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Dahd Sfeir hace teatro en España

La actriz recorrió cinco ciudades con textos de Benedetti

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EL PAÍS DE MADRID | A. INTXAUSTI

La actriz uruguaya Dahd Sfeir (Montevideo, 1932) elige la Taberna del Alabardero porque le recuerda sus encuentros con el escritor José Bergamín, con el que compartió muchas horas de mantel y tertulia. Le pasaba sus manuscritos a máquina. Le gusta todo lo que figura en la carta, pero la realidad impera en la elección. "No puedo dejar que suba el colesterol. A determinada edad, lo mejor es moderar las grasas lo máximo". Se decide por una parrillada de verduras y una cola light. "Tiene poco que ver con lo que comía antes, pero la vida es así. Te enseña a moderarte en algunos aspectos, aunque en otros sigo igual". Sfeir fue vecina de Alberti y estudió con Margarita Xirgu cuando dirigía la Escuela Nacional de Arte Dramático. Uruguaya de origen libanés, ha viajado y actuado en medio mundo, y lo sigue haciendo. "No puedes quedarte parado. Si estás vivo tienes la obligación de ser útil a la sociedad".

Sfeir ha recorrido cinco ciudades españolas con el recital Benedetti el poeta, el amigo, y en breve realizará una gira por Uruguay acompañada al piano por Alberto Magnone, recitando y cantando poemas, versos y pequeños cuentos del poeta uruguayo. "Benedetti trató todos los temas que uno pueda imaginar. Escribió en todos los géneros. Una de sus grandes virtudes es que todo el mundo puede entenderle. No hay hermetismo en sus textos. Son de una sencillez y modestia nada común. Fue un gran militante de la vida. Fue defensor a ultranza de la justicia, la verdad y la solidaridad".

El amor que Sfeir siente por el teatro (ha representado a los grandes clásicos del siglo XIX y XX) va más allá de su trabajo como actriz. "Si veo un teatro en mal estado en Uruguay no puedo quedarme al margen y esperar que se hunda. Siento la obligación de implicarme hasta el fondo para ponerlo de nuevo en marcha con la puesta en escena de obras y contratando de mi bolsillo a quien sea necesario". Mientras come lentamente el queso de cabra que acompaña a las verduras, sugiere que "en el teatro prima el entretenimiento y luego la riqueza y belleza de los textos. El espectador recibe elementos que abren ventanas y puertas al alma y la razón".

Habla de su compromiso con los más desfavorecidos y se siente fuertemente ligada a África, donde no ha podido comunicarse a través de la palabra, pero sí de los sentimientos y sensaciones. "Ellos tienen el ritmo metido en el cuerpo y son capaces de expresar de forma extraordinaria todo lo que desean. Con sus pies desnudos sobre el escenario y su cuerpo moviéndose transmiten los problemas que les acechan".

¿Qué le queda por hacer? "Aprender. El mundo que nos ha tocado vivir cambia a una velocidad vertiginosa y no puedes quedarte rezagada. Soy una aprendiz ávida de conocimiento. Si no te enganchas al ritmo de los acontecimientos, te quedas atrás y te pierdes la esencia de la vida".

Las berenjenas, el calabacín y los espárragos siguen en su plato. Come despacio. Junto a ella tiene pegado un pequeño bolso en el que esconde su celular. "Es mi contacto diario con mi familia. Cuando termino la función, llamo y les cuento a mis hermanas todo lo que me ha sucedido. Soy sus ojos en otros países y ante gentes diferentes".

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