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Un clásico de edición reciente

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Carlos MAggi

Demás está decir que nuestro continente se formó a imagen y semejanza de su madre patria, pero lo novedoso, lo impresionante de esta obra, es la descripción maciza de los contravalores que inculcó la colonización.

Las trescientas páginas de este inventario terrible, componen una acusación y una tesis: porque así nos formamos, así somos: incapaces de salir del subdesarrollo.

El primer hecho del atraso español, es la falta de un hecho: la Ilustración no entró a España, con el vigor necesario.

Cuando Artigas crea el santo y seña de 1816 ("Sean los orientales tan ilustrados como valientes") no llegó suponer todo lo que estaba pidiendo al decir "ilustrados".

El siglo de las luces había impuesto en el mundo entero, un cambio irreversible: la personalidad del hombre mereció, a partir de las ideas republicanas y humanistas del siglo XVIII, un lugar que nunca había tenido. Fue una revolución mental al pie de cuyo clamor, se hicieron la revolución de EE.UU. (1783) y la de Francia (1789).

España se mantuvo impenetrable.

En 1830, cuando se independiza el Uruguay, se aprueba una buena Constitución republicana; pero la historia que sigue, muestra que no había en el país, una densidad suficiente de republicanos. En los 74 años que van de 1830 a 1904, hubo 70 levantamientos armados contra el gobierno de turno.

Cuenta Cantera Carlomagno: hacia 1900, hubo en España un periodo que dio en llamarse "turnismo"; duró 33 años y hubo 38 gobiernos.

El sistema republicano exige una formación colectiva, respetuosa de sus valores fundamentales. Para ser libres, se necesita ser legalistas, igualitarios y fraternos.

La limpieza de sangre y la discriminación debida a la vileza de los oficios, envenenaron la vida española. La colonización de América Hispana duró 300 años; durante ese lapso estas dos monstruosidades se hicieron sentir en el Nuevo Mundo. Cantera suma miles de crueldades y abusos inimaginables que culminan con la actuación del Santo Oficio, la Inquisición, de la cual se avergüenza la iglesia católica.

Los ejemplos recogidos en "La herencia" están bien elegidos y bien narrados. La lectura fluye y uno pasa y pasa páginas, entre el horror y la sorpresa. Hacia el final nos enteramos que un hermano de José de San Martín (Justo Rufino), se vio en la necesidad de probar su limpieza de sangre: ninguno de sus antepasados era moro o judío, ni había incurrido en el crimen de ejercer un oficio infamante como el comercio o las finanzas o cualquier tarea manual.

Era cristiano viejo y se salvó. Si hubiera sido cristiano nuevo (a juicio de los inquisidores) hubiera tenido problemas atroces. Un buen acto de fe, era el espectáculo preferido por la comunidad.

La intolerancia religiosa, la furia racial, el desprecio por el otro, la desconfianza, la delación, la calumnia, no forman parte del natural de la gente, se necesita mucho tiempo y mucha codicia, y ambiente para imponer tanta saña.

Observo una diferencia docente entre las guerras internacionales y las guerras intestinas. La guerra internacional, es horrenda y pone en la situación límite de matar o morir, pero paradójicamente tiende a desarrollar sentimientos elevados como el patriotismo o la estima recíproca: todos están juntos contra el enemigo común.

En cambio la lucha interior, propende al ejercicio del odio entre compatriotas, descompone la relación vecinal, hace vivir prevenido y rabioso; divide la sociedad entre perseguidos y perseguidores. Hay Gestapo, KGB, cacería de brujas.

Incriminar a otro, quitarle los bienes, encarcelarlo, desterrarlo, imponerle la humillación y el terror, matarlo con suplicio, era moneda corriente en España; las guerras internas duraron más de seis siglos.

"La herencia" abarca múltiples aspectos. El rey Felipe II, a quien le gustaba vivir en un palacio llamado basurero (Escorial, lugar donde se vuelcan las escorias) inventó para maleficio de la humanidad, la burocracia.

Los uruguayos sabemos mucho de ese tema.

Sobre ese flagelo, las aberraciones del sistema comercial completaron el cuadro: todo estaba controlado a un grado demencial; y como siempre sucede, a cada control correspondía una forma de eludirlo. Cundió la corrupción.

Pero el más estafador era ¡gran sorpresa! el muy amado y respetado rey cuyo poder absoluto, era de origen divino.

Entre Felipe II, su hijo y su nieto, provocaron siete defaults y más de un corralito, en cuarenta y cinco años: 1557, 1575, 1607, 1627, 1644, 1656 y 1662. Uno pudo preguntarse tontamente, de dónde salieron, en América Latina, las agallas para no pagar la deuda soberana.

España era el país más rico del mundo y uno de los más empobrecidos. Pagaba con oro de América y en vez de crear puestos de trabajo, multiplicaba los nobles para quienes el trabajo estaba prohibido por razones de dignidad.

La hambruna medieval se agudizó durante el imperio. Las prostitutas colocadas en burdeles oficiales, del Estado o de la Iglesia, eran legión. Eran tantos los lenocinios, que formaban barrios. El Bajo montevideano no inventó nada, salvo que estaba librado a la iniciativa privada; y que fue demolido por razones de delicadeza.

En medio de tantas lacras venidas de su historia, españoles y criollos, cuando se ven superados por la realidad, deciden crear otro mundo; y la fantasía y las palabras, crean logros fabulosos.

Cantera le dedica buen espacio a la demostración: los españoles eran voluntaristas: lo quiero así; por consiguiente, lo doy por hecho. La vida es sueño. Y esa condición soñadora, también nos llegó en el paquete colonial y dura todavía.

Está el ejemplo soñador de Bruno Mauricio de Zabala. Seis años después de fundado, Montevideo era un mísero poblado, menos que una villa, no llegaba a ser un bohío.

El techo de los cobertizos improvisados era de cuero crudo maloliente; y cada habitante carneaba en la puerta de su "residencia". Sólo había entre toda la población, tres vecinos que supieran leer.

El gobernador de Buenos Aires vino, inspeccionó tanta tristeza y tanta mugre y dijo :

"Elijo y nombro esta Casa Capitular de Ayuntamiento para que se la tenga por Casa Real de Cabildo".

Para el gobierno se elegirá un Alcalde de Primer Voto y Juez de los Naturales; un Alférez Real, un Alguacil Mayor; un Ministro Ejecutor; un Procurador General; un Alcalde Provincial y otro de la Santa Hermandad, y habrá dos Regidores, uno Fiel Ejecutor, y el otro, Depositario General".

Y después de esta sinfonía de cargos sonoros, llenos de nada, agregó en bajada: "Por el término de seis años… podrán ser electos quienes no sepan leer ni escribir".

La tradición se mantiene. UTE dice: habrá una regasificadora a medias con Argentina; una usina a carbón que no contamine; una línea de alta tensión con Brasil no financiada; energía de biomasa y huertas eólicas; y yacimientos de gas y petróleo bajo las aguas profundas del Atlántico; y agrega: Aunque nadie averiguó si las soluciones barajadas son factibles o no.

Acierta Cantera Carlomagno: para los hijos de España, la vida es sueño… hasta que llega un despiértate.

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