Publicidad

Cristiano Rattazzi es el "Playboy" de las noches del verano 2010 en Punta

Dueño de FIAT. "Estoy soltero, y cuando estoy soltero me gusta divertirme"

Compartir esta noticia
 20100102 600x506

PUNTA DEL ESTE | RAÚL MERNIES Y JOSÉ LUIS AGUIAR

Asistir a una de las fiestas "top" de Punta del Este y no cruzarse con Cristiano Rattazzi rodeado de "minas" es casi imposible. El "playboy" de la temporada 2010 disfruta de sus vacaciones de soltero y no se pierde una oportunidad de salir en la noche.

Noche del 26 de diciembre, 2.30 de la mañana. Fiesta Lacoste en el parador La Huella, José Ignacio. En la sala VIP, en una terraza con vista al mar, el bisnieto del fundador de la Fabrica Italiana de Automóviles Torino (FIAT), Cristiano Rattazzi, disfrutaba de la música electrónica acompañado de dos jóvenes muchachas.

Noche del 27 de diciembre, 1.30 de la mañana. Inauguración de Arreche Bar, en La Barra. El presidente de FIAT Argentina se dejaba fotografiar junto a una voluptuosa morocha de ojos almendrados.

Madrugada del 28 de diciembre. "Red Carpet party", en The Setai, José Ignacio. El hijo de Susanna Agnelli y el conde Urbano Rattazzi sonreía para los flashes entre tres chicas que bailaban al lado suyo.

Miércoles 30 de diciembre, 10.30 de la mañana. En la terraza de su casa de Manantiales, el ex esposo de la uruguaya Alicia Fernández se sometía a una sesión de masajes, desnudo, y al sol. La noche anterior se había acostado a las 3.30, luego de cenar sushi en La Barra, concurrir a dos fiestas, en Novecento, Jack Daniels, y engancharse en "un chat interesante con una amiga".

Todavía sin ropa, pero envuelto en una toalla, Rattazzi, el "playboy" más visto de la noche en esta temporada de verano, recibió al El País en su casa de Manantiales, estrenada el 15 de diciembre del verano pasado (un mes antes de separarse de Alicia Fernández y comenzar la vida de soltero otra vez), luego de casi ocho años de obras, ya que el proyecto había comenzado en 2001, pero "en la crisis de 2002 estaba todo mal, Argentina se caía y en la FIAT, en Italia, no sabíamos si al día siguiente íbamos a abrir las puertas o a cerrar definitivamente", contó en su extraño español, todavía con acento italiano, aunque hace más de 25 años que vive en Argentina.

En la escalera que lleva a la segunda planta una escultura de Pablo Atchugarry preside el vestíbulo.

Sentado de espaldas al mar, el veterano de 61 años, ojos azules rasgados, cara cuadrada, pelo entrecano y ondeado, se recostó en uno de los inmensos sillones de seis cuerpos que adornan una de las casas más peculiares de la rambla de Montoya. Forrada en madera de lapacho por fuera, y pino laqueado por dentro, parece una fortaleza gris mirada desde la playa; pero desde el interior, el color dominante es el blanco de la madera y las paredes.

Desde el living se divisa el mar y la silueta de Punta del Este a través de grandes ventanales. A la derecha, una terraza interior, abierta al cielo, tiene una piscina en forma de L, con el agua hasta el borde, rodeada de plantas y muy soleada.

En el centro del living una mesa central de cristal es lugar de reposo de sus libros de decoración, arte y diseño. Una alfombra de fibras naturales cubre todo el suelo.

Mientras dialogaba con los "intrusos" periodistas que lo visitaban, Urbano, uno de sus hijos, preparaba a Suni, su primera nieta, para ir a caminar a la playa. "Le pusieron Suni porque era el apodo de mi madre., que falleció en mayo pasado", contó Rattazzi antes de volver a contestar su celular. Esta vez era el "Vasco" Mendiguren (José Ignacio De Mendiguren, secretario de la Unión Industrial Argentina). "¡Vos ya te metiste en Olivos! ¡A mí me quieren afuera!", le dice en broma en un momento de la conversación. Un instante después recibió otra llamada y su respuesta fue "¡El Muro de los Lamentos no me gustó nada! Es horrible, todos hablando ahí, todo está como sucio. Me gustó mucho Jordania. Y Petra sí me gustó, fue el lugar más lindo. Lo que me encantó fue el pueblo israelí, con ganas de estar avanzados, con mucha fuerza, con ganas de estar adelante del mundo.", recordó respecto de un viaje reciente que había realizado.

