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Un histórico bastión del arte que sobrevive bajo fuego cruzado

Conflicto. El plan de obras del Teatro Colón sigue provocando polémicas

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ALEXANDER LALUZ

Importantes cambios en el presupuesto y en el plan de refacciones del edificio. Tensiones políticas y laborales. Cruces de denuncias y declaraciones. Una nueva ley que lo convirtió en ente autárquico. Así fue el 2008 que vivió el Teatro Colón.

Un año en el que los signos más negativos de la histórica tensión entre cultura y política, hicieron de las suyas en Argentina. Y como para muestra (casi) siempre alcanza con un botón, como dice el dicho popular, bastaría con repasar el último cruce de opiniones entre los trabajadores y las autoridades del teatro, para entender al menos una parte de esta enmarañada trama de tensiones.

Según informaba el diario La Nación, el pasado 23 de diciembre, 70 funcionarios se movilizaron en las puertas del teatro para expresar "su preocupación por las obras de refacción que, en esta nueva etapa, implican el casi total vaciamiento de la sala". El riesgo, de acuerdo a lo que indicaron fuentes gremiales al matutino porteño, es que estos nuevos trabajos sean una maniobra "para que las autoridades pidan el pase a disponibilidad" de muchos de los trabajadores.

Ante esta protesta, Horacio Sanguinetti, director general del teatro, recibió ese mismo día a un grupo de delegados de los trabajadores con el objetivo de aclarar la situación. Al término de la reunión, tal como señalaba La Nación, uno de los delegados dijo: "negaron todo, pero se niegan a firmar una certificación que diga que la gente que se va, vuelve. Por lo cual, como eso no nos tranquiliza, pensamos lo peor".

Y por si esto fuera poco, esta movilización se realizó cuando todavía estaban resonando los ecos de la polémica votación del representante de los trabajadores en el directorio del Colón, realizado el viernes 19. Este acto electoral, previsto en la nueva ley que consagró la autonomía funcional y la autarquía financiera de la institución, aprobadas en septiembre, estuvo plagado de graves irregularidades. "No existió un padrón electoral publicado, que a algunas personas no se les pedía su documento para votar y que los votantes no firmaban su comparecencia al acto", dijo La Nación. Y además, debido al bajísimo número de votantes, que no alcanzó el mínimo establecido por esta ley, la elección quedó desierta y, "seguramente, se hará una presentación judicial para que en la próxima elección el directorio asegure la transparencia".

Aún si el lector no siguió de cerca todos los pormenores de esta historia, seguramente ya habrá intuido -si no constatado- que sus raíces se hunden en el tiempo. O que tal juego de sospechas, implicancias, y tensiones político-institucionales, tienen -y han tenido- algunos correlatos en esta orilla del Río de la Plata.

No obstante, para clarificar al menos parte de la última etapa vivida -o padecida- por este bastión cultural, se vuelve necesario recordar a algunos de los hechos clave que marcaron el año que está terminando.

Historia reciente. Hacia fines del mes de agosto, el Ministerio de Desarrollo Urbano de Buenos Aires, presentó un discutido cambio en el presupuesto del plan de mantenimiento y refacciones del edificio del Colón. La cifra manejada trepaba a los 280 millones de pesos argentinos. Y, según el nuevo cronograma, las obras se culminarían el 31 de diciembre de 2009.

Poco tiempo después, la legislatura porteña aprobó una ley, que se venía discutiendo desde comienzos de año, que establece la autonomía funcional y la autarquía financiera del teatro, y su incorporación al ámbito del Ministerio de Cultura porteño. Y fijó como autoridades a "un director general, uno ejecutivo, un representante de los trabajadores (...) y dos personalidades de la cultura", según aclaraba el ya mencionado diario argentino.

El segundo semestre del año, lejos de navegar en aguas más tranquilas, se sumergió en una serie de crisis particularmente serias. Esto provocó la remoción de algunos jerarcas, el cuestionamiento de algunas políticas institucionales, nuevas medidas de protesta por parte de los trabajadores y artistas de los elencos estables.

En semejante contexto, las programaciones de las orquestas residentes, el ballet y la ópera, tuvieron importantes modificaciones y suspensiones. Un problema que impactó directamente en la interna de estos colectivos, y, al día de hoy, opera como un factor más para mantener en vilo las temporadas del próximo año.

Por más que las actuales autoridades del Colón, encabezadas por Horacio Sanguinetti, se esmeren en "controlar" estos signos de crisis, la situación que se deberá enfrentar en 2009 es realmente preocupante. Por un lado terminar las obras con un presupuesto ahora reajustado a 210 millones de pesos argentinos. Por otro, definir claramente un nuevo concepto de complejo cultural, dinámico, actualizado, jugado a la producción y al apoyo de la creación local.

Más de un siglo dedicado a la música de concierto, ballet y ópera

El Teatro Colón tiene en la actualidad como colectivos estables a la Orquesta, Coro, Ópera de Cámara y Ballet estables, la Filarmónica de Buenos Aires y la Orquesta Académica.

El llamado master plan, que dirige las actuales reformas, comenzó en el año 2001. Y en el 2006 se cerró la sala para continuar con las obras.

La superficie sobre la que se está trabajando es de 58 mil metros cuadrados. Según las primeras proyecciones de este plan, la reapertura debió realizarse en 2007, pero fue postergada hasta comienzos de 2008. Pero problemas presupuestales, políticos y arquitectónicos, llevaron a que esta fecha de reapertura se postergara, esta vez hasta el 31 de diciembre del próximo año. Esto, con la expectativa de tener pronto el histórico escenario para la conmemoración del bicentenario de la independencia argentina.

El primer Teatro Colón se inauguró en abril de 1857, con una puesta en escena de La Traviata de Verdi, y estaba ubicado frente a Plaza de Mayo. El actual edificio se comenzó a construir en 1889, a partir del proyecto de los arquitectos Tamburini, Meano y Dormal, y se inauguró en 1908. La primera ampliación se llevó a cabo en 1939 y la segunda, supervisada por el arquitecto Mario Roberto Álvarez, fue en 1970.

¿Usina cultural o shopping?

A comienzos del pasado mes de noviembre, se abrió la discusión sobre si el actual plan de obras del Teatro Colón no convertirá a la institución en una suerte de shopping. De acuerdo a lo difundido por algunos medios argentinos, el nuevo Colón tendría 4 salas vip, dos tiendas de recuerdos y dos confiterías nuevas. Los espacios en los que antes funcionaban talleres y salas de ensayos, ahora ser convertirían en salas de conferencias y exposiciones. Este tema, sin lugar a dudas, ocupó el centro de muchas discusiones entre intelectuales, artistas e incluso políticos. En reacción a estos trascendidos, Horacio Sanguinetti, director general, enfatizó: "El Teatro Colón no será un shopping y tendrá (...) confiterías y ventas (...)"; pero "no queremos un teatro vip y frívolo, sino un gran teatro lírico, clásico y moderno, poderosamente popular".

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