Pasó otro año de conflictos y con muy pocos cambios

Balance. La música culta uruguaya sigue con muchos temas pendientes

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ALEXANDER LALUZ

Desde hace ya muchos años -o décadas- que nuestra música culta está estancada en un camino sin aparente(s) salida(s). Y lo que ocurrió en 2008 no escapó a esta regla.

Es cierto, el diagnóstico parece exagerado o fatalista. Sin embargo, hay muchos signos que lo confirman.

Los dos principales cuerpos sinfónicos del medio, la orquesta del Sodre y la Filarmónica de Montevideo, siguen bregando por mantenerse sobre la línea de flotación, aunque sin agitar demasiado las aguas. Las características de sus ciclos y repertorios no han tenido mayores novedades respecto a años anteriores. Y mientras la primera continúa sin director estable, la Filarmónica logró cubrir este importante cargo, que estuvo acéfalo desde el retiro de Federico García Vigil, recién al final de su temporada.

La programación del "buque insignia de la cultura nacional", como suele definir al Sodre Fernando Condon, el actual presidente de la institución, padeció los efectos de un largo conflicto que se agravó hacia fines de 2007 y que enfrentó a artistas y funcionarios con el consejo directivo. Una compleja situación que, en 2008, fue uno de los factores que incidió en la suspensión y reprogramación de muchas actividades.

Cabe recordar que este conflicto no sólo se centró en el problema salarial, sino que estuvo cruzado por otras variables que bien podrían definirse como históricas. Por un lado, el nomadismo que por años padecieron los tres cuerpos estables -orquesta, coro y ballet-, como consecuencia de la falta de salas propias. A lo cual hay que sumarle las importantes carencias materiales -instrumentos, atriles, técnicos para la reparación de los instrumentos, etcétera- que afectan tanto el trabajo de los ensayos como a los conciertos.

Por otro, las notorias diferencias entre las autoridades del Sodre y los trabajadores -artistas, técnicos, administrativos agremiados en Afusodre- respecto a la definición de un nuevo proyecto para la institución. Diferencias que se profundizaron en el breve período en que estuvo el violinista Jorge Risi como presidente del instituto (desde mediados de 2007 hasta octubre de 2008).

Sin embargo, en medio de esta crítica situación, el Sodre logró dar algunos pasos importantes y positivos. Consolidó algunas líneas de trabajo de su dirección artística, que desde hace dos años está bajo la responsabilidad de la profesora María Julia Caamaño. Por ejemplo, la realización de algunos ciclos conceptuales, como "Paralelo Bach", que se llevó a cabo entre los meses de mayo y junio, dos ciclos de música de cámara o el ciclo sinfónico internacional, que en buena medida recuperó la larga tradición de los ciclos de abonos del instituto.

Aquí también hay que subrayar como signo positivo, la reapertura en construcción de la ex Sala Brunet, ahora como Auditorio Nelly Goitiño y el nuevo comienzo de las obras tantas veces postergadas en el Auditorio Adela Reta, donde estaba el viejo auditorio que fue consumido por aquel incendio de 1971.

La Filarmónica de Montevideo, por su parte, continuó con sus líneas de trabajo ya conocidas, aunque alcanzó algunos puntos altos con la temporada de ópera en el teatro Solís y en los últimos dos conciertos de su temporada principal, bajo la batuta de su nuevo director estable, el maestro argentino Javier Logioia Orbe.

No obstante, algunos de los problemas que son "marca registrada" en las dos grandes orquestas, se empecinaron en hacerse escuchar: ensambles desajustados, desafinaciones varias y, en algunos casos, una notoria falta de compromiso interpretativo. Puntos que, sin lugar a dudas, ya estarán en la agenda de trabajo de Logioia Orbe para este 2009.

La ópera, el histórico género lírico volvió a ser noticia en 2008. En la nueva temporada que se realizó en el teatro Solís, se pusieron en escena otros dos títulos clásicos: Il Trovatore, de Verdi, en agosto, y Madamme Butterfly, de Puccini, en septiembre. La primera puesta, además de algunos puntos problemáticos en las performances vocales e instrumentales, y también en la concepción escénica, estuvo marcada por el agravamiento del conflicto de Adeom, lo que afectó sensiblemente las condiciones de realización y recepción. Con el título de Puccini, en cambio, llegó una de las puestas escénicas y musicales más estimulantes de la breve historia de estas temporadas líricas, en la que se destacó la brillante interpretación de Eiko Senda en el papel principal, así como la régie de Massimo Pezzutti y la dirección de Martin Lebel.

Saldo. Los aspectos más críticos que se pueden señalar del año que acaba de terminar, son actualizaciones de viejos problemas. Sigue en el debe la creación de ciclos de cámara de mayor peso y compromiso. La creación contemporánea, salvo en el ciclo del Núcleo Música Nueva, brilló por su ausencia. Y las visitas de músicos extranjeros siguieron siendo los principales atractivos de las carteleras. Ni qué decir de la ¿intencional? falta de rumbo en las políticas culturales, y su nefasta consecuencia: la reducción de la música culta a mero objeto decorativo.

Los visitantes destacados del año

Directores

El año que acaba de culminar tuvo muchos y destacados directores al frente de las orquestas locales y agrupaciones extranjeras. Uno de los nombres a destacar es el del argentino Javier Logioia Orbe, actual director estable de la Filarmónica de Montevideo. Y también, la visita de Krzysztof Penderecki junto a la Vilnius Festival Orchestra de Lituania.

Orquestas

En el marco del ciclo principal del Centro Cultural de Música llegaron varios conjuntos importantes. Entre los más relevantes figuraron la Orchestra D`Archi Italiana, la Orquesta Filarmónica de Liége con la batuta de Pascal Rophé, la Orquesta Hallé de Manchester dirigida por Mark Elder, y la Tchaikovsky Symphony Orchestra Moscow con Vladimir Fedoseyev.

Música contemporánea

El Núcleo Música Nueva, como ya es tradicional, incluyó en su ciclo a varios músicos del exterior especializados en este repertorio tan poco frecuentado. En septiembre estuvo el grupo suizo Opera Nova. Y entre octubre y noviembre llegaron el Ensamble CG de Bogotá, Marcia Taborda de Brasil, y el prestigioso Ensamble Recherche de Alemania.

Solistas

Uno de los solistas extranjeros que brilló en el Solís el año pasado fue el notable maestro Jordi Savall, acompañado por su Hespèrion XXI y la soprano Montserrat Figueras, que hicieron un excelente programa de música antigua hispana. Otras dos presencias importantes fueron los multipremiados violinistas Joshua Bell y Shlomo Mintz, que impactaron por la calidad de sus performances.

Escasa producción

En materia de ediciones discográficas, la música culta uruguaya nunca se caracterizó por ser muy prolífica. Los motivos son bien conocidos: dificultades económicas, un mercado muy chico y la parálisis que suele afectar a los músicos "cultos" a la hora de imaginar nuevos proyectos.

No obstante, se editaron algunos trabajos y otros están por lanzarse. Al principio del año, Ayuí lanzó un doble álbum documental con parte de la obra de Eduardo Fabini. Hacia fin de año, la Filarmónica editó el segundo volumen de la serie Compositores Uruguayos. Y poco tiempo antes, el grupo Interpresen, lanzó un disco con música de compositores uruguayos contemporáneos. Y próximamente, el cuarteto de cuerdas Struny llegará con su primer disco con obras de compositores latinoamericanos del siglo XX.

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