Dejó el celular en la mesa y se dispuso a contestar algunas preguntas.

El magnate de la industria automotriz no reniega de ser un personaje muy conocido y admite que su "cargada agenda nocturna" lo pone muchas veces en boca de todos. Pero así como no tiene problema en mostrarse, tampoco lo tiene a la hora de argumentar su actitud: "Estoy soltero, y cuando estoy soltero me gusta divertirme. Me encantan las mujeres y la noche. Me paso todo el año hablando con hombres en mi trabajo, por eso cuando vengo soltero y de vacaciones hablo con mujeres; los hombres me aburren", explicó.

Además, tiene muy claro que para muchas personas es muy importante poder decir "Rattazzi estuvo en mi inauguración", entonces cada vez que lo invitan y puede, va, se divierte y le da una mano a alguien.

Sobre el concepto de "playboy" que rodea su persona, Rattazzi razonó: "¿Qué es un playboy? ¿Una persona que se divierte y anda por la noche? Fijate que ahora ya ni me puedo sacar una foto para los sociales de las revistas con una mina porque ya me están vinculando con ella y dicen que estoy de novio; estoy harto de eso. Cada vez que estoy con una mina y me quieren sacar una foto busco a alguien más, para que no hablen. Si voy a una fiesta privada no me gusta que me saquen fotos".

Piloto desde hace 39 años (instruido en aviación en el servicio militar obligatorio de Don Torcuato, Argentina), el heredero de la fábrica de autos vuela a Punta del Este en su propio helicóptero cada vez que puede, pero esta vez llegó en avión, aunque también confesó que durante sus vacaciones va y viene a Buenos Aires constantemente.

Con un aspecto atlético (no aparenta los 61 años que tiene), producto de su afán por los deportes en la juventud, practicó windsurf toda la vida, fue piloto de rally y compitió profesionalmente, a Cristiano Rattazzi se lo puede ver en Punta del Este más que nada por la noche, pero casualmente también aparece temprano por la mañana, a la salida de sus clases de gimnasia en Conrad y de pasada por "lo de Miguel", donde compra jamones francés y quesos italianos. Duerme poco. Se acuesta sobre las cuatro de la mañana todos los días pero a las 6.30 su "reloj biológico" ya lo tiene con los ojos abiertos otra vez. Por eso es que duerme media hora de siesta todos los días, para poder estar a pleno a la noche.

Por la noche, en las fiestas en las que Rattazzi aparece solo y al poco rato está con dos de sus "minas", muchas veces se habla de que se le acercan por interés (billetera mata galán), y no por estar interesadas en él como persona.

"Eso es pura envidia. Yo sé y entiendo que se pueda ver eso desde afuera, pero la verdad que me pasa bastante lo contrario, soy bastante selectivo. Me ha pasado que se me acercan `gatos` y no tengo ninguna onda con ellas, porque enseguida me doy cuenta", afirma.

Antes de fin de año Rattazzi tenía previsto asistir a la fiesta de Shakira y a otra, privada, de un amigo suyo. Esta noche, por ejemplo, no se perderá el desfile de Giordano, donde otra vez será el "playboy" de la noche.

Susanna Agnelli, una madre muy singular

Susanna Agnelli, escritora, ex senadora, ex canciller italiana, hermana menor de Gianni Agnelli, el dueño de Fiat, y madre del presidente de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi, murió en mayo de 2009 a los 86 años de edad, por complicaciones cardíacas tras una operación al fémur, después de una caída en su domicilio.

Hija de Edoardo Agnelli y nieta de Giovanni, el fundador de Fiat, Susanna Agnelli contó los años de su infancia, marcada por la estricta disciplina impuesta por su familia, consciente de su carácter de elite, en una autobiografía que en Italia fue un "best seller", "Vestivamo alla marinara" (Nos vestíamos a lo marinero).

Durante su vida alternó su empeño en causas humanitarias (que comenzó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando trabajó como enfermera en un buque-hospital) con sus actividades políticas, a nivel local como nacional e internacional.

Fue alcaldesa de Monte Argentario, municipalidad sobre lo costa de Toscana, fue también diputada electa del Partido Republicano y resultó electa al Parlamento Europeo en 1979, pero renunció dos años después.

Se casó en 1945 con el conde Urbano Rattazzi, con el que tuvo seis hijos, y se divorció en 1975. Era conocida con el sobrenombre de "Suni", y se distinguía por su carácter franco y poco diplomático, que según sus amigos le servía para esconder detrás de una superficie arisca una personalidad vulnerable y sentimental.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad