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Las nuevas vidas de tres niños y de sus familias adoptivas

INAU. Primer Día Nacional de la Adopción

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ANA PAIS

Cuando Maira llegó a un hogar con sólo tres meses, las posibilidades que tenía de ser adoptada eran casi nulas: tenía hemiplejia del lado izquierdo y era ciega. Ayer la pequeña de casi 5 años sonreía junto a su familia en el primer Día Nacional de la Adopción.

En los parlantes colocados en la explanada del Teatro Solís sonaban canciones de María Elena Walsh, mientras varios payasos y animadores organizaban juegos para los cerca de 100 niños y adultos. Eran familias y funcionarios del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) que celebraban el día para promover las "buenas prácticas" en las adopciones.

Mónica Álvarez y Fernando Ferreira estaban allí junto a sus dos hijas, Camila (13) y Maira, una biológica y la otra adoptiva respectivamente, para "alentar" a otros a seguir su ejemplo.

En este momento, están tramitando la legitimación, para que Maira pase a ser "Ferreira Álvarez". Es el último paso de un proceso que empezó cuando Mónica la conoció de bebé en el hogar donde ella trabajaba: "Te encariñás con todos los niños que llegan a la institución, pero con ella se generó un vínculo muy especial. No puedo decir cuándo fue ni cómo, pero se dio", contó.

Fue entonces que le planteó la idea a su marido y a su hija, que en ese momento tenía 10 años. Todos estuvieron de acuerdo, así que empezaron los trámites en INAU. "Cuando vino a casa tenía 2 años, pero un desarrollo de 9 o 10 meses", dijo Mónica. "No caminaba ni hablaba porque le faltaba estimulación. No tenía estabilidad para sentarse, había que ayudarla, y no comía sola", explicó Fernando.

Tras años de fisioterapia, psicomotricidad y fonoaudióloga en la Fundación Braille, más controles periódicos en el Pereira Rossell, Maira tiene el desarrollo de una niña de 3 años. "Todavía está desfasada, pero mucho menos que antes. Además ahora empezó la escuela y eso la está ayudando muchísimo, junto con la estimulación de la familia", contó Mónica. Y agregó: "Entiendo que cuando quedás embarazada querés un niño sano, porque yo también lo quería (cuando tuvo a Camila). Pero si Maira no estuviera con nosotros, no sería la Maira que es ahora".

"GRANDES". Matías (10) y Tania (7) le dejaron los globos a sus padres adoptivos, Sandra García y Alejandro González, y se fueron a jugar con los payasos. Al matrimonio no les molestaba que escucharan la entrevista porque "ellos conocen su origen, saben que son hijos del corazón", contó Sandra.

Al ir creciendo los pequeños fueron haciendo preguntas, por ejemplo, si la madre los había "llevado en la panza". Además de responder siempre con la verdad, para Sandra lo importante es "enseñarles a no guardar ningún tipo de rencor hacia el contexto donde nacieron. Tienen que entender que lo que sus progenitores hicieron fue un acto de amor al darlos".

Sandra y Alejandro no podían tener hijos, así que decidieron adoptar a Matías, que tenía 2 años y a Tania, con 3. "Es mentira que de grandes vienen con mañas. Les das amor, comprensión y se te pegan. A la otra semana, bah, al otro día te están diciendo: `mamá`, `papá`", contó Sandra.

Para ella, "todos los niños merecen y tienen derecho a un hogar, pero en nuestro caso, como no vinieron de forma natural sino que uno los fue a buscar, hay una cuotita extra de responsabilidad".

Las buenas prácticas y la paternidad

"La idea del día no es la promoción de la adopción sino de las buenas prácticas, eso quiere decir que si de alguna manera los niños tienen que pasar de su familia a una nueva por adopción, sean acompañados por equipos técnicos especializados y vean garantizados sus derechos", explicó ayer Beatriz Scarone, directora del Departamento de Adopción del INAU.

Además de apoyar a la institución en el Día Nacional de la Adopción, muchos se acercaron para "reencontrarse, ver lo grande que están los hijos y disfrutar de esto con total naturalidad porque es otra forma de elegir ser madre o padre. Para los niños es la restitución del derecho de vivir en familia", dijo Scarone. Ahora el INAU espera la aprobación de un proyecto de ley y la modificación del Proceso Penal en defensa de los derechos de estos niños.

"Un acto de amor"

"Qué bueno que mi mamá no me abortó, porque así puedo estar en esta familia", dijo Matías, de 10 años, a sus padres adoptivos, Sandra García y Alejandro González, cuando le explicaron qué era esa palabra que tanto les escuchaba mencionar. Ambos militan contra el aborto: "Creemos que un acto de amor es tener a los hijos, no matarlos. Y si no los podés criar, entregarlos al Estado, para que los dé a un matrimonio. Además, recién nacidos es lo que menos hay", dijo Sandra.

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