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Sur y Palermo vibraron con el sonido ancestral del tambor

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El País

La noche fue ideal. Hasta el viento fuerte del mediodía se había transformado en una brisa agradable. El viento es el peor enemigo de los porta banderas, cuya función no es lucirse ellos, sino el estandarte con los colores de la comparsa.

"Por suerte se fue el viento. Cuando hay mucho viento hay que ir siempre encontra, de espaldas al viento, pero ahí se te complica para flamear la bandera. Es una cuestión de practica", explica Alvaro, que agarró la bandera de La Gozadera por obligación, cuando necesitaba una excusa para estar cerca de una de las bailarinas.

"Hace tres años, me dijeron para agarrar una bandera y para disimular dije que sí, pero no la solté más", dice con orgullo. Unos metros más arriba Jorge Falero exige el máximo a los 56 tambores que dirige, al tiempo que vigila movimientos desde su propio lugar en la cuerda. "Es un ritmo que consideramos propio, que lo fuimos encontrando, es intermedio, ni lento ni rápido" . Durante todo el año y desde hace nueve, la cuerda sale religiosamente los domingos por la calle Orinoco del barrio Malvin.

Otra comparsa que espera es Yambo Kenia, que sabe de varios primeros premios del desfile. La comparsa se sale de la vaina por tocar. Tina Maruchi tiene 70 años y hace más de 20 que sale como Mama Vieja. "Desde que me conozco bailo, desde muy niña ya bailaba en Rivera donde nací. Lo que espero es morir bailando". Ahora la cuerda de tambores hacen temblar el piso. Tina ya no habla más. Levanta una mano y con la otra hace volar sus faldas. Tiene 70 años pero parece que sus pies no tocaran el piso. "Sueño con volver a bailar en el carnaval de Rivera", alcanzó a decir antes de entrar en trance. Ramiro Quesada practica con la escoba, la pasea por el cuello, la lanza al aire y la duerme en los antebrazos. Tiene 12 años y es la primera vez que saldrá en las Llamadas de Montevideo con Cuerdas de Ejido. Empezó acompañando a un amigo que era escobero en Soriano, así se enamoró del personaje. Un día su amigo dejó el lugar y no dudó en pedirlo. "De esto hace tres años y le dedico una hora de ensayo al día. Por suerte tengo un patio donde puedo practicar tranquilo".

Walter Salvín trabaja y no puede ensayar pero tiene una experiencia de 14 años como gramillero. Espera "duro" en su puesto. "Mi mayor orgullo es que mis hijas, Romina y Valentina, me vean desfilar", comenta emocionado. Trabaja todo el año pero un día se pone una levita roja y negra, un sombrero de copa, agarra el bastón y el maletín donde lleva los yuyos para espantar los males y viene a la fiesta.

en el cuerpo. Florencia tiene 26 años, sale en La Figari. Toda de anaranjada agita suavemente unas alas verdes con un movimiento casi mágico de los hombros. Parece ausente pero está muy concentrada. Es la primera vez que sale en las Llamadas. Si le preguntan que va a sentir cuando se meta en el desfile busca en la mente una palabra. " Muy emocionada", atina a decir, "es algo que me va a pasar por todo el cuerpo", aventura, justo cuando ya los apuran para salir y se pierde en esa especie de túnel alucinado en que se transforma Isla de Flores. Antes, se habían perdido por allí Tina, con su ilusión de morir bailando, Alvaro que agarró una bandera para disimular y hoy es un experto en el tema, Jorge que sueña con tambores todo el año, Walter que sale para que lo vean sus hijas y Ramiro que se perdió haciendo maravillas con la escoba y los ojos grandes como naranjas por el asombro. Todos fueron recibidos por una multitud que explota de alegría con cada grupo. Todos vivieron una noche que de verdad no olvidarán, una noche que será repasada hasta el hartazgo en los detalles.

Los colores, el sonido del tambor, las miles de manos saludando o aplaudiendo, la bocas abiertas alentándolos o sonriendo a su paso. Tendrán algo para contar. Estuvieron en una Llamada.

Con cobertura de medios extranjeros

Este año, periodistas de Argentina, Brasil, España y México llegaron a Montevideo para presenciar el Carnaval y recibir información sobre las actividades que se desarrollarán en la ciudad durante los dos años en que tendrá el título de ser la Capital Iberoamericana del Carnaval, según informó la Intendencia Municipal de Montevideo.

Diecisiete comunicadores fueron recibidos por representantes de la Intendencia, que se encargará de ponerlos en contacto con las diferentes manifestaciones y espectáculos que integran esta fiesta popular. Los visitantes presenciaron ayer el desfile de Llamadas y en los próximos días asistirán al Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas, visitarán los escenarios populares municipales y los tablados privados, entre otras actividades.

En Montevideo, el Carnaval se ha mantenido en forma ininterrumpida durante más de 100 años, señala la Intendencia en un spot sobre esta distinción otorgada por las ciudades iberoamericanas. El título implica que se realicen actividades en torno al Carnaval durante el año, como edición de libros, documentales y exposiciones que rescaten su valor patrimonial, no sólo del Carnaval uruguayo sino también de los de otras ciudades. La actividad central será el "I Encuentro de Carnavales Iberoamericanos", que se efectuará en setiembre, con la participación de representantes de otros Carnavales de gran despliegue como el de Oruro o el de Cádiz.

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