridad".

Sclavo cuenta que él lo leía desde los nueve años, cuando le robaba las revistas a su hermano, y por lo tanto era para él todo un orgullo poder trabajar codo a codo con Suárez.

El humorista, escritor y curador comenta que de leer a Peloduro se había formado de antemano una imagen totalmente distinta del artista. "Por sus personajes, me lo imaginaba medio reo. Y me acuerdo que una vez lo vi, caminando frente al Sodre: alto, con un engominado de villano de película argentina, de corbata y calcetines al tono. Iba como si Montevideo fuera de él: y efectivamente era".

Pero los buenos recuerdos se mezclan con los tristes: "No pude ir a su entierro, porque yo había tenido un accidente y me acuerdo que antes de morir nos pasábamos los partes de nuestras nanas por teléfono."

Nacido en Salto en 1909 (de ahí que la exposición se llame Pelo 101°), el futuro Peloduro fue compañero de liceo de Alba Roballo, a quien según confesó, le miraba las piernas, mientras disimulaba armando cigarrillos. En 1927 llegó a Montevideo para estudiar arquitectura, estableciéndose en la calle Marmarajá con algunos compañeros de estudio.

Seducido por la vida nocturna de la capital, abandonó la carrera para dedicarse al dibujo, comenzando a publicar sus primeras crónicas en El Nacional. "Era un adolescente desgarbado, alto, con aire ingenuo y burlón, ojos sonrientes y asombrados". Así lo recordó Carlos Quijano, evocando el momento en que el artista se sumó al equipo de Marcha, uno de los muchos medios en que Peloduro trabajó.

Un lápiz para el diario, las revistas y los niños

Autor de "Cocona en el país de las hormigas", una historieta para niños creada en homenaje a su hija Alicia, Julio E. Suárez practicó desde la caricatura a la pintura (incluso al óleo), siendo la revista Peloduro su mayor creación.

Los personajes Wing y Roncadera, creados por él para El País, fueron los antecedentes de Peloduro y El Pulga, en una aventura que abarca varias décadas.

La trayectoria recorre la prensa desde 1932, hasta aparecer Peloduro como revista independiente, en febrero de 1943. La publicación también tuvo una vida segmentada, cerrando su primera etapa en 1952. La segunda época se extiende a lo largo de 1955, y la última corre por desde enero de 1964 hasta poco antes de la muerte del artista, que falleció en Montevideo el 15 de agosto de 1965.

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