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Un problema para encarar con los ojos bien abiertos

Apnea del sueño. Es fatal cuando afecta a conductores

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RENZO ROSSELLO

La apnea de sueño puede ser una enfermedad fatal. Sobre todo si quien la padece es un conductor. Su detección comienza a ser incorporada a la expedición de licencias de conducir. El mal se cura, y aunque parezca mentira, sólo con aire.

"En diciembre del año pasado tuve tres accidentes, entonces me hice un estudio y después de pasar por varios médicos me detectaron apnea de sueño. Ahora que me recuperé entendí que esto es vital, así que empecé a moverme, pensando en la gente, para que esto se incorporara a los requisitos para sacar la libreta profesional". Esto lo cuenta Alejandro Passadore (64), un empresario inmobiliario de Maldonado que además preside la organización Transparencia Uruguaya.

El problema ya había sido identificado por la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev), cuyo presidente, un médico intensivista de larga trayectoria -Gerardo Barrios- lo había advertido en varias ocasiones durante su carrera.

Dado que las intendencias continúan siendo las autoridades que expiden las licencias de conducir, la Unasev procura que todas unifiquen criterios en los requisitos, entre ellos el del examen psicofísico. Algunos departamentos -Maldonado y Montevideo, al menos- ya lo integraron al formulario médico que los aspirantes a conductores deben llenar. Pero aún resta la aprobación de varios municipios del interior.

Este trastorno del sueño es, según los médicos especializados, mucho más común de lo que se cree. Algunos estudios estiman que afecta al 4% de los adultos mayores de 40 años, principalmente los de sexo masculino. El mal aparece frecuentemente vinculado a problemas de sobrepeso u obesidad. Pero su relación con los siniestros de tránsito lo ha convertido en un factor cada vez más preocupante. Un informe recientemente difundido de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, reveló que el 30% de los accidentes de tránsito está vinculado con trastornos del sueño, el 5%, específicamente, con la apnea del sueño. No hay estudios similares en Uruguay, aunque muchos siniestros guardan relación con esta afección.

La apnea se manifiesta como una interrupción temporal del ritmo respiratorio durante el sueño. Ello provoca el sueño diurno, fatiga, y en algunos casos depresión. Algunos especialistas sostienen que el mal está "subdiagnosticado", esto es, que muchos médicos no lo identifican como tal.

¿VIGILIA O SUEÑO? "Te acostás y no descansás, al otro día te sentís con sueño, pero nunca te das cuenta de lo que te pasa". Así lo explica Passadore, que -sin saberlo- venía experimentando los síntomas de apnea del sueño desde hacía tiempo.

A fines de 2008 el problema ya había llegado a un momento crítico para Passadore. Ese mes tuvo tres accidentes de tránsito, "en dos de ellos la culpa fue claramente mía", reconoce. Por entonces se sentía físicamente mal: con somnolencia casi permanente, fatigado, con frecuente pérdida de memoria.

Aunque aún no lo sabía, es común que quien padece apnea del sueño pase por momentos de inconsciencia en plena vigilia. Quedarse dormido en un sillón, o mientras se mira la televisión, puede parecer muy común. Sin embargo, puede ser algo más que mero cansancio. Un conductor que cierra los ojos por segundos puede llevarse una terrible sorpresa al abrirlos de vuelta.

Finalmente, Passadore resolvió ver a su médico. "Después de examinarme me dijo `¿y por qué no vas a ver a una colega que se especializa en estos temas?`. Y así me puse en contacto con la doctora Marisa Pedemonte, eso me cambió la vida", cuenta. El empresario comenzó por hacerse un estudio en el Centro de Medicina del Sueño, que la Facultad de Medicina del Claeh tiene en Punta del Este.

Se constató que dormía en forma normal durante las primeras cuatro horas, pero luego comenzaba a manifestar apnea.

Luego comenzó el tratamiento: una mascarilla que le insufla aire comprimido. "Recuperé un 60% de mi actividad intelectual y un 50% de mi actividad motriz", asegura Passadore.

DOCTORES DEL SUEÑO. "Este es un problema subdiagnosticado, la mayoría de los médicos no lo detectan, aunque tiene una incidencia de un 4% en adultos mayores de 40 años según los estudios", dice la doctora Marisa Pedemonte.

La directora del Centro de Medicina del Sueño sostiene que sólo hay dos explicaciones para el déficit de sueño: la privación voluntaria del mismo, por razones laborales, "lamentablemente, un problema bastante frecuente", y la apnea. El centro, que depende de la casa de estudios del Claeh, es a la vez un ámbito académico y asistencial. El equipo de profesionales realiza diagnósticos en base a la "polisomnografía". La prueba que se efectúa mientras el paciente duerme consiste en un electroencefalograma, electrocardiograma, electromiograma, observación del flujo aéreo nasobucal, movimientos oculares y torácicos abdominales. "Si observamos una apnea mayor de diez segundos, ya es una patología", explica Pedemonte.

Pedemonte asegura que un alto número de pacientes que padecen el mal tienen, además, sobrepeso y que ello es un factor determinante. "Esto ocurre porque los cuellos de las personas con sobrepeso u obesas acumulan grasa, lo cual ayuda a que los músculos impidan el pasaje de aire", señala.

El tratamiento se realiza con un dispositivo conocido como CPAP (siglas de Constant Positive Aire Pressure), en rigor, un aparato de aire comprimido provisto de una mascarilla que el paciente se coloca sobre boca y nariz. Durante la observación clínica se estudia qué presión de aire se le debe aplicar.

"No hay ningún fármaco que haga bien para esto, antes se solía recetar mucho la Benzodiazepina, totalmente contraindicada, ahora afortunadamente en las mismas indicaciones del fármaco se previene que es contraindicado en caso de apnea", señala la médica.

Cómo se identifica este mal

APNEA DE SUEÑO. También conocida como "apnea obstructiva del sueño". Es la interrupción del ritmo respiratorio durante el reposo. Al no ingresar aire deja de llegar oxígeno a las células.

RONQUIDOS. Es el síntoma más característico de esta afección. La persona emite ronquidos muy fuertes durante la primera etapa del sueño, y luego son interrumpidos durante períodos cada vez más largos, donde la persona sencillamente no respira.

SÍNTOMAS. El cuadro sintomático es acompañado por: somnolencia anormal durante el día; cansancio; depresión (no siempre); letargo; dificultades de memoria; dolores de cabeza matutinos; cambios drásticos en la personalidad; dificultades para la concentración. En los niños se puede manifestar además con hiperactividad.

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