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A pesar de todo

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Enrique Beltrán

Creyeron ser los dueños del país y que con ellos recién se empezaba a escribir su historia, la sola que merecía ser forjada y recordada. Una comunidad nacional consciente de serlo, una democracia consolidada, un Estado de Derecho que reconocía los derechos y libertades de la persona humana, una justicia social avanzada, una civilización política ganada con sacrificio y coraje a lo largo de los años y muchas páginas de heroísmo para lograrlo, fueron parte del legado que recibieron cuando llegaron al Poder.

Sin embargo, la mayoría del oficialismo que impulsó la candidatura de Mujica a la presidencia, y a su señora en la línea de sucesión con el primer puesto al senado, ha demostrado que en poco estima muy buena parte de esos valores. No es de extrañar, entonces, que envuelvan ese pasado en donde se forjaron y dejen abandonado en el camino tanto su recuerdo, como sus valores. Consecuentes con esa mentalidad, algunos de los regímenes que han barrido por años, y en alguno por más de medio siglo, con el Estado de Derecho, sus libertades y su pluralismo, siguen siendo venerados en esas filas, con quienes se estrecharon amistades, como ocurre con el régimen cubano y con la Venezuela de Chávez. Hasta colaboraron con este último para integrar el parlamento del Mercosur.

Este primer gobierno del Frente, contó con una oleada de prosperidad que llegó del mundo entero. No obstante, se endeudó al país en millones de dólares. A medida que discurrió este quinquenio se evidenciaron las graves irregularidades en su gestión, aún cuando el partido de gobierno siempre hizo todo lo posible para estrangular el ejercicio de los contralores por las minorías. A ello se agregan sus reiterados fracasos tanto en la educación, la seguridad, el desarrollo social, los servicios públicos, la suerte de la niñez y de la adolescencia, diversos aspectos de la salud pública y también una atropellada legislación impuesta por mayorías regimentadas, que no han trepidado de consagrar graves errores y gruesas inconstitucionalidades. De ahí que en las postrimerías de su gobierno no confíen en la gestión de estos cinco años para triunfar en las elecciones. Son muchos los baches que asoman por doquier, a pesar de la oscuridad con que se procura cubrirlos, y que una de las primeras inquietudes fue la de cercenar a la oposición el ejercicio de su función de contralor. De ahí que su preocupación se haya centrado en canalizar todos los resortes del poder, todas sus ventajas, sus competencias, así como buena parte de los recursos, para convertir al Estado en un militante descarado a favor del gobierno en el pleito electoral. Es un retorno "progresista" a los primeros balbuceos de nuestras instituciones democráticas. Varias dependencias del Estado se han lanzado a la campaña electoral para publicitar la parte que creen sonrosada de su gestión, por escasa que ella sea. Es un buen ejemplo de ello el que en momentos de un grave deterioro y atraso de la educación se ha elegido para disponer de 500.000 dólares de publicidad de la escuela pública cuando sobreviven en ella tantas carencias que podrían así atemperarse. Mientras el propio Presidente de la República se ha largado al ruedo para impulsar también él la campaña electoral de su partido y que la parta un rayo la disposición constitucional que la prohibe. A pesar de esa ofensiva que soslaya las garantías del Estado de Derecho, el Partido Nacional que supo derrotar en las urnas a la dictadura, es capaz de hacerlo a un gobierno, que así descubre no están muertos sus viejos amores.

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